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Hay varios alimentos que saben y huelen a verano, que es la época a la que nos acercamos y, además, es cuando estos productos están en su mejor momento. El melón, los tomates, el ansiado bonito y muchos más entran en esta relación, pero para ... mí uno de los que no puede faltar es la sardina, un pescado humilde que, sobre todo a la brasa, es una auténtica delicia.
Muchas veces, injustamente, el precio de las cosas hace que un producto sea denostado por barato, y no se le de la importancia que realmente tiene. Esto pasa un poco con las sardinas, que, aunque el precio es muy asequible, se trata de un pescado espectacular, con un sabor realmente extraordinario que cuenta con propiedades altamente beneficiosas para la salud cardiovascular, con proteínas de buena calidad, Omega-3, y pocas grasas saturadas. Buenas, bonitas y baratas, ¿qué más queremos?
A veces cocinarlas en casa, a la plancha, es un tanto engorroso porque desprenden un olor que a mucha gente le resulta un tanto fuerte, no es mi caso. A mí me encanta hasta el punto que cuando paso por los clásicos asadores de Pedreña en el coche bajo las ventanillas para que el aroma impregne el interior del vehículo, aún a riesgo de tener que escuchar protestas de alguno de los ocupantes.
Por todo ello, esta semana os voy a enseñar a hacerlas al horno, con lo cual evitamos las protestas por el olor.
En primer lugar necesitamos lógicamente unas sardinas bien frescas. Si pedimos que nos las limpien en la pescadería, mejor, Al final la dificultad de la receta es mínima y el resultado delicioso, como podréis comprobar. La limpieza puede ser que sea lo mas engorroso del proceso. Solicitaremos a nuestro pescadero de confianza que nos las deje sin cabeza, tripa ni espina, únicamente los lomos, los cuales vamos a espolvorear con un poco de sal.
Los disponemos en una bandeja de horno, que habremos untado con un poco de aceite antes de nada, con la piel hacia abajo. Exprimimos por encima un limón entero y lo reservamos.
Vamos a encender el horno a 200º –más o menos– y, mientras se calienta, picamos un par de dientes de ajo, que añadimos encima de los lomos que tenemos ya en la bandeja. Además añadimos unas gotas de aceite de oliva.
Cuando esté el horno listo metemos las sardinas y esperamos unos minutos. No queremos que se nos pasen así que hay que tener mucho ojo, pero dependiendo del tamaño, para unas medianas unos 7 minutos está bien.
Cuando veamos que ya están listas, las sacamos y las espolvoreamos por encima perejil fresco bien picado.
Las servimos con una ensalada fresca de lechuga, tomate, pepino y cebolla roja, que aliñamos con un poco de vinagre de vino, un chorrito de limón y un buen aceite de oliva.
Veréis que manera más fácil de hacer sardinas en casa sin que nadie proteste por el olor, al contrario, recibiréis felicitaciones por lo buenas que están.
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