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El otoño es una estación que nos brinda una variedad de tesoros naturales en forma de verduras de temporada. Estas delicias otoñales no solo son deliciosas, sino que también están cargadas de nutrientes esenciales que pueden contribuir en gran medida a una dieta equilibrada. Hoy ... os voy a presentar algunas de las verduras más relevantes de esta estación, con muchas ya hemos hecho alguna receta, pero también os traigo otra menos conocida para que os suene más y, de esta manera, poder incluir ya en vuestro recetario.
Como ya hemos dicho muchas veces, las calabazas son una de las estrellas del otoño. Están repletas de vitamina A, que es esencial para la salud de la piel y la visión. También son una excelente fuente de fibra, lo que las convierte en un alimento saciante y beneficioso para la digestión.
Evidentemente las zanahorias, el brócoli, las espinacas o las berenjenas son fundaméntenles en las cestas de la compra en otoño, pero también existen otras menos comunes pero igualmente deliciosas y nutritivas, como es el caso de las chirivías, que son raíces parecidas a las zanahorias, pero con un sabor ligeramente más dulce. Son ricas en fibra, vitamina C y potasio. Pueden ser ideales para sopas, guisos o incluso asadas.
Las hojas de mostaza tienen un característico sabor picante y son una excelente fuente de vitamina K y vitamina A. Se pueden usar en ensaladas o cocinarlas al vapor como guarnición, quedan increíbles con un refrito de ajo y unas gotas de aceite.
El kale o col rizada se ha vuelto más popular en los últimos años, aunque sigue siendo una verdura otoñal relativamente poco conocida para algunas personas. Es rica en fibra, vitamina C y calcio. Puedes usarla en ensaladas, batidos o como chips crujientes, haciéndolo simplemente al horno.
Los rábanos son más conocidos pero a veces un tanto denostados. Son pequeños y crujientes con un toque picante. Representan una fuente de vitamina C y fibra, y pueden agregar un sabor único a ensaladas. A mí me encantan simplemente cortados a la mitad con un poco de sal y aceite de oliva.
Los nabos son similares a las chirivías pero tienen un sabor distintivo. Son una buena fuente de vitamina C y fibra. Pueden ser hervidos, asados o incluso utilizados en purés. También los suelo incluir en los cocidos, un guiso de garbanzos con nabo es una auténtica delicia.
Como podéis ver, aunque sean menos conocidas, también son excelentes opciones y pueden aportar una variedad de sabores y nutrientes a tus comidas, así que os animo a experimentar con ellas y descubrir nuevos sabores y texturas. Y un claro ejemplo de esto es la receta que hoy os traigo, un espectacular risotto de nabo y espinacas.
Arroz, del tipo arborio.
Caldo de verduras.
1 o 2 nabos (dependiendo del tamaño).
Espinacas frescas.
Ajo.
Cebolla.
1 vaso de vino blanco.
Queso parmesano, sal y pimienta.
En una sartén grande con una cucharada de aceite de oliva sofreímos la cebolla y el ajo hasta que estén dorados, agregamos el arroz y lo damos unas vueltas. Añadimos el vino blanco, removemos hasta que se evapore, pero nos dejará una agradable fragancia, salpimentamos. Es el momento de añadir el nabo y el caldo de verduras poco a poco, removiendo constantemente hasta que el arroz esté cocido y el nabo tierno.
Justo antes de acabar le ponemos las hojas de espinacas cortadas en trozos no muy grandes y con el mismo calor de la sartén se irán marchitando pero quedando tiernas y suaves. Lo retiramos del fuego y añadimos un buen puñado de queso parmesano rallado, lo integramos bien y lo tenemos.
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