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El puerto de Santoña ha sido el privilegiado en «inaugurar» de alguna manera, la costera del bocarte, al recibir los primeros ejemplares de un pescado que forma parte de nuestras costumbres y gustos en la mesa. Así que hay que aprovechar la oportunidad y, siguiendo ... la receta del colaborador semanal en Cantabria en la Mesa, y miembro de la Academia de la Gastronomía de Cantabria, Ricardo Ezcurdia, atreverse con su receta de unos bocartes a la cazuela.
1 kg. de bocartes limpios, sin espinas y abiertos.
2 dientes de ajo.
6 guindillas encurtidas en vinagre.
Sal.
Aceite de oliva.
Qué maravilla de producto de temporada es el bocarte y qué habilidad para sacar el mayor partido a este manjar que tenemos en nuestra tierra. Además de fritos, rebozados o rellenos hay una receta que los eleva a algo sublime: los bocartes a la cazuela. Como es lógico necesitaremos los bocartes, un par de dientes de ajo, unas guindillas en vinagre, piparras o chiles, lo que más os guste dependiendo de la intensidad de picante que nos apetezca o que toleremos.
Pedimos a nuestro pescadero de confianza que nos limpie los bocartes y los deje sin cabeza, tripa ni espina. Los aclaramos ligeramente debajo del grifo, digo ligeramente porque el agua dulce los hace perder textura y no nos interesa, y los dejamos secando con un poco de sal gruesa por encima.
Ponemos una cazuela –preferiblemente de barro pero si no tenemos puede ser cualquier otra– al fuego con un chorrito de aceite de oliva para dorar los dos dientes de ajo bien picados. Seguidamente colocamos los bocartes en la cazuela y apagamos el fuego. Al estar abiertos y sin espina, el mismo calor residual de la cazuela hará perfectamente nuestros bocartes. Picamos bien pequeñas las guindillas y las echamos encima. Movemos bien la cazuela para que el calor, las guindillas y los bocartes impregnen sus magníficos sabores y quede todo uniforme.
Tapamos la cazuela durante un par de minutos para que se cocinen del todo y listo.
Es recomendable no mover los bocartes con ningún artilugio como cucharas, tenedores..., porque se nos pueden romper. Por eso es bueno darle un par de meneos a la cazuela de vez en cuando para que todo quede en su sitio. Están increíbles acompañados por un vino blanco de los buenísimos que están haciéndose en esta tierra, eso sí, bien fresquito.
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