El tofu: bueno hasta para los no vegetarianos

Se forma cuajando o coagulando las proteínas de la soja, constituyendo una especie de queso elaborado con bebida de soja que posteriormente se cuece, se enfría y se presenta en diferentes consistencias y texturas.

Es un producto no muy concentrado en calorías pero con un buen porcentaje de proteínas vegetales de alta calidad porque poseen una gran proporción de aminoácidos esenciales.

Su sabor es neutro, lo que posibilita que se pueda utilizar indistintamente para platos salados o dulces y puede someterse también a cocción sin problema, sin derretirse como ocurre con un queso.

Es imprescindible en dietas veganas o para aquellas personas que necesiten rebajar sus índices de colesterol puesto que posee fitoesteroles que pueden mejorar o contribuir a disminuir los lípidos. Además, otra de sus ventajas es que resulta saciante debido a que posee proteínas en elevadas proporciones y también un mínimo de fibra, lo que calma el hambre de forma efectiva. En dietas de adelgazamiento es un recurso magnífico al tener menos calorías que un queso, menos grasas e, incluso, puede utilizarse como reemplazo de la mantequilla o la nata en elaboraciones dulces. Se puede obtener un postre con una mejor calidad nutricional y una densidad calórica inferior. Y es perfecto para la repostería sin gluten. Es proteína pura y puede ayudar a contrarrestar la textura arenosa de las harinas sin gluten. Aporta humedad, con lo que evita que la masa quede seca y se deshaga fácilmente. Como ligazón a croquetas también resulta útil.

Incluso para ensaladas. Existen diferentes variedades de tofu, el más apropiado para los platos fríos, el silken, o suave, de textura que recuerda a una fusión entre clara de huevo cocido y gelatina. Aunque una de las mejores opciones para disfrutar del tofu es convertirlo en una crema untable.

En el mercado, la forma más fácil de encontrarlo es en un bloque, ya sea suave o firme.

Sin duda estamos hablando de un alimento con un amplio abanico de posibilidades, así que hay que sacarle todo el partido posible. En cuanto a su conservación, si se congela es recomendable escurrirlo al máximo antes de ponerlo en un táper en el congelador. O cortarlo en dados o láminas y guardarlo en una bolsa.