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Cantabria aspira a dar el salto y pasar de ser una región emergente en materia vitivinícola a ser una realidad, con la visibilidad necesaria de sus elaboraciones tanto dentro como fuera de las fronteras regionales. Esa aspiración se puso de manifiesto este miércoles en el ... acto de entrega de la novena edición de los Premios Optimum que concede la Asociación de Sumilleres de Cantabria a los mejores vinos de la región y al restaurante que mejor defiende éstos. El evento se celebró en el salón de actos de El Diario Montañés y contó con la presencia medio centenar de personas entre las que estaban Pablo Palencia, consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Alimentación; Bárbara Gutiérrez, directora general de la Asociación de Hostelería; Mariano Linares, presidente de honor de El Diario Montañés; Javier Hernández de Sande, presidente de la Academia Cántabra de Gastronomía, además de los premiados, familiares y amigos de éstos y aficionados del mundo de los vinos.
Mejor blanco joven. Hortanza 2022, de Bodega Hortanza, en Guriezo. Recogió el premio Irene Rodríguez, propietaria y enóloga de la bodega.
Mejor blanco con crianza. Palacio de Treto 2020, de Bodega Pago Casa del Blanco, en Voto. Recogió el premio Eva Sánchez, propietaria de la bodega.
Mejor tinto Lusía 2021, de Bodega Cayo, en Liébana. Recogió el premio Manel Gómez, propietario de la bodega.
Mejor restaurante defensor de los vinos de Cantabria El Nuevo Molino, en Puente Arce. Recogió el premio Elvira Abascal, jefa de sala y sumiller del establecimiento.
El acto fue conducido por Alfonso Fraile, presidente de la Asociación de Sumilleres, quien expresó que la intención de estas distinciones es «dar visibilidad a los proyectos que hay en Cantabria, apoyar al sector en general y ayudarles a vender más para que las bodegas sean viables desde el punto de vista económico».
La cata a ciegas de los vinos adscritos a la IGP Vino de la Costa de Cantabria y a la IGPVino de Liébana, fue realizada ante notario. Las botellas habían sido adquiridas por la propia asociación en comercios y la cata tuvo lugar en Puente Viesgo, en el marco del congreso Sabor en Cantabria. El jurado estuvo formado por acreditados sumilleres procedentes de otras regiones.
Y como resultado final de las votaciones, resultaron ganadores Hortanza 2022, entre los vinos blancos jóvenes, elaborado por la joven enóloga Irene Rodríguez; Palacio de Treto 2020, entre los vinos blancos con crianza, de la bodega Pago Casa del Blanco, que estuvo representada por Eva Sánchez y que cuenta con Antonio Merino como enólogo; y Lusía 2021, de Bodega Cayo, de Potes, que estuvo representada por Manel Gómez y su familia. Todos tienen en común que son proyectos familiares, pequeños, donde la agricultura artesana, como destacó el consejero, Pablo Palencia, saca a relucir en un producto lo mejor de la tierra donde están las viñas. El propio consejero entregó los premios a los vinos blancos y Mariano Linares, al tinto.
Finalmente, como «sin la hostelería no tiene sentido tratar de promocionar los vinos, ya que los restaurantes ayudan a defenderlos y a posicionarlos», como señaló Fraile, la asociación también quiso premiar a un restaurante que realiza un trabajo destacado en pro de los vinos y bebidas de Cantabria, El Nuevo Molino. Recogió el premio, de manos de Bárbara Gutiérrez, la jefa de sala y sumiller de El Nuevo Molino, Elvira Abascal, a quien acompañaron en el acto el chef Toni González y miembros de su equipo.
A la conclusión del evento se probaron los tres vinos, acompañados de queso artesano, por gentileza de Granja Cudaña.
La Bodega Pago Casa del Blanco y su vino Palacio de Treto repiten galardón como mejor vino blanco con crianza, aunque esta vez para la añada de 2020. «Sabiendo que el consumidor opta por vinos blancos jóvenes, frescos y afrutados, es una satisfacción que se distinga a un blanco de barrica y de guarda, ya que supone salir del encorsetamiento de que solo sean los tintos los que merezcan el redondeo en botella», valora Eva Sánchez, directora general. Sobre sus características, el enólogo de la casa, Antonio Merino, explica que «se muestra expresivo durante varios años y no pierde ni su esencia ni su identidad». Es una «elaboración de albariño alernativa a la que el envejecimiento de botella aumenta la complejidad de aromas y sabores», los cuales se definen como frescos -destacando las frutas blancas y los matices florales-; y con un paso en boca untuoso, donde la madera respeta la personalidad de la uva y suma aromas y elegancia.
«Este premio es un plus de motivación y energía que nos hacía falta para seguir trabajando y luchando por mostrar esta parte de la historia de nuestra comarca y de nuestra familia». Con esta ilusión han recibido en Bodegas Cayo el galardón a mejor tinto para su vino Lusía 2021 –premiado en dos ocasiones más, con las añadas de 2017 y 1018–. Y es que es un «orgullo», según indica Roberto del Campo, poder mostrar cómo en Cantabria y en Liébana, a pesar de muchos condicionantes, «se pueden hacer vinos con mucha personalidad y calidad». Ejemplo de ello es este Lusía, que a nivel organoléptico, pretende «hablar sobre el lugar del que procede con los ojos cerrados, mostrar Liébana, con sus contrastes y su clima», lo que se traduce en un vino fresco, de fruta roja ácida, ligeramente floral, con notas de minas de lápiz rota, ligeros especiados, tanino firme pero elegante y con un largo retro gusto frutal.
«Este vino es capaz de reflejar lo que nuestra tierra nos ofrece trasladando a todo aquel que lo toma a Guriezo a través de la copa». Este es su secreto. Para la artífice del mejor vino blanco joven de Cantabria, Irene Rodríguez, Hortanza –un coupage de gewürztraminer-riesling, con aromas de fruta blanca, flores y mentolado– «habla del enclave donde se encuentra a través de una elaboración de mínima intervención». Y es que, en su bodega, «trabajamos manualmente cada botella hasta su venta final». Un buen hacer y un excelente resultado que se ha visto recompensado con este premio que la enóloga recibe con mucha ilusión. «El reconocimiento al trabajo realizado siempre gusta y anima», señala. «Para la bodega es algo muy positivo, internamente porque da motivo para seguir en la línea que vamos y externamente nos da voz para que cada vez se conozcan más los vinos de Cantabria, incluso en nuestra propia región».
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