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Es el producto estrella de Valderredible, un embajador único que habla de la calidad de la tierra, de los suelos bañados por el Ebro, y que además ya no se comercializa solo como materia prima, sino que desde hace unos años se vende también como producto manufacturado, las 'Vallucas'. La patata de Valderredible, bajo el sello de Calidad Controlada (CC) que gestiona la Oficina de Calidad Alimentaria de Cantabria (Odeca), traspasa fronteras, aunque la región sigue siendo su principal mercado de consumo.
Precisamente la semana pasada comenzó una cosecha que concluirá en apenas unos días, previsiblemente antes de final de mes, y que según adelantan los productores no será especialmente relevante en cuanto a las toneladas recogidas.
Así lo explica sobre el terreno José María López 'Chema', vecino de Cubillo de Ebro y uno de los cuatro agricultores que vende sus patatas dentro del certificado de Calidad Controlada. «Nosotros gestionamos el 50% de la producción de patata en Valderredible, aunque hay otros productores que cosechan y venden al margen de este marchamo que acredita la calidad del producto», explica.
«En Valderredible, los productores de la CC cosechamos unas 80 hectáreas de patata y la producción global ronda las 2.500 toneladas, a razón de entre 30.000 y 40.000 kilos por hectárea sembrada. Aunque existen cuatro variedades: baraka, spunta, jaerla y agria, sólo esta última representa el 90% de la producción».
López insiste en la importancia del riego para el crecimiento de la patata, que además supone un gasto fijo, y en la necesidad de articular un plan adecuado, más aún cuando cada vez resulta más difícil acceder a los recursos hídricos del Ebro, incluso teniendo en vigor un canon que se podría definir de histórico por el que se paga anualmente y que supuestamente garantizaba el consumo necesario. Esta situación está forzando a la creación de varias comunidades de regantes en el municipio, que ya se abastecen mediante balsas.
«El trabajo está mecanizado. Cada vez se requiere más maquinaria e inversión, al tiempo que se ha reducido la mano de obra», reconoce López. «Las cuadrillas de hace años escasean, se han marchado a otros sectores, y resulta complicado encontrar operarios. Ahora, con las cosechadoras, también necesitamos obreros, pero menos; con tres o cuatro en cada máquina es suficiente. La maquinaria permite que la recolección sea más rápida y ya solo el 10% de la producción se recoge a mano. Es cierto que la inversión en maquinaria es muy alta, pero a largo plazo es rentable».
López también destaca los continuos cuidados de la patata. «Primero la tenemos en cámaras y un mes antes de sembrarla la sacamos para que se atempere y comience a brotar un poco. Durante el proceso de cultivo también se requieren muchísimos trabajos de maquinaria y de observación constante, ante la llegada de pulgones, escarabajos y muchos tipos de hongos que la atacan. Del mismo modo, cuando se cosecha el almacén tiene que estar muy aireado y a su conclusión se cierra y se deja totalmente a oscuras para mantener las propiedades del producto», explica el agricultor valluco.
Respecto a la rentabilidad, reconoce que es «muy baja». «A base de cosechar muchos kilos, sacas una pequeño beneficio, pero el mismo va disminuyendo en los últimos años a pasos agigantados y de seguir así, con el tiempo, tendremos que dejar de producir».
Destaca la patata valluca por ser blanca y de carne amarilla. Tiene un tamaño medio-grande y una forma ovalada y alargada, su piel es fina y la textura lisa. «La Odeca controla el cultivo, el almacenaje, el transporte, envasado y distribución. Es la encargada de la gestión de todo el proceso que se distribuye finalmente en un formato de tres kilos», resume López.
Estas características son ensalzadas también por el alcalde de Valderredible, el regionalista Fernando Fernández. «Se trata de un producto estrella y nuestro objetivo es velar por la marca, protegerla y darla el reconocimiento que se merece». Es fundamental impulsar la Indicación Geográfica Protegida (IGP) y para ello estamos en contacto estrecho con la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno regional. Una solicitud en la que ya trabaja el equipo del también regionalista Guillermo Blanco, quien ha asegurado que el objetivo de su departamento es «concluir el expediente necesario y enviarlo a Europa el próximo año». «Para que la patata de Valderredible tenga su IGP va a ser necesaria la asociación de los productores vallucos». «En su nombre y con su apoyo es como debe canalizarse esta solicitud», afirma Blanco. Para el consejero, la calidad de la patata valluca es «indudable» y además es reconocida «tanto dentro como fuera de la región».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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