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Son fáciles de encontrar en cualquier carnicería o, incluso, en algún supermercado. Un clásico en muchas cartas de numerosos restaurantes. Las carrilleras ibéricas son una parte de la cabeza del cerdo ibérico. En concreto las mejillas del animal que se encuentran en la parte inferior ... de la cabeza y están situadas justo debajo de los ojos.
Esta popularidad se debe a su relativa sencillez a la hora de cocinarlas. Y además, contienen un alto contenido de grasa infiltrada en los músculos, lo que les proporciona una textura muy jugosa y melosa, con lo cual el resultado final es una carne jugosa y agradable. También tienen una gran cantidad de colágeno y gelatina, lo que las hace perfectas para cocinar a fuego lento y conseguir guisos y estofados con una salsa deliciosa y muy sabrosa.
Al ser de cerdo ibérico criado en libertad, las carrilleras destacan por su sabor y calidad, ya que estos animales se alimentan de bellotas y otros alimentos naturales, proporcionándoles un sabor único y una textura muy tierna. Otra ventaja es que al alimentarse de estos frutos, la carne del ibérico tiene un alto contenido en ácido oleico, con lo cual es mucho más saludable, vamos que todos son ventajas.
Esta semana os invito a hacer un delicioso pastel de carrilleras ibéricas y patata y las vamos a estofar de manera tradicional. Es un plato delicioso y reconfortante que combina la suavidad de la patata que se mezcla con el sabor intenso de la carne estofada, dando lugar a un plato que seguro gustará a todos en casa.
Carrilleras de cerdo ibérico.
Sal.
2 cebollas.
2 zanahorias.
2 dientes de ajo.
2 vasos de vino tinto.
Patatas.
Nos ponemos manos a la obra. Si no queréis hacerlo en casa os recomiendo pedirle a vuestro carnicero de confianza que os las limpie bien, suelen venir con una especie de telilla en una de las caras, que aunque es bien sencilla de retirar si os lo hacen ahorraréis tiempo.
Una vez las tengamos limpias, las vamos a salpimentar y a dorar en una cazuela con un par de cucharadas de aceite de oliva, bien doradas. Las iremos retirando y reservando hasta tenerlas todas con un bonito color tostado, y aprovecharemos todo lo que ha quedado en el fondo de esa cazuela agregando, a continuación, un par de cebollas, dos zanahorias y tres dientes de ajo. Todo bien picado. Rehogaremos bien hasta que las tengamos doradas.
Añadimos las carrilleras a la cazuela y seguidamente subimos el fuego, incorporamos un par de vasos de vino tinto y dejamos que el alcohol evapore. Cubrimos las carrilleras con agua y las dejamos a fuego lento almenos un par de horas, que se vayan haciendo poco a poco.
Mientras, nos vamos poniendo con el puré de patata. Lo primero es pelar y cortar las patatas en rodajas finas, y cocerlas en agua con sal durante 10 minutos. Una vez cocidas, escúrrelas bien y tritúralas hasta hacer un puré, añadiendo mantequilla y, por supuesto, sal y pimienta. Hay que trabajarlo bien para que quede fino, sin grumos, pero necesitamos que quede un poco consistente porque va a ser la 'tapa' de nuestro pastel.
Una vez esté todo listo ponemos las carrilleras con la salsa en una fuente de horno y por encima el puré. Precalentamos el horno a 200 grados y horneamos el pastel durante 20 minutos, hasta que esté dorado por encima. ¡Y ya está! Listo para servir un plato que no olvidarán tan fácilmente en casa.
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