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La olla podrida es uno de los guisos de la cocina española con más tradición, no en vano para hablar de sus orígenes hay que remontarse a la Edad Media. Encuadrado dentro de la familia de los cocidos, es un plato de lo más contundente cuya receta contiene una larga lista de ingredientes que detallamos a continuación, así como su elaboración, para los más atrevidos.
750 gr. de carne de vaca (morcillo o tapa).
500 gr. de ternera.
500 gr. de carnero (espaldilla o pierna).
1 morcilla.
250 gr. de jamón.
300 gr. de tocino.
1 gallina.
1 pato mediano.
1 perdiz grande.
1 seso de ternera.
200 gr. de mollejas de ave.
200 gr. de hígados de ave.
500 gr. de garbanzos.
1 repollo.
12 zanahorias.
1 cebolla grande claveteada con dos clavos.
2 redecillas alimenticias, llenas mitad de arroz y mitad de lentejas (remojadas).
Pan.
Sal.
Salsa de tomate.
Lavamos las carnes y las atamos por su centro dejando un cabo largo sujeto a las asas de la olla. Ensartamos las mollejas de ave con una aguja de bridar enhebrada en bramante. Hacemos un manojo con los puerros y lo atamos. Cocemos los sesos (desangrados y pelados) media hora antes de dar por terminada la olla. El mismo procedimiento se sigue con los hígados de ave. Pelamos y lavamos las hortalizas. Una vez sueltas las hojas del repollo y sin tallos, lavamos y unimos en un paquete que también se ata. Con los garbanzos ya remojados y lavados, los ponemos en una bolsa de malla.
Ponemos al fuego unos seis litros de agua y echamos carnes, aves y hortalizas, excepto el repollo, los garbanzos, la morcilla, el seso y los hígados.
Al hervir, espumamos y echamos los garbanzos. A las dos horas, se agregan las bolsas de arroz y lentejas, el repollo, la morcilla y la sal. Mantenemos la cocción lenta y echamos el seso y los hígados. A medida que los géneros se cuezan, se retiran y conservan calientes, cubiertos de caldo. Añadimos azafrán pulverizado y se rectifica la sal.
Con las lentejas cocidas, se hace un puré. Rehogamos el arroz blanco con la grasa retirada del caldo. Una vez cocida la gallina, la doramos en aceite con grasa del caldo. Pasamos el caldo por un colador fino y desengrasamos.
Antes de servir, ponemos las rebanadas de pan tostado en la sopera, las rociamos ligeramente con grasa del caldo y añadimos unas hojas de repollo un poco trinchadas.
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