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El famoso tonkatsu levanta pasiones allá donde va, no importa el país o el restaurante. Es un plato obligatorio para aquellos que visitan Japón, igual de importante que el sushi o el ramen. La palabra tonkatsu significa literalmente chuleta de cerdo y habitualmente se sirve ... empanada con panko -el pan rallado japonés que ya hemos utilizado en anteriores ocasiones-, frita y troceada a tiras, para no tener que cortarla con cuchillo y tenedor. Se le echa sal y se sirve en un plato con arroz, salsa tonkatsu, ensalada y opcionalmente con otros acompañantes, como ensalada de patata o tomates.
El Katsu sando no deja de ser un bocadillo de esa misma chuleta, mostaza japonesa, aunque yo utilizo la de Dijon que se parece mucho, salsa tonkatsu y lechuga o col rallada, una delicia con unos contrastes de sabores y texturas impresionantes. Pero lo que hoy nos trae aquí es el bonito, y se me ha ocurrido utilizarlo para hacer una versión de este afamado bocadillo con nuestro bonito del norte. Muchos puristas no estarán de acuerdo con la idea, pero creo que esta variación es simplemente espectacular y que todo el mundo debería probarlo.
1 lomo de bonito de 500 gr.
2 tomates.
1 calabacín.
1 pimiento rojo.
2 cebollas.
Harina de trigo.
2 huevos.
Sal.
Pimienta.
Aceite de oliva.
Necesitamos un lomo de bonito que vamos a trocear en rodajas de un centímetro y medio de grosor, lo salpimentamos y lo pasamos primero por harina y luego por huevo batido para después freírlo en abundante aceite. No queremos secar el bonito, por lo cual la temperatura del aceite debe de ser alta para que la fritura sea lo más corta posible, lo suficiente para que el rebozado se fije y no se nos pase el pescado.
Para el pisto podemos elegir las verduras que más nos apetezcan (tomate, calabacín, pimientos, cebollas...). Lo picamos en cuadraditos pequeños y lo ponemos en una sartén a sofreír a fuego no muy fuerte para que se vaya haciendo poco a poco, como se hacen las cosas importantes. Queremos que nos quede un pisto untuoso, sabroso, que las verduras junten sus sabores y nos ofrezcan lo mejor de sí mismas.
Una vez terminado este paso llega el último y no menos importante: la elección del pan. No queremos que se desmorone nuestro bocata, queremos que tenga una corteza firme y que la miga sea lo suficientemente consistente para que aguante la contundencia del sofrito. Abrimos el pan y colocamos los lomos de bonito rebozados sobre la base y por encima nuestro pisto. Esperamos un poco para no abrasarnos y... ¡A deleitarse con un bocado estupendo!
Otra opción, no descartable, es el bocadillo frío. Tan sencillo como dejar enfriar los ingredientes y hacernos un sándwich, para llevar a la playa o incluso para cortar en pequeños trozos y presentarlos en alguna celebración.
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