'Mesa redonda sobre producción sostenible'. Ese era el título de una iniciativa que desde el Grado en Ingeniería de las Industrias Agrarias y Alimentarias de la Universidad Europea del Atlántico se iba a desarrollar para poner en contacto a los distintos agentes del sector ... agroalimentario de Cantabria, para que hablaran de su experiencia y de sus perspectivas del cambio que se está produciendo en la actividad profesional y social vinculadas a la producción de alimentos.
Sin embargo, la aparición del Covid-19 y el estado de alarma impidió su celebración, pero al mismo tiempo ha abierto una puerta hacia la reconsideración de la importancia en nuestras vidas del sector agroalimentario, ya que la salud y los alimentos son pilares fundamentales del estado de bienestar.
Sería interesante cuestionar algunos prejuicios sobre la actividad agraria, asociada a trabajos socialmente menos valorados y aparentemente más duros que otro tipo de actividades. Actualmente la conexión digital permite que desde el medio rural puedan surgir proyectos innovadores. Además, la industria agroalimentaria lleva tiempo viviendo un cambio del modelo productivo para hacerlo más eficiente y respetuoso con el ambiente, gracias a la combinación de los avances científico-tecnológicos y al conocimiento tradicional campesino que están facilitando esa transición hacia la sostenibilidad.
Tal es la importancia de la actividad agroindustrial que hace dos meses, cuando se declara el estado de alarma, el sector agroalimentario es definido como actividad esencial, y este hecho puede traer consigo un beneficio a partir de la desescalada. ¿Qué se puede hacer para que un cambio en el modelo de producción y elaboración de alimentos tenga una repercusión positiva en el desarrollo sostenible de Cantabria? En nuestra opinión, cualquier respuesta debería de poner en valor los modelos cooperativos y colaborativos en la producción, elaboración y distribución de alimentos.
La industria agroalimentaria puede convertirse en una de las principales fuentes de trabajo debido a su carácter esencial, lo que permitirá generar empleo en otros sectores relacionados. Para pensar sobre futuros posibles en el sector, se deberían de poner en marcha casi de inmediato acciones que ya están funcionando en otros niveles de colaboración y extenderlas al conjunto del sector agroalimentario (agricultura, ganadería, pesca e industria alimentaria) cántabro:
– Crear redes de colaboración. Que cada persona sepa que su colaboración está contribuyendo al bien común y a generar redes estables de producción, distribución y comercialización a medio y largo plazo. Un ejemplo cotidiano es la cesta de la compra: cuando decidimos qué compramos, qué tipo de producciones está sosteniendo nuestra elección diaria de alimentos y cómo podemos contribuir a apoyar los proyectos agroalimentarios locales y sostenibles.
– Crear un mercado virtual de Cantabria. Un único mapa donde se puedan encontrar las iniciativas (individuales y colectivas) que se han puesto en marcha para promocionar el consumo de productos locales (Plataforma MerCantabria, Red Cántabra de Apoyo Mutuo, Come Cantabria Local, Consume Comarca, Cantabria a domicilio, etc.) De esta manera, se conseguiría una mayor eficiencia a la hora de elegir alimentos. Además, se contribuiría a que las empresas del tejido agroindustrial puedan ser más visibles para otras empresas prestadoras de servicios, generando alianzas.
– Co-working entre productores y elaboradores de alimentos locales, pymes, empresas y asociaciones empresariales. La situación actual ha puesto de manifiesto las limitaciones que toda empresa tiene, especialmente en aspectos como la logística y el almacenamiento de los productos perecederos. En Cantabria hay modelos de empresas que trabajan junto a productores locales, que han impulsado proyectos agroalimentarios como una cooperativa ecológica que comercializa online desde su creación hace tres años.
– Profesionalización de la actividad agroalimentaria. Un desarrollo sostenible continuado en el tiempo y con una repercusión positiva en el crecimiento de Cantabria, implica apostar por la profesionalización. Cantabria cuenta con distintos centros del que salen cada año agricultores y ganaderos profesionales como es el CIFP La Granja, técnicos de la industria alimentaria del IES Lope de Vega, ingenieros agrícolas que son los asesores científicos y tecnológicos en todos los eslabones de la cadena alimentaria en la Universidad Europea del Atlántico, en la que también se forman los tecnólogos de los alimentos cuyo objetivo es analizar todo aquello que esté relacionado con la calidad del alimento que llega al consumidor final, sin olvidar los cursos de incorporación del CIFA (Centro de Investigación y Formación Agraria de Cantabria).
– Investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria. La supervivencia en el mercado, aunque tenga una escala regional, pasa por una adaptación al mismo y a su constante evolución, a conocer qué quiere ahora el consumidor. Para ellos es necesario que las empresas apuesten por la realización de proyectos de I+D+i en aspectos relevantes como la mejorar de su sistema productivo y la vida útil de sus productos, la gestión de sus residuos para convertirlos en nuevas materias primas, su modelo de negocio y empresarial, etc.
– Creación de un observatorio de sostenibilidad. El mundo está lleno de iniciativas interesantes, de fácil aplicación y resolutivas. Un observatorio abierto a la ciudadanía permitiría encontrarlas, analizarlas y ver si se pueden replicar en lo local. Este tipo de experiencias colaborativas ya se están llevando a cabo desde otros ámbitos, por ejemplo el taller Rural Experimenta del Ministerio de Cultura y Medialab Prado, un laboratorio rural de innovación ciudadana para el prototipado de proyectos en común que den respuesta a diversas problemáticas relacionadas con el medio rural.
Se pongan en marcha alguna de estas actividades u otras, es evidente que cuando se celebre la futura Mesa redonda sobre producción sostenible se recogerán experiencias muy interesantes que nos mostrarán que un cambio en el sector agroalimentario está siendo posible por las redes colaborativas y, que el medio rural y la actividad agraria, están jugando y van a jugar un papel esencial en la construcción de un futuro sostenible para Cantabria.
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