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Las rosquillas de anís son un clásico en la repostería más casera y tradicional. Su elaboración sigue recetas que, en muchos casos, van pasando de abuelas a madres y así sucesivamente, resultando un postre de lo más tentador y una buena fórmula para introducirse en ... la cocina de este tipo de manjares dulces, ideales para una merienda en familia. La fórmula que presentamos hoy tiene la firma del chef José González que aporta su toque tan personal y característico. Si quieren, pueden, así que sigamos los pasos que este maestro de la cocina marca.
4 huevos.
200 gr. de azúcar.
1,5 dl. de leche.
1,5 dl. de aceite.
1 copa de anís.
900 gr. de harina floja.
1 cucharada de levadura en polvo.
1 cucharada de bicarbonato.
2 litros de aceite para freír.
150 gr. de canela molida.
Ralladura de limón.
En un recipiente apropiado comenzamos batiendo ligeramente los huevos y el azúcar y vamos añadiendo y mezclando la leche, el aceite, el anís y la ralladura de limón, así como la harina (reservando unos 150 gramos), la levadura y el bicarbonato.
Lo trabajamos todo hasta obtener una masa compacta tirando a blanda y, si se pega demasiado en la mano, agregamos la harina reservada parcial o total, la tapamos con film y se deja reposar un par de horas.
A continuación, se hacen trocitos de unos 20 gramos colocando cada una sobre una placa untada en aceite. Se hace un agujero en el centro moviendo el dedo en círculos hasta obtener una rosquilla de cinco a seis centímetros de diámetro.
Echamos los dos litros de aceite en una sartén y, cuando esté caliente, empezamos a freír las rosquillas dándoles vuelta y vuelta. Al salir de la fritura y todavía en caliente, se rebozan las rosquillas con el azúcar y una cucharada de canela.
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