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La zona comprendida entre el parque de Cupido, la Plaza de la Constitución y la calle Julióbriga de Reinosa ha sido siempre un lugar de ocio, de ambiente, de música y baile por la noche, rabas y blancos por las mañanas, y cervezas y cafés por las tardes. No quedan lejos aquellas noches en que esta zona estaba llena de gente, que abarrotaba estas calles.
Cierto es, que los locales hosteleros se extienden desde siempre más allá de estas calles, pero éste ha sido en muchos momentos uno de los lugares más bulliciosos de la ciudad. Hoy, en la calle Julióbriga quedan solo un par de locales, supervivientes de aquella época en la que miles de jóvenes recorrían la zona más allá de la vía.
La plaza de 'El Rincón', ahora está vacía y el bar cerrado; también lo está el Yuqui Acha, el que fuera uno de los lugares más típicos de la ciudad, y algunos sitios para bailar, como el Café Bar Década.
Reinosa cuenta aproximadamente con un negocio de hostelería por cada cien habitantes. En total hay 110, ocho menos que hace tres años, y veintinueve menos que en 2014. En este tiempo hemos dicho adiós a lugares emblemáticos como el populoso Universal, cuyo cierre, en 2016, se notó especialmente en el ambiente nocturno de la zona. También se despidió la discoteca más mítica, Cum Laudem, antes Broker, previamente Disco Bar No Lo Sé, y siempre conocida por todos como 'Cocos'. No en vano, mucha gente continúa llamando a la plaza de la Constitución como 'plaza de Cocos'.
La variedad y cantidad de bares en esta zona era uno de sus atractivos, si bien, la mayor parte de los locales de la zona han sucumbido al reggaetón, y son ya contados los lugares que aun huyen de las tendencias latinas que imperan en la música actual. Por otro lado, los empresarios de hostelería de la zona apuntan a un cambio de tendencia generalizado, no sólo en Reinosa, por el cual el público prefiere ahora salir por las mañanas y por las tardes, relegando las noches a un segundo plano.
Agustín del Corral lleva diecisiete años regentando el bar Ábrego, de la calle Julióbriga. Dice que el negocio, «últimamente no va mal. No es que esté boyante pero hemos pasado épocas peores». Respecto a las noches, explica que, «hace tiempo que se fastidiaron. Las mañanas la verdad es que se mantienen». Concreta en este sentido, «los primeros años trabajábamos muy bien las noches pero hace ya como diez que ha bajado muchísimo. Han bajado en todos los sitios, no sólo en Reinosa, porque la gente parece que ha cambiado de costumbres».
En la zona siempre hay rumores de bares que abren, cierran o se traspasan, algunos de los cuales se hacen realidad y otros no. Algunos cuelgan el cartel de 'Se Alquila' o 'Se Traspasa'. Otros negocios hay que periódicamente cambian de titulares, de estilo y de decoración, lo que indica algunas dificultades para estabilizarse en algunos negocios. No todos, porque los reinosanos son amigos de los estrenos y suelen acudir a inauguraciones y dar una oportunidad a quienes emprenden un nuevo proyecto en el ramo de la hostelería.
Concretamente en los últimos tres años han abierto cinco establecimientos en Reinosa, mientras que treinta y cinco locales han cambiado de titularidad.
Noelia de Egás es la propietaria del Bar Ágora. Para ella, «la hostelería en Reinosa está muy baja porque la noche se está perdiendo, y sólo trabajamos bien por la mañana y por la tarde que se mantienen más o menos». Dice en este sentido que hoy en día en la zona de copas, «los viernes no hay nada. Los sábados algo más». Por el tipo de local que es, el Ágora tiene licencia para abrir hasta las cuatro de la mañana los sábados. Sin embargo, suele cerrar a las doce, excepto en la ocasiones en las que organiza conciertos y otras actividades que atraen a un mayor número de personas. Dice la hostelera que los sábados por la noche, «la gente se suele concentrar en dos o tres bares». En el lado positivo, agradece la hostelera que abra durante los fines de semana el Disco Bar Pasos, otra de las salas clásicas de Reinosa, «eso da un poco de vida porque es un local grande, pero vas a otros sitios y hay muy poco».
Dice además la hostelera que, «he oído que van a cerrar algunos bares y creo que eso sí que se va a notar porque cuanto más haya mejor para todos».
El Bar La Plaza siempre fue uno de los locales más grandes de la zona, aunque estaba muy lejos de ser el más concurrido. Después de pasar por manos de diversos propietarios e ir cambiando de nombre, hoy es el Lábaro. Su propietaria, Charo Saiz, regentaba El Popeye, un bar situado en la avenida de Cantabria. Hace más de un año cambió las afueras por la zona de copas de la ciudad. Dice que, «estamos muy contentos. Los días de diario hay poco pero los fines de semana esto evoluciona muy bien, hay mucho ambiente y estoy muy orgullosa». El Lábaro es un lugar donde ir a cenar o picotear antes de salir. La gente come allí sus hamburguesas mientras contempla el homenaje que en este local se realiza a las peñas carroceras de la ciudad, en su decoración, en sus cartas, en sus platos,… «Es verdad que la gente que lleva años trabajando aquí dice que ha bajado mucho porque antes estaba siempre lleno, pero nosotros los viernes y los sábados trabajamos bastante». Para ella, es mejor que haya una amplia oferta, «ojalá no se cierre ningún establecimiento. Me gustaría que estuviera todo lleno porque cuantas más opciones haya más gente viene».
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Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
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