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La minuciosidad con la que cuida César Muriedas cada detalle y cada aspecto gastronómico en su restaurante El Pericote (Tanos, abierto hace algo más de seis años) han convertido a este restaurante torrelaveguense en un referente en diferentes ámbitos. En primer lugar, El Pericote ... es un lugar ideal para disfrutar con las carnes rojas de vacuno, procedentes de la ganadería familiar y ofrecidas al cliente con una maduración media de entre 50 y 60 días, aunque en ocasiones para los amantes de las carnes con sabores potentes hay piezas con más de cien días. El año pasado este restaurante sirvió carne de 200 vacas –desde ejemplares viejos de más de 6 años, a vacas machorras, pintas de hasta doce años, charolesas...– y de 16 bueyes. Pero la pasión por la carne aquí va más allá debido a que elaboran cecina y otros embutidos para ofrecer exclusivamente en la carta del restaurante.
En segundo lugar, en la carta se rinde culto al producto de Cantabria, algo que se puede comprobar en los platos de cuchara, en los chipirones de potera, en la selección de quesos, en los pescados del día, en los postres o incluso en los cócteles con Siderit.
En tercer lugar, en la barra del establecimiento, donde el aperitivo es todo un ritual en el que no faltan unas delicadas aceitunas empanadas o el adictivo pincho de tortilla.
Y en cuarto lugar, en el trato que dispensa el anfitrión a todos sus clientes, siempre enmarcado por una sonrisa que acompaña a platos con enjundia elaborados a partir de producto selecto. Ciertamente César Muriedas, además de conformar un buen equipo con Nacho Pérez Malagón al frente del grupo de cocina, ha conseguido imponer un estilo y progresar como empresario de hostelería, demostrando siempre sus ganas de avanzar, de aprender y de ampliar desde la excelencia su abanico de propuestas al cliente. A buen seguro que el futuro deparará nuevos proyectos de Muriedas que enriquecerán la oferta gastronómica de la capital del Besaya.
Avenida Fernández Vallejo nº 51. Tanos (Torrelavega).
Teléfono: 942 180 888.
Propietario: César Muriedas.
Inaugurado: Junio 2013.
Jefe de cocina: Ignacio Pérez Malagón.
Cocina: Rubén Peña y Quique Corsini.
Sala: César Muriedas.
Estilo de cocina: Tradicional, de producto, sobre todo de origen de Cantabria. Restaurante especializado en carnes de vacuno maduradas entre 50 y 60 días.
Precio medio de la carta: 35 euros.
Menú diario: 14,95 euros, de martes a viernes.
Capacidad: 36 comensales.
Terraza: Sí.
Cierra: Lunes.
Bodega: Unas 150 referencias. Especialidades: vermut de elaboración propia y cócteles.
Wifi: Sí.
Aparcamiento: Sí.
Sentado a la mesa, el cliente tiene a su alcance un buen pan y aceite navarro de la variedad Arroniz, muy suave. Luego llega César con una carta no excesivamente larga pero muy especializada en carnes, aunque entre las sugerencias también hay pescados del día (rodaballo o lubina que se sirven desespinados y racionados) o bacalao asado con hortalizas y albahaca.
La carne da aquí para una gran variedad de bocados para carnívoros. Así se puede comenzar con un embutido de lomo de vaca vieja marinado; una cecina o unas croquetas caseras de vaca vieja o de buey; unos callos con huevo poché; unas mollejas de vacuno empanadas o guisadas con hongos y vermut Pericote; un tartar de vaca pinta con jengibre y whisky ahumado, o un carpaccio con queso de oveja y limón de Novales.
A la parrilla se preparan el solomillo de vaca con patatas y pimientos, al Bejes-Treviso o al tostadillo de Potes; el entrecot de lomo (de 300 o 600 gramos) con patatas y pimientos, o la chuleta de lomo alto de vaca vieja. Fuera de carta hay vaca vieja machorra (58€/kg) y buey (110 €/kg). Además, también se ofrecen estofadas unas carrilleras de vaca pinta al vino de Liébana.
Las deliciosas, sabrosas y apetecibles carnes del Pericote tienen su complemento en una selección de cuidados postres artesanos en cuya elaboración también tienen un gran protagonismo los ingredientes de la propia región. Es el caso del tiramisú con quesos locales, la torrija de sobao pasiego con helado de vainilla, el hojaldre de canela con dulce de leche, la tarta de queso horneada del Bardal con helado de galleta o el sufflé de chocolate.
Merece la pena destacar una cuidada y bien presentada carta de vinos, donde la uva y el año completan la información antes de llegar a la cifra del precio.
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