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El pimiento de Ajo es un tipo de pimiento morrón que gracias a los cuidados y la dedicación de Mª Ángeles, Luis y toda su familia podemos degustar y deleitarnos con su dulzura natural, un pimiento carnoso, con sabor y textura. Pimientos de verdad.
Es a principios de abril más o menos cuando van eligiendo las semillas con esmero y sembrándolas con el rito y la veneración habitual. Preparan cuidadosamente la tierra con la esperanza de que todo ese trabajo y meticulosidad dé su fruto que no es otro que el pimiento que ahora podemos degustar, pero buscando la excelencia cada día a base de esfuerzo y dedicación. Los cuidan como si de uno más de la familia se tratara, hasta el momento de la cosecha.
La paciencia y el esfuerzo se ven recompensados con creces cuando asas los pimientos de Mª Ángeles y desprenden ese olor tan característico y tan reconocible.
Hoy, a modo de homenaje, quiero compartir con vosotros una de las mil maneras que tengo de hacerlos en casa y que es una de las que más éxito tienen: una ensalada de bacalao con pimientos de Ajo asados.
Lomos de bacalao desalado (de entre 3 y 4 cm. de grosor).
Aceite de oliva.
2 dientes de ajo.
Pimientos de Ajo.
Cebollino.
Confitamos los lomos de bacalao en aceite de oliva de 0,4. Ya hemos hablado más veces del confitado que no es más que cocinar un alimento en su propia grasa, en este caso el bacalao con el aceite de oliva para lo cual pondremos el aceite en una cazuela baja. Añadiremos un par de dientes de ajo y dispondremos los lomos con la piel hacia arriba y el fuego encendido sin que la temperatura sobrepase los 65º. Esto dura unos minutos hasta que veamos que las lascas se empiecen a separar al ejercer una leve presión. Sacamos los lomos y los metemos en la nevera para que adquieran firmeza.
Lavamos bien los pimientos, los secamos y quemamos la piel exterior con un soplete, lo justo para que luego resulte más sencillo pelarlos. Los ponemos en una bandeja de horno, a mí me gusta añadirlos un poco de sal pero hay gente que no lo hace así, y los metemos con el horno precalentado a 170º durante unos 30 minutos, dándolos la vuelta cada 5 minutos más o menos. Luego, como siempre, los tapamos con un paño y los dejamos reposar en el propio jugo que han soltado y que evidentemente vamos a recuperar. Queremos que suden y que casi se desprenda la piel sola, proceso que empezaremos a hacer en cuanto les podamos manipular sin quemarnos. Los guardamos en un tupper con su jugo.
Ya lo tenemos casi listo. Sacaremos con antelación el bacalao para que se atempere y emulsionamos un poco de ese aceite que nos ha regalado el confitado con un poco del agua de los pimientos, con ayuda de unas varillas hasta que adquiera un poco de consistencia.
Disponemos en una fuente unos pimientos en tiras y colocamos por encima unas lascas de bacalao, regamos con la vinagreta emulsionada que es un auténtico manjar y coronamos con un poco de cebollino picado por encima. Nada más. Símplemente esos dos ingredientes van a hacer una ensalada gloriosa que estoy seguro que a Mª Ángeles y a Luis les va a encantar.
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