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A los españoles, momentos para ponernos ante una buena tapa o ración nunca nos faltan, es algo para lo que nacimos predispuestos. Sin embargo, no siempre hay tiempo, ganas o materia prima a mano para elaboraciones complejas. Ante una visita inesperada, una quedada que se alarga, una tarde tonta en casa que necesita algo de acompañamiento o una cena rápida, las conservas son un aliado perfecto.
Y es que desde hace algún tiempo este formato ha adquirido un gran protagonismo en nuestras despensas, ya que forma parte de un sistema de alimentación moderno, equilibrado y muy versátil. Al mismo tiempo, tanto los envases en lata como los tarros de cristal transmiten una sensación de confianza en el consumidor, que utiliza con garantías estos productos que le resultan cómodos, fáciles de servir y relativamente económicos.
LOS CLÁSICOS
ACCESIBLES
Los pescados son el género en conserva por excelencia. En Cantabria, además, tenemos la suerte de contar con uno de los productos estrella entre los manjares de lata, las anchoas del Cantábrico. Buque insignia de la gastronomía regional y con una potente industria de conserva artesanal detrás, las anchoas son uno de esos aperitivos para los que siempre es buena ocasión.
Junto a ellas, el bonito es otra de las conservas con mayor producción en Cantabria. La ventresca es una de sus partes más sabrosas y suele envasarse al natural, en aceite y en escabeche.
Son también opciones muy consumidas dentro del marco de los pescados y moluscos en conserva el atún, los mejillones, las sardinas, las almejas o los berberechos.
Más allá de los clásicos, hay otros productos más singulares que se han ido abriendo camino entre los envasados para picar. Es el caso del foie y distintos tipos de patés, que se presentan como un bocado interesante y distinto.
Sea cual sea la elección, porque como en los colores, es una cuestión de gustos, lo importante es tener un rico y variado alijo al que recurrir cuando la tentación llame a la puerta. Una tentación que no que tiene por qué relacionarse con una dieta poco saludable, porque, aunque en torno a las conservas existen ciertos clichés respecto a su alto contenido en sal o grasa, lo cierto es que hoy en día es posible encontrar en el mercado envasados que limitan estas cuestiones y que, por lo tanto, pueden contribuir a llevar una alimentación equilibrada, en tanto que permiten introducir en la dieta ciertos alimentos que, de otro modo, sería difícil consumir frescos o a precios poco accesibles.
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