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Si creíais que ya habíais probado todas las combinaciones posibles de guisos, este plato viene a desmontaros todas vuestras teorías y, aunque podría sonar como un invento improvisado, en realidad, este plato tiene una lógica impecable. Si mezclar chipirones, garbanzos y fideos puede sonar raro ... al principio, cuanto lo probéis os daréis cuenta de que funciona. No sabría deciros si es un plato marinero, de cuchara o de fideos porque es todo eso a la vez, pero sin pretensiones, perfecto para cualquier día de la semana.
El secreto de este guiso no es solo lo que lleva, sino cómo prepararlo, así que olvidaos de guisos aburridos y tomad nota, porque esto es cocina de temporada con personalidad, y esta personalidad se la aportan los chipirones con ese toque del mar que eleva cualquier receta. Los garbanzos son la base que todo guiso necesita para tener sustancia. Y los fideos…, bueno, los fideos acompañan, suavizan y absorben todos los sabores que se encuentren por la cazuela, con lo cual son los invitados de gala a esta fiesta.
Tengo que reconocer que los garbanzos son una de las legumbres que más me gustan y más polivalentes porque con cualquier cosa que les acompañes van de cine. Como ya sabéis es importante utilizar agua caliente para ponerlos a remojo la noche antes, así como a la hora de cocerlos. Simplemente los ponemos a cocer unos 30 minutos en una olla express con un puerro, una cebolla y una hoja de laurel. Así tendremos unos garbanzos deliciosos, que reservaremos una vez cocidos.
Otra parte fundamental del guiso es el sofrito, quizás la más importante. Tiene que estar hecho con mimo, con tiempo, un buen sofrito casero aporta un sabor concentrado e intenso al plato final, y el tiempo va haciendo que vaya aglutinando sus aromas y sabores. Empleamos un par de dientes de ajo, un par de cebollas bien picadas, un pimiento rojo y un par de tomates maduros. Una vez tengamos todo picado lo añadimos a la cazuela y vamos poco a poco pochando, confitando lentamente para que las verduras vayan perdiendo su agua y a su vez concentrando sus sabores, que se vayan mezclando; salpimentamos. Otro punto a tener en cuenta es si le queremos dar un toque con alguna hierba fresca o algún ingrediente más al sofrito. En este caso para el guiso que hoy nos compete a mí me gusta añadir una pizca de pimentón, un poco de azafrán y un poquito de comino, pero eso ya es al gusto.
Una vez tengamos ya el sofrito añadimos los chipirones limpios y cortados en trozos. Cocinarlos demasiado rápido o dejarlos eternamente en el fuego puede ser un error fatal, porque pasaréis del bocado tierno a un chicle sin remedio. La clave está en el equilibrio, unos minutos en el sofrito a fuego medio suave es más que suficiente. Añadimos un buen caldo de pescado, si lo hemos hecho nosotros mejor que mejor, pero si no, por favor, usad uno que sea bueno y lo dejamos cocer unos minutos y añadimos los fideos, que no necesitan mucho tiempo, un puñadito por comensal. No os paséis de fideos porque nos secan el guiso, aunque si el caldo se os queda corto, siempre podéis añadir un poco de agua caliente con una pizca de sal o una cucharada del caldo. Removemos bien y lo dejamos exactamente dos minutos, apagamos el fuego y lo tenemos.
Servimos este guiso bien caliente, con un toque de perejil fresco por encima y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. No necesita más acompañamiento que un poco de pan para mojar que siempre es bienvenido.
Un plato que reúne lo mejor de la cocina de invierno reconfortante, nutritivo y lleno de sabor.
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