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A vuektas con el servicio

Salsa de chiles ·

Carlos Maribona

Santander

Lunes, 19 de agosto 2019, 18:14

Ha sido una de las novedades más ambiciosas de este año en Marbella. Claro aspirante, dicen, a una estrella Michelin. Desde luego su cocina, de aire afrancesado, la merece sobradamente. Los moluscos con refinadas salsas que los potencian; ese potaje de guisantes y foie; o ... el cremoso puré, más mantequilla que patata, que sirve de guarnición a un canetón asado, son el reflejo del excelente trabajo de un cocinero de técnica impecable. Pero en un restaurante no todo es cocina. Como hemos repetido tantas veces, si comemos de forma regular pero nos atienden de maravilla saldremos con buenas sensaciones. Por el contrario, la mejor comida queda desvirtuada cuando falla el servicio. Y esto es lo que ocurre en esta casa. Un equipo de sala desbordado, mal dirigido, incapaz de responder a las necesidades de un establecimiento en el que se pagan cien euros por cabeza. De que en una casa de este nivel las mesas estén sin manteles, ni siquiera un modesto bajoplato o un platito para el pan, ya conocen mi opinión.

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