Receta del día: sopa de pollo con verduras

Cuando hablamos de platos de cuchara, nuestras mentes se van a unas ricas alubias, a unos garbanzos o a cualquier otra legumbre que nos haga disfrutar en una comida. Pero poca gente se acuerda de las sopas. Esos caldos que admiten variedad de ingredientes, que a su vez van dando consistencia a su textura y, sobre todo, a su sabor. Así de sencillo. Una sopa no es más que un caldo con sus benditos 'sacramentos', verduras, carnes, pescados o mariscos.

Una sopa es el fantástico comienzo de una comida porque abre el apetito y no sacia, lo que permite seguir en plenas condiciones para 'atacar' el segundo plato y, después, el postre. Una de las variantes que más se aprecia en esta época del año es el consomé. No es otra cosa que el caldo de la sopa clarificado y sin ningún tipo de ingrediente sólido. Es igual de reconfortante y nos devuelve el tono en los días de frío, al igual que las sopas frías nos refrescan en verano.

Antiguamente se consumían, incluso, para desayunar, ya que aportaban un gran valor energético. Hablo de las clásicas sopas de ajo y que normalmente se toman a la hora de comer, como primer plato. Considero que es la gran olvidada y desde aquí quiero romper una lanza en favor de la sopa, sobre todo porque hoy en día a la velocidad en la que vivimos existen alternativas instantáneas que, sinceramente, me parecen un error ya que la satisfacción de tomarse una sopa o un caldo calentito se multiplica cuando el que lo hace es uno mismo.

Desde la clásica sopa de cocido, con o sin garbanzos, a las sopas frías del verano; o las orientales con sus ricos matices y sus fideos imposibles; la minestrone italiana con su infinidad de verduras perfectamente cortadas; o la vichyssoise francesa, tanto fría como caliente. Cada región e, incluso, cada país tiene una sopa que es seña de su identidad.

Vamos con la receta porque hoy os propongo algo bien sencillo. Una sopa de pollo con verduras donde no van a faltar las setas, la zanahoria y la calabaza, que son protagonistas indiscutibles de los meses otoñales. Comenzamos con el caldo, para el que vamos a aprovechar alguna carcasa que nos haya sobrado de pollo asado, el típico asado de domingo. Esa carcasa se puede aprovechar perfectamente para hacer un caldo, que nos dará unos matices completamente distintos a los que nos da el pollo en crudo. También podéis optar por tostarla en el horno si la compráis directamente en la carnicería.

-Sobras de un pollo asado o trozos de pollo crudo.

-1 zanahoria.

-Calabaza.

-2 puerros.

-Champiñones.

-En una olla grande sofreímos una zanahoria y un par de puerros troceados. Cuando empiecen a estar un poco blandos añadimos la carcasa de pollo y cubrimos con agua –si ha sobrado salsa del asado también se la podemos agregar.

-Dejamos que cueza a fuego medio unos 50 minutos, desespumando de vez en cuando, colamos y reservamos el caldo.

-Nos ponemos con las verduras. Cortamos las zanahorias, la calabaza y los champiñones en cubitos de un cm aproximadamente. Ponemos el caldo a calentar y añadimos en primer lugar la calabaza, ya que necesita más tiempo de cocción. Cuando esté hirviendo, transcurridos unos 20 minutos, echamos la zanahoria y la dejamos cocer también unos minutos –a mi no me gusta que quede demasiado blanda, mas bien 'al dente'–, así que iremos controlando el punto de la zanahoria.

-Finalmente cuando apenas queden unos minutos para finalizar la cocción, añadimos los champiñones, que en tres minutos estarán listos.

-Servimos bien caliente esta reconfortante sopa que podéis acompañar con unos costrones de pan tostados y queso rallado por encima.