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Gonzalo Sellers
Viernes, 26 de febrero 2016, 08:09
La corrupción y los dos fracasos electorales consecutivos del año pasado han creado un caldo de cultivo inédito en el PP cántabro y propiciado la aparición de un sector crítico dispuesto a armar una candidatura independiente que pugne por la dirección del partido regional. Pero no se trata de un caso aislado. Mientras en Madrid siguen sin encajar las piezas del puzzle de la investidura y la dirección popular supedita la fecha de su Congreso nacional a la formación de Gobierno, no son pocas las ciudades donde afiliados y cargos han levantado la voz contra la gestión de la cúpula y reclaman ya no sólo una regeneración, sino una refundación del partido. De personas, de estructuras y de ideas. Exigencias que el líder de los populares vizcaínos, Antón Damborenea, en un encuentro con Mariano Rajoy este pasado fin de semana, supo verbalizar en cuatro palabras: «Estamos hasta los cojones».
La existencia de esta ala crítica del PP cántabro no coge a nadie por sorpresa en la sede de Joaquín Costa. Los insurgentes ya han enseñado tímidamente los colmillos en alguna reunión de la junta directiva y en tribunas de opinión en los medios de comunicación, pero el pasado fin de semana dieron un paso definitivo para posicionarse como una alternativa real al oficialismo en el Congreso regional que se celebrará este año.
Alrededor de treinta afiliados exdiputados, alcaldes, concejales, exregidores y militantes de base celebraron un cónclave el pasado sábado en el restaurante Adelma de Hoznayo, donde pusieron en común sus claves para reformar el PP y empezaron a armar el esqueleto de esa lista alternativa. «Nos sentimos legitimados para presentarnos. No queremos dividir el partido, sólo solucionar los errores cometidos», señalaron a este periódico.
Cercanía a Cifuentes
Sentados en la mesa estuvieron, entre otros, José María Alonso y Javier Puente, diputados nacionales en la pasada legislatura. También concejales actuales, Rodolfo Canal (Medio Cudeyo); exediles, como Carlos Arteche (El Astillero) y regidores que lo fueron hasta el año pasado, como Ángel Cuadrado (Riotuerto). Este movimiento también cuenta con el apoyo de alcaldes en activo, algunos miembros del actual comité ejecutivo y de un puñado de altos cargos del anterior Gobierno de Cantabria, presidido por Ignacio Diego, que prefieren esperar a que se acerque más la fecha del Congreso para hacer pública su posición.
El exalcalde de Riotuerto y miembro de la junta directiva regional, Ángel Cuadrado, encabeza este movimiento que, por el momento, se limita a calibrar esa demanda de cambio interno y a captar apoyos para armar una candidatura alternativa a la oficialista en el próximo Congreso, para el que todavía no hay fecha a la espera de que se despejen las incógnitas en Madrid, se forme Gobierno y se celebre, primero, el cónclave nacional. En cualquier caso, el mensaje de Cuadrado es de renovación total del partido en Cantabria "Hay que reformar las caras y las ideas. Aquí nadie se plantea lo que se ha hecho mal y, mucho menos, se consulta a los militantes. No podemos permitir que el Partido Popular siga en fase de desaparición".
Después de perder 70.000 votos en Cantabria y pasar de cuatro a dos diputados en las elecciones generales, además de dejarse por el camino 3,5 millones de votos en todo el país, este sector crítico reprocha a la dirección «haber abandonado» el partido durante los cuatro años de mandato y, también, durante los últimos siete meses. Todas su reclamaciones son muy cercanas a la fórmula del cambio que propugna Cristina Cifuentes, al mando de la gestora del PP madrileño tras la dimisión de Esperanza Aguirre.
La exdelegada del Gobierno es una acérrima defensora de la participación directa de los afiliados en las Primarias del partido para elegir presidente nacional y autonómicos. «Un afiliado, un voto, y una voluntad, un voto, directa y personalmente, sin delegaciones ni intermediarios», sostiene Cifuentes, cuyos mensajes en las redes sociales son los más compartidos en el perfil y en la web creados por los críticos cántabros: PPevolucion.
La corrupción y lo que entienden como una falta de respuesta enérgica contra ella han sido, sin duda, uno de los detonantes para despertar este malestar en el seno del PP regional. De hecho, este ala crítica cántabra hace de este asunto uno de sus principales caballos de batalla: «Al contrario de lo que, desgraciadamente, piensa un número respetable de españoles, la corrupción no es parte del PP, es totalmente contraria. Por eso queremos renovar los órganos de decisión sin renunciar a lo que somos».
Críticas en la junta
Aquí, en Cantabria, esos vientos de reforma ya se escucharon en voz alta en la junta directiva del pasado mes de enero, la primera tras las elecciones generales. Los exdiputados Javier Puente y José María Alonso se quejaron del olvido de valores esenciales programáticos del PP en el ámbito de la familia, el derecho a la vida o la educación de los niños. La desafección instalada en el partido, la falta de ilusión y la pérdida de contacto con la calle fueron otros problemas a los que aludieron el alcalde de Vega de Pas, Juan Carlos García, y Ángel Cuadrado.
A falta de que se concreten otros movimientos y candidaturas, que seguro surgirán al acercarse la fecha del Congreso, existe otra corriente interna en el partido, respaldada por alcaldes y dirigentes históricos que ven en Ignacio Diego a la persona ideal para pilotar la transición de los próximos años. Eso sí, muchos no comparten la intención del actual presidente de volver a presentarse como candidato en las elecciones autonómicas de 2019. Teniendo en cuenta, además, que la misma noche electoral, tras confirmarse la pérdida de siete diputados y la mayoría absoluta, Diego anunció a un grupo de estrechos colaboradores su intención de dar un paso al lado.
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