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Nacho gonzález ucelay
Jueves, 28 de enero 2016, 22:52
El rector de la Universidad de Cantabria, José Carlos Gómez Sal, que en marzo cesará en el cargo después de cuatro años al frente de la institución académica, aprovechó ayer su último discurso para decir lo que realmente piensa de la implicación de los gobiernos ... el local, el regional y el estatal en el ámbito de la educación superior. «Aunque siempre hay honrosas excepciones, las prioridades políticas no incluyen la universidad, la investigación ni lo que significa el conocimiento». Lo dijo en la ceremonia conmemorativa de la festividad de Santo Tomás de Aquino y delante de la plana mayor del Gobierno cántabro, con su presidente Miguel Ángel Revilla a la cabeza.
Gómez Sal, que no quiso hacer de su último discurso como rector «ni un relato de los logros conseguidos y objetivos no alcanzados» «ni un acto reivindicativo de futuro», sí se permitió, en cambio, un sucinto repaso de las reflexiones impresas en otras de sus intervenciones por Santo Tomás.
Así, el rector recordó sus apariciones en años anteriores para advertir de que «el que pretenda diseñar universidades a partir de un simple utilitarismo irá en contra de todas aquellas virtudes que han hecho de las grandes universidades del mundo lo que son hoy» (año 2013). O para justificar «la oportunidad de los actos académicos», que él interpretó «no como una reminiscencia desfasada de antiguas glorias y prebendas, sino como una afirmación y un reconocimiento de la importancia que tiene la misión universitaria en nuestros días» (año 2014). O para defender «el valor de la investigación y del oficio de investigador y profesor universitario» coincidiendo con el nombramiento del historiador John Elliot como Doctor Honoris Causa (año 2015).
Luego de eso, Gómez Sal transmitió en alta voz algunas reflexiones sobre su experiencia en el gobierno de la Universidad de Cantabria, «que en ningún caso deben entenderse como una relación de hechos acaecidos sino más bien como el reflejo de mis propios inquietudes universitarias».
El rector, que antes había presidido la ceremonia de entrega de los reconocimientos y distinciones a los miembros de la comunidad académica más destacados del ejercicio, precisó que la universidad es «muy compleja» y todos sus centros «muy diversos en su génesis, planteamientos y objetivos».
Esto, dijo, «hace que criterios perfectamente aplicables en unos sean francamente cuestionables en otros» porque «no todos tienen la misma historia ni las mismas motivaciones y condicionamientos». Según él, «hay que conocer muy bien sus peculiaridades para saber obtener lo mejor de cada uno», lo cual se convierte, a veces, «en un ejercicio de puro funambulismo» que requiere «tomar determinaciones no del gusto de todos».
En su alocución, Gómez Sal aludió a «esa imagen de lejanía de la universidad respecto a la sociedad», con la que cree que se puede acabar. «Desterremos de una vez por todas de nuestro vocabulario la eterna separación entre universidad y sociedad y la torre de marfil de los universitarios», solicitó el rector, que está «razonablemente satisfecho» de las enseñanzas de la universidad y de los universitarios.
Los gobiernos
También se acordó de los gobiernos. Del local, el regional y el nacional. «Hemos de reconocer que, en general, aunque siempre hay honrosas excepciones, las prioridades políticas no incluyen la universidad, la investigación ni lo que significa el conocimiento, aunque ello aparezca en los argumentarios y discursos de los líderes con cierta frecuencia», dijo dolido Gómez Sal.
En este sentido, el rector afirmó que su equipo de gobierno ha sostenido siempre que una de sus misiones «era convencer con hechos del valor de la universidad como eje básico del desarrollo regional» y que justamente con eso, con hechos, «hemos ampliado en gran medida el campo de los conversos».
Confiando en que la situación política, económica y social permita «también con hechos» que ese convencimiento se pueda demostrar, Gómez Sal se adentró entonces en los agradecimientos personales a quienes le han ayudado estos años «irrepetibles» para él.
Para la comunidad universitaria, para sus compañeros de gobierno y para su familia cuyo recuerdo en su despedida le llegó a emocionar fueron los renglones finales del último discurso público como rector de Gómez Sal, que se marcha con «el orgullo de haber sido un eslabón más en el devenir de la universidad hacia los más altos niveles de compromiso y calidad» y el reconocimiento de quienes han trabajado a su lado en estos últimos cuatro años, que ayer se pusieron en pie para brindarle su agradecimiento.
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