Ragout de ternera

Podemos utilizar morcillo, falda o cualquier pieza de ternera blanca que sirva para guisar. Pediremos a nuestro carnicero que nos lo dé lo más limpio posible pero en casa repasaremos para quitar los huesos, nervios y ternillas que puedan quedar. Luego la cortamos en dados no muy grandes.

En una olla ponemos a calentar aceite de oliva virgen, una buena cantidad, sazonamos con sal y pimienta la carne y cuando esté bien caliente la salteamos, la iremos haciendo en tandas para conseguir que se nos dore bien, e iremos reservándola aparte según la vamos sacando.

En la misma olla añadimos ahora un par de cebollas bien picadas y un par de ajos un poco después y lo vamos moviendo hasta que adquieran un tono dorado. Es el momento de introducir a nuestra olla un par de zanahorias peladas y picadas, también, muy finas, así como un par de tomates pelados y sin pepitas, podéis utilizar una lata de tomates enteros o incluso triturados, calculando la cantidad equivalente a un par de tomates, pero siempre queda mejor si son naturales. Lo cocemos todo a fuego no muy fuerte, removiéndolo bien de vez en cuando para tener una cocción uniforme.

Cuando tengamos las verduras bien hechas añadiremos un vaso generoso de vino tinto, y lo dejamos que dé un hervor. Es el momento de añadir la carne que teníamos reservada y si queremos unas hierbas frescas como tomillo, romero, orégano, siempre al gusto de cada uno, eso sí, tened mucho cuidado con la cantidad porque si no igual predomina mucho el sabor, es mejor quedarse corto que no pasarse, en éste caso.

Lo movemos bien y cubrimos con un caldo que tengamos en casa, preferiblemente de carne o pollo, pero, si no tenemos, simplemente con agua estará bien.

Llega el momento de descansar y dejar que cueza, a fuego lento, cuanto más tiempo mejor. Siempre el tiempo dependerá de la cantidad de carne que tengamos, calculad mas o menos tres cuartos de hora por kilo aproximadamente, teniendo en cuenta que cuanto más tiempo esté más concentraremos los sabores y más tierna estará nuestro ragout.

Como toque final, cuando estemos a punto de terminar, añadimos unos guisantes frescos y le damos un poco de tiempo para que obtengan su punto perfecto de cocción. Y para rizar el rizo freímos unas patatas en cuadritos para acompañar.

Debemos de tener en cuenta que la salsa tiene que estar ligada y con un tono oscuro, si no es así podemos cocer una patata e ir añadiéndosela a la salsa, aplastada para que adquiera la consistencia deseada. Un plato de diez.