La saga femenina de Casa Enrique de Solares
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En 1975, la Asamblea General de la ONU declaró el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer y en 1977 proclamó la misma fecha como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, por lo que creo conveniente ... el recordar de nuevo el papel de las mujeres en la gastronomía.
Ya en el Neolítico empezaron las mujeres a guisar, y en estos 10.000 años no han abandonado la cocina, aunque los hombres han acaparado la cultura culinaria en los últimos tiempos. Durante las dos décadas más recientes, cuando parecía que el único futuro y destino de la cocina estaba en la innovación y la creatividad, fueron las mujeres las que defendieron valores que ahora imperan en la gastronomía mundial: autenticidad, territorio y producto llamado de kilómetro cero.
Cuando era la mujer la que se dedicaba a la cocina, el trabajo apenas era relevante y a quienes se dedicaban a él se les llamaba, sin más, 'cocineras'. Desde que han entrado los hombres en esta profesión, cocinar se elevó a la categoría de arte, llamándose 'Cocina de autor'.
A muchas mujeres de nuestra historia podemos recordar en el mundo gastronómico. Solo dos ejemplos os reseño: Francisca Sánchez, que fue cocinera de la Casa Real de España durante el reinado de Carlos III, saliendo con ella la mujer de sus casas o de los establecimientos al público. En nuestra Cantabria hay que recordar a Visitación Álvarez que regentó en Comillas el restaurante 'Fonda La Colasa', que se hizo acreedor en 1978 a la estrella Michelin, que mantuvo hasta que cerró avanzados los ochenta. La estrella de Fonda Colasa fue una de las primeras –posiblemente la cuarta– que en España se concedió a un restaurantes con una mujer al frente de su cocina, y desde luego única en Cantabria.
En la localidad cántabra de Solares se ubica el restaurante Casa Enrique, célebre por elaborar la cocina tradicional de nuestra tierra, con un plato estrella como son los caricos y un postre especial como es el tupinamba. Fundada en 1910 por la familia García Pedraja, es Casa Enrique, probablemente uno de los restaurantes más antiguos de Cantabria, con la peculiaridad de haber estado siempre regido por la misma familia.
Sus creadores fueron Enrique García y su esposa Isabel Pedraja, que ejercía en la cocina. El hijo de ambos, Eugenio, al que todos llamaban también Enrique, tomó el relevo y su nieto Enrique les sucedió al frente del negocio. Está claro el origen del nombre del local y su persistencia, pero os preguntareis: ¿Que hacen estos hombres en el día de la mujer trabajadora?
La razón es muy evidente, las mujeres de esta familia han sido «las culpables» del buen funcionamiento de su cocina y sala. Actualmente en los fogones trabajan una hermana y una hija de Enrique, Emilia y Mercedes, y en la sala su esposa y otra hija, Merche y María Eugenia.
Y así ha sido durante su discurrir, pues tras Isabel Pedraja, su cocina fue regentada hasta la generación actual por Isabel García y Juana Martín, con Josefa García en la sala. Toda una saga femenina.
Y su trabajo ha recibido reconocimientos –independiente del de su clientela fiel– por las instituciones. Ahí podemos reseñar que en 1968, el Sindicato de Hostelería le concede a Isabel Pedraja el diploma por la 'Antigüedad y Constancia en el Trabajo'. La Chaine de Rotissiers otorgó en 1997 el 'Plato de Oro de la Gastronomía' a Juana y a Emilia.
La Asociación de Hostelería de Cantabria les concedió en 2010 el premio a la 'Trayectoria Hotelera', y en 2012, la Federación de Hostelería de España les galardona con el 'Premio Sagas Hosteleras'. Mi reconocimiento a esta saga femenina de Casa Enrique, que hago extensivo a todas las mujeres que trabajan en el mundo gastronómico.
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