El testigo

En primer lugar está el relevo generacional, los negocios que pasan de padres a hijos en el mejor de los casos si éstos tienen vocación y formación. Sin embargo, cada día más están produciéndose situaciones en las que ese relevo no existe, lo que pone en riesgo la continuidad de proyectos ejemplares.

En segundo lugar están los traspasos, motivados por diferentes causas, una de las más frecuentes, la falta de éxito en el planteamiento o enfoque del negocio. Cuando hay traspaso, cesión de un fondo de negocio, ni tan mal, pero son muchos emprendedores los que tienen que bajar la persiana porque ha llegado el momento de frenar la sangría de pérdidas. En ese caso no hay relevo, se apagan las luces del local hasta que llega otra iniciativa para retomar la actividad sin recoger más testigo que la fama que haya dejado su predecesor.

Cuando un restaurante o cualquier otro negocio de hostelería pasa de unas manos a otras de forma coordinada, las posibilidades de que las cosas salgan bien son mucho mayores ya que se podrán evitar errores.

Con otro contexto, aunque la salida de Ángel Cuevas de la presidencia de la Asociación de Hostelería haya podido parecer abrupta y aunque haya quien ha querido elucubrar con argumentos no contrastados, se puede decir que el propio Ángel se ha encargado de que todo estuviese bien programado para que el testigo se entregase en las mejores condiciones a un candidato idóneo. Cuevas ha cubierto su etapa en Hostelería y ha representado al sector con valentía. Su aportación y entrega no se podrán olvidar rápido.