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Baile de los Picayos.
Nueve danzas tradicionales de Cantabria, bien de interés cultural

Nueve danzas tradicionales de Cantabria, bien de interés cultural

Se trata de Danza de Las lanzas, el Baile del Conde de Lara, la Danza de San Pedro, la Danza de Los Picayos, El Pericote, El Trepeleté, La Danza de Palos, La Danza de Arcos y la Jota Montañesa

efe

Jueves, 29 de octubre 2015, 16:22

El Gobierno de Cantabria ha declarado como bien de interés cultural inmaterial nueve danzas tradicionales, por tratarse de bailes que forman parte del acervo cultural de la comunidad autónoma.

Se trata de la Danza de Las lanzas, el Baile del Conde de Lara, la Danza de San Pedro, la Danza de Los Picayos, El Pericote, El Trepeleté, La Danza de Palos, La Danza de Arcos y la Jota Montañesa.

Según el Gobierno de Cantabria, estas danzas tienen una personalidad históricamente definida, unida a los valles y comarcas de Cantabria, con arraigada tradición, y constituyen un "sólido nudo conjuntivo de diversas manifestaciones estéticas".

La Danza de las Lanzas es original de Ruiloba y en su interpretación participan veintiún hombres. Las mujeres participan en una de las fases de la danza, pasando tras un arco formado por los bastones de los danzantes. El instrumento musical más importante es un viejo tambor de madera y, secundariamente, las castañuelas del rabonero. La danza concluye con un castillete realizado por los danzantes, en el que uno de ellos se alza sobre el resto, apoyado en los bastones de los compañeros, colocados horizontalmente.

El Baile del Conde de Lara también se interpreta en Ruiloba, de acuerdo con una versión del verano de 1919. Como baile cortesano, los hombres tratan de atraerse el favor de las mujeres, a las que homenajean con genuflexiones.

La Danza de San Pedro, conocida también como de San Pedruco, es característica de la villa de Comillas y presenta analogías con el romance del conde de Lara, porque también es un baile cortesano. Esta danza se ejecuta coincidiendo con la procesión, lo que explica que en las estrofas que se cante mientras se interpretan invocaciones a San Pedruco.

La Danza de los Picayos, representativa de la parte occidental de la región y también conocida como el baile del santo, es, probablemente, la más extendida de carácter religioso. Su ejecución tiene dos fases, una cantada en el interior del templo y otra en el exterior, en la que se simultánea el canto y la danza. Uno de los momentos más destacados de la danza se produce cuando un reducido grupo, que suele ser de cuatro o seis hombres, ejecuta el baile ante el santo, con sus tarrañuelas o con sus castañuelas en las manos, mientras que las mujeres hacen sonar rítmicamente sus panderetas.

El Pericote, propio de la comarca de Liébana y Tresviso, se interpreta mediante el sonido de las panderetas y las castañuelas y también puede acompañarse de tambor y gaita. Durante la danza se forman triadas de danzantes, compuestas por un danzante y dos mujeres, que ejecutan el baile introduciendo aparentes equívocos. Es un baile de romería, en el que la música se acompaña de estribillos sencillos y repetitivos.

El Trepeleté también es característico de Tresviso y Liébana y los participantes, hombres y mujeres, van alternándose en la elección de la pareja, mientras suenan las tarrañuelas. Al igual que sucede con el pericote, se acompaña de estribillos muy simples que, ocasionalmente, presentan concomitancias con las canciones de corro.

En la Danza de Palos, que aparece documentada desde el siglo XVI y se interpreta en la mitad oriental de la región, las personas que bailan forman una unidad de ocho o superior, siempre que sea múltiplo de cuatro.

La Danza de Arcos coincide, en buena medida, con la danza de palos. Ambas danzas son tradicionales de las comarcas orientales de Trasmiera y del Asón.

La Jota Montañesa es un baile de romería que se ejecuta parejas, con castañuelas.

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