Tres formas de preparar unos espárragos naturales: cocidos, al horno o a la plancha
¿Qué hay de cena papi? ·
Con mayonesa, con una salsa beurre blanc, gratinados, rebozados, como guarnición... Podéis comerlos como os apetezca, ¡hasta con las manos!Secciones
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¿Qué hay de cena papi? ·
Con mayonesa, con una salsa beurre blanc, gratinados, rebozados, como guarnición... Podéis comerlos como os apetezca, ¡hasta con las manos!La de los espárragos es una de las citas marcadas en rojo en el calendario, y no solo por lo riquísimos que saben si no por lo saludables que son. Nos aportan fibra, muy baja cantidad de calorías, tienen un enorme efecto saciante e incluso ... diurético, lo que los convierten en un producto ineludible.
Para poder degustarlos es tan sencillo como comprar una lata y abrirla, pero nosotros vamos a ir mas allá. Vamos a hacer nuestros propios espárragos que os aseguro son una autentica delicia y os voy a contar algunas de las formas más comunes y ricas de prepararlos.
Comenzamos eligiendo unos espárragos que no sean excesivamente gruesos pero tampoco muy finos, de un grosor medio y con la piel lisa. Los limpiamos como hemos hecho siempre: quitamos la parte trasera, más leñosa y con más fibra, doblando con la propia mano hasta que se rompa, justo por la parte que se tiene que romper. Si dividimos el espárrago en cuatro partes iguales sería un cuarto de la parte inferior, que es más leñoso y no nos interesa. Se puede guardar para otras elaboraciones como cremas, por ejemplo.
Los pelamos con un pelador normal que tengamos en casa o utilizamos uno específico para ello, que los hay. Superficialmente le quitamos la primera capa, siempre solemos empezar a unos 2 centímetros y medio de la yema. Los lavamos bien y los secamos. Como os dije antes es importante el calibre de los espárragos, que sean todos similares, ya que del grosor dependerá el tiempo de cocción de los mismos.
Cocidos
Una vez listos para la primera elaboración, los vamos a cocer. Lo haremos en abundante agua con sal y un poco de azúcar, durante unos 15 minutos, dependiendo del grosor. Una vez finalizada la cocción es importante escurrirlos bien y no tirar el agua, que nos servirá para su posterior conservación.
Otro punto importante es cortar la cocción del espárrago para lo cual los sumergimos en agua con hielo, ya que no queremos que pierdan la textura firme que deben tener.
Ya está, así de fácil. Ahora es el momento de que la imaginación nos ayude a sacarle el mayor partido a su sabor, textura y propiedades. Un simple hilo de un buen aceite de oliva virgen extra, una mayonesa, como guarnición de un pescado a la sal, acompañando una merluza en salsa verde, unas alcachofas en salsa, rebozados con jamón y queso, gratinados con un queso de nata suave..., probar a combinarlos porque realmente sirven para infinidad de combinaciones.
Al horno
Para la siguiente elaboración volvemos a partir de los espárragos limpios y pelados. Vamos a hacerlos al horno. Preparamos un papillote que no es más que un paquete en el que envolverlos en papel de plata, sin presionarles, que tengan su espacio. Añadimos un chorrito de aceite de oliva e introducimos el papillote en una bandeja de horno precalentado a unos 100ºC y los metemos durante al menos 35-40 minutos, el tiempo que necesitan si su grosor es medio.
Después podremos degustarlos tanto calientes como fríos. A mi me encantan con una beurre blanc. Una salsa muy suave, por lo que va muy bien también con verduras, e incluso con carnes blancas como el pollo, o pescados.
Partimos de chalota bien picada que pochamos en mantequilla. La doramos bien y le añadimos un chorrito de vino blanco. Subimos el fuego, reducimos y lo apartamos del fuego para ir añadiendo más mantequilla. Con una varilla mezclamos la salsa para que ligue, añadimos sal, pimienta y cubrimos los espárragos. Están increíbles.
O a la plancha
Otra manera de hacerlos es pasarlos por la plancha una vez cocidos. En este caso, en vez de 15 minutos de cocción podéis dejarlos 12. Escurrimos bien y los ponemos en una plancha o sartén caliente, unos cuatro minutos moviéndolos para que se doren por igual. Quedan espectaculares como acompañamiento o simplemente solos con unos cristales de sal. Recordad que, aunque no sea la forma más elegante, en muchos tratados se puede leer que se pueden comer con las manos, así que veréis como los acabáis comiendo como pipas.
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