Deliciosas jornadas de centollo en el Hotel Alfar de Isla

Perteneciente al municipio de Arnuero, Isla es un pequeño pueblo costero famoso por sus playas, acantilados, sus exquisitas langostas, mariscos y pescados del Cantábrico. A los pies de la playa de El Sable, en la punta del cabo Quejo, se encuentra el Hotel Alfar, un complejo hostelero de tres estrellas totalmente equipado y con unas vistas privilegiadas, construido en el año 1960 y reformado en 2005.

El restaurante del Hotel Alfar dispone de un vivero natural con agua del mar donde mantienen vivas las langostas, los bogavantes, nécoras y centollos, entre otras joyas del Cantábrico. Materias primas de proximidad y de una calidad extraordinaria que el jefe de cocina del Alfar desde hace más de dos décadas, José Casimiro Iglesias, sabe tratar para que no pierdan ni un ápice de su sabor.

La cocina del Alfar ofrece una propuesta de mercado, con platos de gran esencia marinera. Los más demandados son los arroces caldosos, principalmente de bogavante, y las parrilladas de marisco y pescado con nécoras, cigalas, gambas, langostinos, zamburiñas, bogavante... Pero es la ensalada templada de mouse de langosta la estrella de la carta, acompañada con productos de la huerta de Isla, pimiento rojo asado, lechuga tierna, tomate y cebolla confitada.

A lo largo del año, El Alfar pone en marcha diferentes jornadas gastronómicas, de la huerta de Isla, del bogavante o la langosta. Las del centollo, cuya carne se encuentra en su mejor momento, tienen un precio de 36 euros por persona, 72 euros la pareja.

Comienzan con cinco platos que se sirven como entrantes: un suave y fresco gazpacho de centollo; pastel de centollo acompañado de tostas y mayonesa; cremosas croquetas de centollo; pimientos rellenos de la carne de este crustáceo, con una suave salsa de marisco; y un milhojas de berenjena con centollo que sustituye al txangurro al horno que se presentaba en el menú anterior. Por último, antes del postre, el centollo cocido al estilo Alfar. La bodega propuesta, albariño y Rioja crianza, se puede mejorar a gusto del comensal, abonando la diferencia.