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Gonzalo Sellers
Martes, 8 de marzo 2016, 07:11
En su libro Sociedad ideal sin ser una utopía, Juan Carlos Reguera dibuja un escenario en el que la humanidad logra acabar con el terrorismo, el narcotráfico, la inmigración ilegal, el mercado negro de armas y la economía sumergida. El escritor describe cómo la declaración ... de la renta se hace, automáticamente y sin intervención humana, desde un ordenador central. Una máquina con inteligencia artificial que conoce hasta los más nimios gastos de cada persona. El control sería total a cambio de eliminar la evasión fiscal, rozando la distopía que antes profetizaron George Orwell o Ray Bradbury. Pero la realidad de las cifras actuales de fraude abocan ese mundo de Reguera a un futuro muy lejano.
Cada año escapan al fisco 253.000 millones de euros en España, dinero suficiente para pagar las pensiones durante dos años o una década de la prestación por desempleo. Y Cantabria no le va a la zaga. La economía sumergida regional alcanza el 22,4% del Producto Interior Bruto, según un estudio que la Universidad publicará próximamente. Es decir, más de 2.600 millones de euros. El doble de lo aportado por el turismo en las cuentas autonómicas y más que todo el impacto del sector industrial en el PIB.
Esta alarmante cifra supone, sin embargo, una mejoría de dos puntos respecto al periodo 2009-2012, pero la comunidad se encuentra todavía lejos de la media europea, situada en torno al 18%. Y muy lejos de países como Noruega, Finlandia o Suecia, situados en los puestos más altos del ranking de cumplidores con el fisco.
Según los nuevos cálculos efectuados por los profesores David Cantarero y Carla Blazquez, del Grupo de I+D+i en Economía Pública de la UC, situarse en los niveles de la UE supondría una recaudación tributaria adicional de 520,9 millones de euros en la región que permitiría, además, bajar la presión fiscal a ciudadanos y empresas. El informe, que se publicará próximamente, muestra que es posible una reducción de la economía sumergida regional con «planes y medidas concretas» de lucha contra el fraude fiscal, aunque sus efectos «no serían en ningún caso inmediatos sino que se percibirían a medio y largo plazo».
La congelación de impuestos y la guerra contra los defraudadores fueron, precisamente, dos de las consignas del presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, antes y después de las elecciones del año pasado. «No es propósito del Gobierno subir los impuestos. Sí lo es activar la recaudación impositiva en aquellos sectores donde no se paga, hay mucha evasión fiscal y ese sí que tiene que ser un objetivo, que paguemos todos los impuestos», subrayó en más de una ocasión.
Al final sí se incrementaron los tributos el IRPF para las rentas superiores a 46.000 euros, pero también se pondrán en marcha este año, al margen de los planes anuales marcados por ley, nuevas acciones para combatir a los que no pagan al fisco lo que deberían.
Pero combatirlo requiere de más personal y más medios. De más dinero, en definitiva. De momento, el Presupuesto recoge un aumento de inversión en el capítulo de Personal para la Agencia Tributaria Cántabra, donde un centenar de funcionarios se encarga de gestionar, inspeccionar y recaudar. El director del organismo, Pedro Pérez Eslava, cree que con cuatro trabajadores más cubriría sus necesidades para comprobar más expedientes, llegar a más hechos ocultos... Pero la realidad es que una parte importante de ese dinero extra se irá, en su mayoría, a pagar la subida del 1% y a recuperar la paga extraordinaria de los que ya están.
En la Agencia también necesitan más recursos informáticos para poder cruzar la información y tener acceso, por ejemplo, al registro de fallecidos. «Si lo tienes, inmediatamente puedes empezar a hacer requerimientos», explica Eslava.
La ACAT espera, a pesar de todo, conseguir cerca de dos millones de euros extras en 2016 con las medidas contra el fraude fiscal. «Un poco más» de lo que viene siendo habitual. Los datos del año pasado aún no están cerrados, pero en 2013 y en 2014 la lucha contra la evasión tributaria sacó a la luz 1,7 millones anuales, la mayor parte de un control riguroso en el impuesto de Sucesines y Donaciones.
Pero el director de la ACAT no cree demasiado en las previsiones con tanto tiempo de antelación . Los ingresos en la lucha contra el fraude, dice, dependen de muchas variables. «Puedes coger una mala deducción de 400 euros en una vivienda o una operación inmobiliaria gigantesca», explica. De hecho, hace cuatro años, los inspectores cántabros detectaron una herencia de «una persona muy importante aquí» y recaudaron de golpe 36 millones de euros. «Nos disparamos. Ingresamos más por esa operación que p or todo el resto».
Residir sin pagar
Durante este curso se implantarán en Cantabria dos nuevas medidas: la inspección del pago del canon de saneamiento y la revisión en profundidad de los domicilios fiscales. Las empresas, más que los ciudadanos, serán examinadas con lupa para que cumplan con el canon, un impuesto con el que el Gobierno espera recaudar 36,5 millones de euros en total. «Hasta ahora no se controlaba exhaustivamente reconoce Eslava, pero Europa te pide cada vez mas seriedad en los impuestos ambientales y vamos a comprobar si se están declarando las cifras correctas».
La diferente fiscalidad que tienen las comunidades autónomas provoca casos de personas que viven en Cantabria pero declaran residir en Madrid para pagar menos. «También queremos empezar a intentar investigar esto. Me parece el colmo que estés viviendo aquí, usando unos servicios y luego estés pagando los impuestos en otro lado. No solo tiene trascendencia en la recaudación directa, sino también para el cobro de algunos impuestos estatales. Nos perjudica mucho», denuncia.
El director de la ACAT asegura, a pesar de todo, que «no existe tanto afán recaudatorio como se piensa, sino que buscamos que la gente cumpla con sus obligaciones tributarias para que no haya agravios comparativos». Eslava evita caer en sensacionalismos al hablar de la lucha contra el fraude. «La gente solo lo relaciona con tramas, corrupción e investigaciones complicadas, pero en realidad es más sencillo, se trata de actuar sobre los impuestos del día a día», señala.
De hecho, según las cifras del informe The Shadow Economy in Europe 2013, un 66% de la llamada economía en la sombra corresponde a trabajos no declarados, es decir, empleados o negocios que operan por debajo del radar de Hacienda. El 34% restante son empresas legales que no declaran la totalidad de sus ingresos porque gran parte de su actividad la cobran en efectivo, como taxis, bares o tiendas.
Pero Cantabria tiene autoridad para actuar sobre muy pocos impuestos. Solo los cedidos por el Estado, los autonómicos y municipales. Su trabajo se centra, sobre todo, en Patrimonio, Sucesiones y Donaciones, Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados. Sobre alguno de éstos, incluso, ni siquiera existía un mínimo control hasta hace poco tiempo.
En la ACAT todavía recuerdan cómo hace quince años cuando la agencia no existía y su función la ejercía el Servicio de Tributos casi nadie pagaba el impuesto sobre el Patrimonio porque no se inspeccionaba. La mayoría de los infractores eran ciudadanos que sí cumplían con sus obligaciones fiscales normalmente, «pero era vox populi que si no presentabas la de Patrimonio no pasaba nada, no te investigaban», aclara el director de la agencia. La primera medida que tomaron fue mandar una carta recordatoria. De eso hace doce años. «Era demasiado fuerte pasar de no hacer nada a inspeccionarlo directamente. Lo hicimos como paso previo», explica.
El efecto llamada
Con este ejemplo, Eslava hace referencia al efecto llamada que existe en la sociedad española cuando entra en escena el pago de impuestos. «Si de repente dejamos de vigilar una cosa, la noticia corre como la pólvora. Si no comprobamos que la gente paga un impuesto, la gente voluntariamente no lo hace», apunta. Por eso, considera que una de las mejores armas contra el fraude es facilitar a los ciudadanos que cumplan sus compromisos. «A nivel nacional se hace fenomenal. Te llega la declaración de la renta a tu teléfono móvil, la compruebas y la validas al momento», indica.
La Agencia Nacional también tiene sus propias armas para combatir la evasión fiscal en Cantabria. Hace ya 15 años, estas medidas contra el fraude la permitieron recaudar 113 millones de euros. Más recientemente, en 2006, logró arañar 43 millones extras, y en el periodo 2007-2012 consiguió rescatar 471 millones de euros ocultos.
Pero a pesar de todos los esfuerzos, la mayor parte del dinero evadido permanece en la sombra, provocando el enfado de la inspectora de Hacienda del Estado, Isabel Espejo, quien el año pasado reconoció que el eslogan Hacienda somos todos «ya no tiene sentido, en España defrauda quien puede». Esta es, por desgracia, la auténtica distopía que ni siquiera llegaron a imaginar Orwell y Bradbury.
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