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«Un paisaje también se come», decía Carmen Fernández, la gerente del Grupo de Acción Local Saja Nansa, en la segunda edición del encuentro de gastronomía, turismo y agroalimentación, Sabor en Cantabria. El contexto fue una mesa redonda donde se abordó la simbiosis entre la gastronomía y el turismo. Dos conceptos estrechamente vinculados y con un increíble potencial a la hora de establecer la identidad de un territorio. Porque la realidad es que cada entorno, cada región o comarca, en sus distintos niveles, dispone de su propia excelencia y de su propio sello gastronómico que lo hace único e irrepetible. Saber potenciarlo y ponerlo en valor se presenta como un polo de atracción para que locales y turistas descubran cómo comer ese paisaje.
Aquí, la comarca Saja-Nansa, un destino de interior con su propia ventana al Cantábrico, ofrece a través de sus 18 municipios una potente cultura gastronómica que, con mucho arraigo y tradición, ha conseguido establecerse y consolidarse gracias tanto a los productores del sector agroalimentario como al trabajo de los numerosos establecimientos hosteleros de la comarca. Así, este territorio se presenta como un excelente destino de turismo gastronómico donde poner al alcance de los visitantes auténticas experiencias en torno a una gran variedad de productos y restaurantes.
Pero no solo vale con tenerlo, también hay que saber venderlo. Buscar las herramientas necesarias para dar a conocer todas esas posibilidades culinarias, ese sello de identidad, a un consumidor que quiere saborear el territorio y que apuesta, cada vez más, por lo local, por el producto de cercanía, pero también por conocer y saber todo lo que hay detrás. Y aquí, estos dos sectores de los que hablábamos, los productores y la restauración, se han conseguido presentar ya como imprescindibles en la materia.
En este contexto, y de esa apuesta por lo «enogastronómico» como signo distintivo de la comarca, en palabras de Secundino Caso, presidente del Grupo de Acción Local Saja-Nansa, vio la luz hace ya un año el proyecto de Viandas y Pucheros.
«Queremos que el Saja-Nansa esté cada vez más presente en nuestras mesas y que se asocie a la idea de calidad, de comer lo mejor de la mar y lo mejor de la montaña», señala el también alcalde de Peñarrubia. Por ello y para ello, Viandas y Pucheros nació –y sigue existiendo– con el objetivo de reivindicar a la comarca como un destino de turismo gastronómico vinculado al medio natural y cultural y a una gran riqueza gastronómica y agroalimentaria. Asimismo, persigue dar el primer paso hacia la creación de una marca que el consumidor logre identificar y que quede vinculada a dos conceptos clave: garantía y calidad.
A lo largo de este último año, desde el Grupo de Acción Local (GAL) han buscado, a través de esta iniciativa, crear una herramienta de impulso basada en las sinergias entre ambos sectores, fortaleciendo así el vínculo entre los empresarios del sector agroalimentario y hostelero. Unas alianzas estratégicas y esenciales para dinamizar ese patrimonio culinario y de las que ya han tomado parte alrededor de medio centenar de productores y en torno a 250 establecimientos hosteleros.
Pero Viandas y Pucheros busca algo más. Esas alianzas y sinergias discurren en torno a unos productos de proximidad que este programa del GALbusca también potenciar entre los que viven y disfrutan dentro de la comarca de Saja-Nansa.
Un catálogo que va más allá de los tradicionales guisos de cuchara tan arraigados a la zona. La versatilidad territorial de este entorno permite que la oferta agroalimentaria abarque un amplio abanico de posibilidades fruto tanto del mar como de la tierra. Así, el sector pesquero, el ganadero, los lácteos y hasta la respostería componen, entre otros, un catálogo caracterizado por la diversidad y la calidad.
Carnes de ganado local y de razas con tanto arraigo a la región como la tudanca; embutidos y conservas; pescados y mariscos; mieles, quesos y vinos con premios internacionales; y hasta sidras se dan cita en una oferta donde también tiene un gran peso y valor los productos de la huerta. Y es que la comarca dispone de extensas y fructíferas fincas donde se recolectan cada temporada legumbres, verduras y hortalizas con las que elaborar suculentos platos. Junto a ellos, hay sectores que van ganando peso como la respostería creativa de la mano de grandes artesanos, y otros que, con más de medio siglo de tradición, como el hojaldre y las corbatas, han servido como nexo de unión a todo este territorio, afianzando su oferta.
Unos productos que si bien lo han sido siempre, gracias a esas sinergias potenciadas desde Viandas y Pucheros, se han consolidado ya como eje central de la oferta gastronómica de la comarca. Porque cada vez son más los establecimientos hosteleros cuya propuesta gira entorno a aquello que tienen alrededor.
Ante todo este potencial y predisposición, los primeros pasos ya se han dado, y ahora toca seguir. Viandas y Pucheros es un proyecto con continuidad. Un proyecto que seguirá avanzando con la idea global de seguir apostando por el potencial turístico y gastronómico de la comarca, por el arraigo y la calidad de sus productos y por la puesta en valor de ese potente sello de identidad que hacen de Saja-Nansa un entorno único, digno de degustar.
Viandas y Pucheros dio uno de los primeros pasos en noviembre del año pasado, con una jornada donde uno a uno se fueron presentando gran parte de los productores y restauradores de la comarca. Este primer encuentro sirvió como foco de debate para analizar el potencial y las ventajas de estas sinergias y sentar las bases de este nuevo modelo colaborativo.El objetivo –más que cumplido– fue crear una red de conocimiento donde tanto unos como otros fueran conscientes de la importancia del apoyo mutuo.
Ahora, un año después y con unas líneas de actuación ya asentadas, el próximo jueves, 10 de noviembre, el Grupo de Acción Local Saja-Nansa repite el formato. Lo hace con un nuevo encuentro destinado, una vez más, a estos dos sectores. El objetivo de esta segunda jornada, que tendrá lugar en Unquera, no es otro que avanzar y continuar en la línea de lo que se viene haciendo, es decir, de seguir apostando por el potencial de esas alianzas entre ambos.
Asimismo, en el marco de este proyecto, en los últimos meses se han desarrollado unas jornadas gastronómicas, así como visitas guiadas de restauradores a productores para conocer el trabajo que hay detrás de los productos que usan en su cocina, o talleres y charlas formativas.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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