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En el mundo culinario, pocos ingredientes consiguen cautivar nuestro paladar y brindar un festín de nutrientes como el salmón y las espinacas. Imagina un plato donde se encuentran estas dos maravillas, fusionando sus sabores y beneficios para la salud.
El salmón, ese pez de carne jugosa y color naranja vibrante, es una fuente incomparable de ácidos grasos omega-3, esenciales para la salud cardiovascular. Además de su riqueza en proteínas de alta calidad, el salmón aporta vitaminas D y B, así como diversos minerales. Ya lo hemos preparado en anteriores ocasiones marinado, con esa carne suave y delicada, curado, jugoso y con los matices que le queramos aportar, a la plancha, una manera bien fácil si quieres conseguir un punto más hecho, pero hoy nos toca hacerlo al horno. Todo esto nos habla muy bien de las posibilidades que este pescado nos brinda a la hora de elaborarlo.
Lo vamos a combinar con unas espinacas, esas pequeñas hojas verdes que también son tan versátiles..., en ensaladas, cremas, purés, guisos e incluso en los batidos que ahora están ten de moda. Pero además de versátil es difícil subestimar el poder nutritivo que se esconde en estas hojas verdes, son bajas en calorías pero ricas en vitaminas A, C y K, así como en hierro y calcio. En definitiva, las espinacas son un superalimento de primera categoría.
Pues ahora imaginad un plato que combine la suavidad del salmón con una exquisita crema de espinacas y parmesano. Esta receta no solo despierta tus papilas gustativas, sino que también es un homenaje a la simplicidad, con la que vais a quedar como auténticos chefs.
Lomos de salmón (sin piel y sin espinas).
Unas gotas de aceite de oliva.
Unas gotas de limón.
Espinacas.
Queso parmesano.
Pimienta negra recién molida.
Salpimentamos por los dos lados y los ponemos en una bandeja de horno con unas gotas de aceite y otras de limón, nunca en exceso, unas gotas literalmente. Metemos la bandeja en el horno precalentado a 180º y lo dejamos 10 minutos nada más, ya que queremos que no se nos pase, que quede suave y sabroso.
Mientras, nos ponemos con las espinacas, las vamos a blanquear, que no es más que pasarlas unos instantes por agua hirviendo para sacarlas rápidamente a un bol con agua y hielo, para que se fije ese precioso color verde; unos segundos son más que suficientes. Las escurrimos y las reservamos.
Cortamos unos dados de queso parmesano y los metemos en el vaso de batir, añadimos las espinacas y unas gotas de zumo de limón, un poco de pimienta negra recién molida y lo trituramos todo hasta que nos quede una deliciosa y vistosa pasta verde.
Para emplatar lanzamos una cucharada de nuestra pasta de espinacas y parmesano contra el plato, desde una altura de 30 cm, intentando que solo salpique el plato, y colocamos el lomo encima.
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