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El pasado sábado, un hombre 84 años y vecino de Orejo provocó un importante accidente que acabó con su vida al entrar a la autovía A-8 en sentido contrario y chocar contra otro vehículo a la altura de Hoznayo. No hubo ningún tipo ... de intencionalidad. Pudo ser por un simple despiste o por los efectos de una bajada de azúcar, según apuntan los investigadores. En cualquier caso, el episodio sirve para poner de manifiesto el hecho de que cada vez hay más personas mayores de 75 años con un permiso de conducción en vigor en Cantabria. Según el último recuento, de enero de 2019, son casi 20.000. Exactamente 19.748 frente a los 15.560 de hace una década.
Ese es el dato objetivo, una realidad que junto a sucesos como este han vuelto a poner sobre la mesa en la comunidad autónoma el debate sobre la necesidad de prohibir la circulación a los conductores cuando sus capacidades físicas y de respuesta van disminuyendo. Los estudios dejan dudas. Por un lado, apuntan a que este grupo de edad es el que acumula menos siniestros en la carretera. El último informe de la Fundación Mapfre asegura que los que han superado el momento legal de jubilación registran cuatro veces menos accidentalidad que los menores de 25 años; y menos de la mitad que los automovilistas de 35 a 44 años.
59.138 Conductores cántabros tienen más de 65 años, frente a los 43.383 que tienen menos de 30.
Restricciones por edad El médico del psicotécnico puede decidir que la persona no conduzca por la noche, en autovías, sin compañía o lejos de su casa, aunque «no siempre se cumple».
Renovación del carné Hasta los 65 años se renueva cada década. Posteriormente, se hace cada cinco años o menos si el médico así lo decide o si lo pide la familia o un agente».
¿Las razones? Principalmente tres: respetan más los límites de velocidad, no son tan agresivos en la conducción y aceptan mejor sus limitaciones, lo que les hace recorrer menos kilómetros y conducir más por el día. «Aunque la sensación contraria esté generalizada, es falso ese sambenito de que infringen más», apunta José Miguel Tolosa, responsable de la Dirección General de Tráfico (DGT) en la comunidad autónoma. La otra cara de la moneda es que sí considera que son los que protagonizan más despistes, sobre todo en autovías y rotondas. Aunque no hay una estadística que lo pueda confirmar, sí suelen estar detrás de los casos de 'kamikazes' que de forma no intencionada circulan en dirección contraria.
Alberto Santamaría | Asoc. de Autoescuelas
Tolosa recuerda que se debe equilibrar el derecho de las personas a la libre circulación al de la seguridad del resto de usuarios. Por eso, aunque el carné nunca caduca, los mayores de 65 tienen que renovarlo cada cinco años -el resto es cada década- y existe una serie de restricciones cuando se aprecia que el conductor está perdiendo algunas facultades necesarias para tomar el volante. Por ejemplo, recortar la duración de vigencia del permiso, pero también opciones como prohibir entrar a autovías, coger el coche por la noche o sin compañía de otra persona con carné y limitar la velocidad máxima o la zona por la que puede moverse más allá de su entorno habitual. Por norma general, son los médicos del psicotécnico los que las establecen tras cada prueba. En otras, lo hace Tráfico a petición de los familiares, de los agentes locales o de la Guardia Civil que sobre el terreno han comprobado que este individuo no puede salir a la carretera en determinadas circunstancias.
José Miguel Tolosa | Director regional de la DGT
Esa es la teoría, pero «que se cumpla es otra cosa». Lo dice Alberto Santamaría, de la Asociación Cántabra de Autoescuelas. En su opinión, son muchos los mayores que no están preparados y siguen conduciendo. «Muchos dicen que tienen capacidad para seguir porque nunca han tenido un accidente. Y es verdad, pero lo que no cuentan son los accidentes que casi provocan todos los días». No sólo pone en duda las capacidades físicas de algunos conductores de edades avanzadas, también recuerda que no tienen la formación adecuada y no se han reciclado: «Por ejemplo, ¿quién les ha enseñado a coger una rotonda? ¿O una turborrotonda?». Considera que el verdadero problema es que el psicotécnico no cumple su función original. «Ahora miran la tensión y poco más. A partir de 65 años deberían endurecerlo para que sea una prueba médica de verdad», concluye.
La Fundación Española para la Seguridad Vial (Fesvial) se centró en uno de sus últimos barómetros en estos conductores, los más mayores, y detectó que seis de cada diez implicados en algún accidente había cometido una infracción. Entre las actitudes más peligrosas de quienes aún no han jubilado el carné detectadas por el informe de Fesvial destaca saltarse el stop (el 5,7% de los conductores de 75 a 84 años; el 6,3% de 85 a 99) o el paso de cebra (el 3,7% y el 4%, respectivamente). En este último tramo de edad es donde, precisamente, se producen los siniestros más graves, la mayoría protagonizados por hombres. Lo llamativo es que en los sucesos con mayores involucrados no se registran en las peores circunstancias para conducir pues se dan, sobre todo, con la calzada «seca y limpia», a plena luz del día y con condiciones climatológicas «favorables» en el 80% de los casos. «Y en mayor medida en las rectas», agrega el informe.
A comienzos de 2018, justo después del accidente de Caviedes en el que murió un hombre que circulaba por la autovía en sentido contrario y los dos ocupantes del vehículo contra el que colisionó, la DGT en Cantabria solicitó una reunión con expertos para estudiar posibles medidas con las que evitar este tipo de episodios. La conclusión fue que el margen de maniobra era muy pequeño, más allá de completar la instalación de señales fluorescentes 'antikamikazes' en los accesos a autovías para alertar a los conductores en caso de despiste. Un año después, casi el 100% de los puntos cuentan ya con elementos de este tipo. «Seguimos haciendo cosas y trabajando, pero hay algunas cosas que por mucho que hagas son imposibles de evitar», explica José Miguel Tolosa, responsable de la DGT en Cantabria, en relación al suceso del sábado en Hoznayo.
En este sentido, indica que la Guardia Civil llegó a cerrar la A-8 a la altura de Laredo para que los conductores no se toparan con el hombre que avanzaba en sentido contrario, pero el coche con el que impactó, desgraciadamente, había pasado antes. En estos casos, también se suele indicar el hecho en los letreros luminosos. Se actúa, por ejemplo, cuando hay animales sueltos en la vía como en diciembre de 2018 con una vaca en Quijas, aunque esto no evitó el choque. Esta vez todo ocurrió tan rápido que ni hubo tiempo de activar el protocolo.
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