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Si estás buscando consuelo en la comida, no subestimes el poder reconfortante de un plato de cuchara, en su humildad y simplicidad, encontrarás la esencia misma de la tradición gastronómica, son esos tesoros culinarios que han resistido el paso del tiempo, llenando nuestros hogares con ... aromas penetrantes y sabores inolvidables.
Una de las mejores elaboraciones de cuchara, y que mas gustan en casa, es un tazón de sopa; una sopa de pollo con unos fideos te hace sentir un abrazo de los que te reconfortan, estos platos no solo alimentan el cuerpo, sino que también son bálsamos para el alma.
Los estofados, esos guisos que huelen a hogar y tradición, desde un robusto estofado de carne hasta un estofado vegetariano cargado de color y sabor, estos platos de cuchara son el recuerdo de la abuela en cada cucharada, el buen hacer del fuego lento en combinación con el tiempo hacen que estos guisos se te instalen en el cerebro, en la carpeta de grandes recuerdos.
Qué decir de las legumbres, merecen un lugar destacado en esta oda gastronómica. Los garbanzos, lentejas y alubias se convierten en héroes culinarios y abanderados de la tradición cuando se transforman en platos de cuchara. Su versatilidad y capacidad para adaptarse a diversos sabores hacen que cada bocado sea una experiencia única.
Dicho todo esto, dejo para el final otra opción de guiso que es muy de mi casa, recuerdo que era un de los platos que más le gustaba a mi padre, y es que las patatas con… lo que sea triunfan en cualquier mesa. En este caso con calamar.
Calamar.
Patatas.
1 cebolla.
1 pimiento verde.
2 tomates.
Sal.
Pimentón picante.
Comenzamos preparando el calamar, pedimos a nuestro pescadero que nos lo limpie, sin quitar la piel, y lo cortamos en trozos no muy grandes, lo ponemos en una cazuela y con una cucharada de aceite de oliva. Lo empezamos a sofreír, mientras vamos picando una cebolla y un pimiento verde, que añadimos al calamar y, con la paciencia que requieren los guisos, vamos poco a poco pochando la verdura, añadimos un poco de sal, y dejando que el tiempo y el fuego hagan su trabajo, removiendo de vez en cuando.
Mientras, vamos pelando y chascando las patatas, como si fuéramos a hacer una tortilla de patata, ni muy grande ni pequeña, las reservamos. Añadimos ahora a la cazuela un par de tomates pelados y sin pepitas cortadas en trocitos pequeños, así facilitamos que se integren bien en el guiso. Sofreímos bien hasta que veamos que esté totalmente integrado.
Añadimos las patatas una pizca de pimentón picante y removemos durante un par de minutos. Es el momento de cubrirlo con agua y dejar a fuego medio hasta que veamos que está hecho, corregimos de sal y lo tenemos listo.
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