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Los guisos con patatas son de esas comidas reconfortantes que sirven incluso de plato único, dependiendo de lo que las acompañe. Un homenaje a la tradición, a la cocina de siempre, a nuestras madres y abuelas. Estas elaboraciones adquieren un gran protagonismo con la llegada ... de los primeros fríos del otoño, que se extiende durante la época invernal. Y es que durante estas estaciones el cuerpo pide a gritos otro tipo de alimentos y recetas que le permitan afrontar las bajas temperaturas con la decisión suficiente, que lo entonen, lo reconforten y lo entibien.
Los guisos tienen esa cualidad, y si además utilizamos productos de temporada, mucho mejor. En este caso vamos a preparar unas patatas con níscalos. Un tipo de seta que, junto con los boletus y las trompetas de la muerte, son de las más populares en los bosques y sierras españolas. Esta seta la podéis encontrar a buen precio en los supermercados a día de hoy. Una vez va pasando el tiempo va bajando su precio porque van apareciendo más, y además por lo que me han comentado, está siendo buen año.
Níscalos.
Patatas.
Sal.
Una ramita de perejil.
Una hoja de laurel.
2 rebanadas de pan.
2 dientes de ajo.
Pimentón dulce.
En primer lugar limpiamos las setas humedeciendo un trapo o papel de cocina. Con un cepillo intentaremos retirar los restos de tierra hasta que veamos que están lo suficientemente limpias.
Pelamos y troceamos las patatas, de un tamaño un poco superior al de la tortilla de patata. Las ponemos en una olla y las cubrimos con agua, un dedo por encima de ellas. Salpimentamos, añadimos una ramita de perejil fresco y una hoja de laurel. Las ponemos a cocer y cuando empiecen a hervir añadimos los níscalos cortados por la mitad los más pequeños, y en cuatro los que sean mas grandes, de tamaño de bocado para que no haga falta cortarlos para comerlos, pero tampoco muy pequeños
Cocemos todo junto hasta que las patatas estén tiernas a fuego medio bajo, unos 25 minutos, mientras tanto vamos a hacer un refrito. En una sartén ponemos un par de cucharadas de aceite de oliva virgen y freímos un par de rebanadas de pan con un par de dientes de ajo enteros, y cuando estén bien dorados lo sacamos a un mortero y lo machacamos junto con una cucharada de agua de la cocción de las patatas. De la sartén retiramos casi todo el aceite y añadimos una cucharada de pimentón dulce, fuera del fuego, y lo añadimos al mortero. Mezclamos bien y directo a nuestro guiso, una vez que tengamos las patatas a nuestro gusto.
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