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En muchas casas de la singular comarca Liébana, hasta mediados de los años ochenta del siglo pasado se elaboraba orujo de forma artesanal y, si se daba la ocasión, se vendía en garrafones para ayudar a la economía familiar: «Daba más el orujo que los ... jatos», dice Ángel Moreno. Pero, en 1986, entró en vigor una legislación impositiva que prohibía el empleo de alquitaras móviles en la producción de bebidas alcohólicas. Detrás de la medida había un claro control de la producción para asegurar los ingresos de la administración vía impuestos. Esta circunstancia cambió el panorama radicalmente e impulsó la creación de las primeras empresas orujeras. Porque esta bebida, de alta graduación alcohólica siempre ha tenido sus adeptos y consumido de una manera responsable ya que es un digestivo muy bien valorado.
En el pueblo de Yebas, la familia Moreno había destilado aguardiente «toda la vida» con una alquitara comunitaria y con otra propia que adquirió el padre de Ángel Moreno, fundador de Sierra del Oso. Para adaptarse al nuevo escenario a partir de 1986, Ángel Moreno se decidió a crear esta empresa que constituyó en 1991 y montó una primera destilería en la localidad de Yebas, con vida útil hasta 1996, cuando la producción se trasladó a Ojedo, donde han crecido en metros en dos fases. No obstante, dejaron la destilería de Yebas tal como funcionó el último día, como si de un museo se tratara.
El proyecto de Sierra del Oso, que dirige Ángel Moreno (1963) -segunda generación- ha evolucionado con paso firme hasta convertirse en la principal empresa del sector de Liébana. Inicialmente instalaron ocho alquitaras en el edificio que alberga ahora la bodega de vino. En 2007 se produjo una importante ampliación, se levantó la destilería en la que cuentan con una línea de 20 alquitaras con capacidad para 200 kilos de ollejos cada una -que producen unos 20 litros de orujo cada carga-. Esto se traduce en una producción anual de unos 40.000 litros, lo que representa unas 50.000 botellas.
En 2019, en el primer edificio que albergó las alquitaras, se montó una bodega con ocho modernos depósitos de acero inoxidable que han permitido a Sierra del Oso crecer notablemente en la elaboración de vinos.
El conjunto de las instalaciones de esta empresa que da trabajo a 13 personas durante todo el año se completa con un área de oficinas y de tienda para los visitantes en la propia destilería, una sala de catas, una sala de maceración, la bodega con barricas, almacenes y área de aparcamiento..., todo ello en Ojedo. Además disponen de una tienda en el centro de Potes en la que se comercializan tanto los productos de elaboración propia, como otros productos agroalimentarios emblemáticos de Liébana en particular y de Cantabria en general.
En el entorno de la sede principal hay sendas parcelas pequeñas destinadas a viñedos, de carácter experimental y con una clara función didáctica para los numerosos grupos o turistas que realizan una visita guiada a la bodega y a la destilería. Así se pueden ver aquí viñas en vaso, en espaldera y en emparrado.
La zona de producción, los viñedos, son de naturaleza pequeñas fincas distribuidas en diferentes puntos de la comarca, pero la más importante está en Trillayo, camino de la localidad de Bedoya. Muy bien orientada, tiene sol prácticamente todo el día y está libre de vientos del norte.
En una escarpada ladera hay un viñedo antiguo que está en el ocaso de su óptimo rendimiento, algo que ha decidido a Ángel Moreno a sustituirlo con el ánimo de seguir creciendo, una seña de identidad de la empresa año tras año desde sus comienzos.
Tras haber realizado aquí las tareas de vendimia durante las últimas semanas, han entrado las máquinas para trazar hasta cuatro kilómetros de bancales en sucesivas alturas que serán plantados mayoritariamente con viñas de la variedad Albarín, ya empleada por Sierra del Oso para elaborar sus vinos blancos. Ahora el objetivo es hacer blanco con el sello de calidad de IGP Tierra de Liébana.
La superficie de viñedos existente en Liébana y, por extensión, la que explota Sierra del Oso es extremadamente escasa -no llegará a cuatro hectáreas-. Por ello, para poder elaborar todas las variedades orujos, licores, cremas, vinos y destilados que comercializa Sierra del Oso, Ángel Moreno no oculta que «traemos mucha uva de la zona de Rueda, en Valladolid. La compramos fresca, recién vendimiada la noche anterior y transportada inmediatamente a nuestras instalaciones donde llega en torno a las seis de la mañana, para iniciar de inmediato los procesos».
En pro de la trasparencia, Sierra del Oso diferencia los orujos (con el sello Calidad Controlada) y los vinos (con la marca de calidad IGP) que se elaboran con uvas procedentes de la comarca. El resto de las elaboraciones, como señala el propio Ángel Moreno, «también son de Liébana, porque aquí hacemos todo el proceso a partir de una materia prima que seleccionamos en origen. Me parece injusto que se cuestione con tanta reiteración que algunas elaboraciones son lebaniegas cuando tenemos ejemplos de otros productos que sí se identifican con el lugar de producción sin la necesidad de que las materias primas que lo forman sean de ese lugar». Y salen a colación algunos ejemplos, como las galletas de Aguilar de Campoo o los sobaos pasiegos.
Si algo distingue a Sierra del Oso de otros elaboradores es la gran variedad de bebidas que elabora. Ángel Moreno, un auténtico alquimista del siglo XXI, siempre tiene en mente dar un paso más para dar con la fórmula de una nueva bebida, siempre girando alrededor de la uva.
En primer lugar, destacan los orujos, que son el punto de partida de la empresa. De pequeña producción y muy cotizado es el orujo elaborado con uva de Liébana, porque la mayor parte se basa en uva comprada de Rueda. Dentro de esta gama de orujos, hay variedades envejecidas en barricas de roble limusín francés durante 6 meses, tres, cinco o incluso diez años.
Indudablemente, el principal mercado de Sierra del Oso está en Cantabria y donde comercializan aproximadamente el 60% del orujo y el 90% del vino. También es importante la presencia de la marca en regiones limítrofes, pero quizá el maryo reto sea superar las fronteras y ganar presencia en el mercado internacional, que actualmente pesa entre el 2 y 3%. Han empezado a vender en Alemania todo tipo de bebidas; en Francia, principalmente vino;en Japón, el licor Divino; y en Estados Unidos, brandy, orujo y crema.
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