La vaca tudanca, reivindicación de algo más que una raza

El libro recoge opiniones de muchísimos ganaderos que hablan de su relación con la vaca tudanca y de los problemas del campo, de la leche y su precio, de las pocas ayudas que reciben, de la disminución de ganaderías en la región. Afirma el autor en su prólogo: «Han mantenido una lucha diaria por la supervivencia de una raza que representa la preservación de unos de los tesoros genéticos más importantes de nuestra tierra».

El libro está muy bien estructurado, con capítulos que abordan diferentes aspectos relacionados con la vaca tudanca: Censo de tudancas, relación de asociados de criadores de vacuno de raza tudanca, alimentación (subiendo al puerto en verano), tipos (cinco), ferias, exposiciones y certámenes de arrastre (carreteros) también, donde exhiben orgullosos su ganado, con el encuentro con los artesanos, productores de alimentos, compradores, curiosos, concursos de bolos, de trovas, piteros y tamborileros…

Se denuncian los problemas de los precios de los piensos de Castilla, del gasoil, la amenaza del lobo, bajo precio por la carne de sus terneros, escasez de agua o pastos, la seca, la insuficiencia de las subvenciones, los alquileres de las fincas, los vacíos…

Se habla de los campanos, majuelos, campaneros (imprescindibles para identificar cada una de sus vacas), cebillas, hebillas… Canciones y trovas, cantantes (Benito Díaz, Hermanos Agüeros, Cossío…).

Y la última parte, sobre todo, fundamental para conocer desde dentro los problemas del campo y de los ganaderos, en las entrevistas con sus propietarios donde reflejan, además de su amor por ese tótem de Cantabria, sus problemas y formas de vida. Ese último capítulo es de lectura obligada para los políticos del ramo para conocer los verdaderos problemas del campo y la ganadería. No sólo de la vaca tudanca.

De este modo la obra se convierte en una relación de ganaderos, un informal censo o diccionario onomástico, muy conocidos no sólo en su comarca sino en la comunidad a través de ferias, certámenes, etc.

Como no podía ser de otra manera se destaca el protagonismo especial de la mujer: no acompaña al hombre, es coprotagonista de la ganadería. Especialmente en el ganadero mixto, el que trabaja fuera de la explotación ganadera y atiende también al ganado. En Cantabria, en torno a las grandes empresas y núcleos urbanos ha se ha dado mucho.

Y un punto de optimismo o si se quiere de paradoja: aparecen muchos niños y jóvenes que están encantados con el trabajo en el ámbito rural, les gusta el campo, puede haber relevo, pero si se establecen ayudas y estímulos, sin embargo es incierto el posible relevo de los jóvenes. Y eso que se subraya que muchas ganaderías, casi todas, son heredadas siguiendo la tradición de sus padres y abuelos. «Nadie puede construir hoy una casa y una familia sobre la economía de las tudancas», afirma el ganadero Amador Rábago.

Pero la reseña de este libro en las páginas de 'Cantabria en la mesa' se debe fundamentalmente a las referencias que hace al tema gastronómico: carnicerías y restaurantes con carne tudanquesa, cada vez más en la oferta de las cartas con diversas variedades y a algunos ganaderos y restauradores.

Escrito con palabras sencillas, en un tono coloquial, sin buscar exhibicionismos literarios innecesarios y haciendo un libro accesible para todos, está editado por Quorvm, cuidando la composición de cada página. Llama la atención la profusión de fotografías, hechas por el propio autor y otros fotógrafos. En ellas aparecen ganaderos tudanqueros y tudanqueras y las protagonistas, las tudancas, de bella estampa.

En definitiva, un acercamiento al sector primario de nuestra sociedad y a la vida rural a partir de esta emblemática raza vacuna característica del occidente de Cantabria que proporciona la carne de sus terneros, leche y el trabajo de tracción.