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La calabaza es una de las grandes protagonistas del otoño, aunque se puede encontrar en el mercado todo el año; un alimento bajo en calorías y muy saludable. Rica en fibra y contiene vitaminas A, C, K y E, además de minerales como magnesio, potasio ... y hierro. Pero si por algo destaca es por sus posibilidades culinarias, muy amplias.
Con la llegada del frío, su gran sabor puede potenciar gran cantidad de recetas, más allá de la clásica crema, ideal con cúrcuma, arroces, asada... Además, como acompañante de muchas carnes o pescados está de escándalo. Y también en saladas, aunque en postres, dado su peculiar sabor, la calabaza es ideal. Combinada con chocolate, por ejemplo, es una delicia. Asada al horno está deliciosa porque se dora y carameliza liberando sabores exquisitos. Con unas hierbas aromáticas es una receta sencilla y muy fácil de hacer, que sirve tanto para un primer plato como para una guarnición.
Estas son, precisamente, las dos elaboraciones que propongo hoy, aunque vamos a jugar con las texturas porque es ideal para, después de cocer o asar, triturarla junto con otros ingredientes, especias, hierbas aromáticas y agua o caldo.
Calabaza.
Patatas.
Cebollas.
Puerros.
Ajos.
Zanahorias.
Apio.
pelaremos y trocearemos calabaza, patatas, cebollas, puerros y una rama de apio. Las cantidades, a vuestro gusto. En el fondo de la cazuela añadimos un par de cucharadas de aceite de oliva y rehogamos todas las verduras con alguna especia. Las que mejor le van son la cúrcuma, el comino, el cardamomo, la nuez moscada o el curry, sin olvidarnos de la sal y la pimienta. De las otras elegid las que más os gusten.
Cubrimos con agua y lo cocinamos a fuego medio durante una media hora. Podéis adelantar el proceso utilizando olla exprés –yo prefiero ir comprobando que la calabaza y el resto de las verduras están en su punto para triturar–. Metemos la túrmix y lo dejamos bien fino –queremos que tenga textura de crema, no de puré– y lo reservamos.
Nos ponemos ahora con la calabaza asada. La cortamos en cubos de unos dos cm., sin que tengan que ser todos iguales. Salamos y las dejamos reposar un poco para que suelten agua. Seguidamente los untamos con un poco de aceite de oliva virgen extra para engrasarla y aromatizarla, así las especias se adherirán mejor, aunque como la crema ya tiene especias, si no queréis ponerle nada más, será suficiente.
Ponemos en la bandeja de horno papel sulfurizado y los vamos colocando cuidadosamente, y ordenadas para que quepan la mayor cantidad posible. Horneamos durante 30 minutos a 190 ºC, cuando lo saquemos estarán caramelizados y crujientes.
Servimos en plato hondo un par de cucharones de la crema y ponemos unos cubitos encima. Si os gusta podéis añadirle un poco de crema agria, queso fresco batido y unas gotas de lima –porque con el dulzor de la calabaza va genial–, unas pipas de calabaza tostadas y un chorrito de aceite de oliva. Lo tenemos perfecto para disfrutar.
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