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El sello de calidad de la anchoa de Cantabria exigirá que la zona de captura del bocarte sea exclusivamente el mar Cantábrico (hasta ahora se permitía también del Mediterráneo) y que sea pescada durante la temporada entre el 1 de marzo y el 31 ... de agosto del año correspondiente. Estas son las dos principales modificaciones que el Gobierno de Cantabria va a introducir en la norma de garantía 'CC Calidad Controlada' que regula el uso de esta marca para las semiconservas de anchoa en aceite y que establece los requisitos de composición y características específicas que debe reunir este producto. Además, para recibir la certificación, deberán de cumplir la legislación vigente para su consumo y haber sido elaborados «por completo» en Cantabria.
El objetivo de la Consejería de Medio Rural, que dirige Jesús Oria es «asegurar» al consumidor que encuentre este sello en una lata de anchoas que se halla «ante un producto pescado en el Cantábrico, en época de costera, y elaborado por completo en Cantabria, lo que supone, además de una garantía de calidad, una protección para el empleo y las empresas conserveras de la comunidad autónoma».
1 Que la zona de captura de la anchoa sea exclusivamente el mar Cantábrico.
2 Que la anchoa sea pescada durante la temporada comprendida entre el 1 de marzo y el 31 de agosto del año correspondiente, cuando el producto es de mayor calidad.
3 Que el producto haya sido elaborado «por completo» en conserveras de Cantabria: todo el proceso de escaldado, corte, escurrido, fileteado, aceitado y cierre del envase.
4 Que la anchoa sea de la especie 'Engraulis encrasicolus'.
El sello 'Calidad Controlada' obligaba hasta ahora que el bocarte fuera de la especie 'Engraulis encrasicolus' y que todo el proceso de escaldado, corte, escurrido, fileteado, aceitado y cierre del envase fuera realizado en una conservera ubicada en la comunidad. Pero no exigía haber sido capturado sólo en el Cantábrico, sino que se contemplaba una zona más amplia en la que se incluía también el mar Mediterráneo. Es decir, que el consumidor podía adquirir latas de anchoas hechas en Cantabria pese a que su materia prima fuera capturada en aguas levantinas o del norte de África, por ejemplo, corriendo el riesgo de pagar un precio alto por una anchoa que en realidad es de calidad inferior.
Esto no sucederá a partir de ahora. Las modificaciones en la normativa han sido realizadas a instancias del Consejo Asesor de la Marca, formado por técnicos de la Oficina de Calidad Alimentaria (Odeca) y conserveros del sector de la anchoa de la región. Los cambios se publicaron ayer en el BOC y ahora los interesados disponen de 15 días para formular por escrito las alegaciones y aportaciones que consideren oportunas antes de procederse a su aprobación definitiva.
«Es el máximo hasta donde puede llegar el Gobierno en materia de protección y fomento de la territorialidad de la zona de pesca y elaboración de la anchoa», asegura al respecto Oria, «satisfecho» por haber cumplido un compromiso de legislatura. Porque estas medidas acercan mucho más la opción de lograr una IGP (Indicación Geográfica Protegida) para la anchoa, que ya poseen otros productos en Cantabria como la carne, los sobaos pasiegos y el vino. Para obtenerla, los productores tienen que agruparse en una asociación y reclamar desde ella este sello de identificación, que exige otra tramitación administrativa a través de la Unión Europea.
Los cambios han sido valorados «muy positivamente» por el sector. Así lo refleja Jesús Gutiérrez, máximo responsable de Conservas Lolín (Castro Urdiales). «Es un paso importante por el que llevamos años luchando; entendemos que la supervivencia de la anchoa del Cantábrico pasa por la calidad y este sello nos colocará, bien posicionados, en los mejores y más exclusivos mercados. Siempre hemos apoyado el sello de calidad, da igual que sea IGP o de otro tipo, que la procedencia tenía que tener un valor añadido frente al 'hecho en'. Es una buena noticia para las conserveras y también para el sector extractivo, con el que tenemos que ir de la mano».
Además, Gutiérrez defiende que tener un sello que dé un valor a una zona «no quiere decir que vayas en contra de otras procedencias del producto, porque son otros mercados. Lo que no podemos hacer es mezclar las procedencias y confundir al consumidor, porque entonces tenemos el problema de que la anchoa que tiene más calidad, por precio, va a salir perjudicada, y va a ser beneficiada la de otros mares, más barata. La gente tiene que tener claro lo que compra y unos lo harán por precio y otros primarán la calidad».
Un mensaje en el que incide Silvia Ruiz, de Conservas Catalina (Santoña). «Todas las medidas que sirvan para garantizar la calidad de la anchoa me parecen perfectas, son bienvenidas», indica.
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