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Martes, 8 de marzo 2016, 17:33
Sabían que venían a ejercer la prostitución. Es lo que ha asegurado este martes ante el juez el supuesto proxeneta que trajo a seis mujeres de aquel país para supuestamente ejercer la prostitución en clubes de alterne cántabros. La declaración de A. M. ha sido confirmada por una de las chicas, quien ha declarado por videoconferencia que "sabíamos a lo veníamos y nadie nos obligó a hacerlo".
La segunda jornada del juicio que se celebra en la Audiencia de Cantabria se centrado, según informa Europa Press, en la declaración del hombre que se encargó de traer a las mujeres a España y que ya fue juzgado y condenado por estos hechos en su país de origen, Rumanía.
En su confesión, A.M. ha asegurado que no se dedicaba a "captar" mujeres, sino que las traía "por mi cuenta". Incluso una de ellas era prima suya y le había "suplicado" que la trajera porque "no tenía para comer". "Sabía a lo que venía, a trabajar, pero no de camarera", ha apostillado.
'operación centaurus'
El hombre también ha negado que conociera entonces al cabecilla de la red, así como tampoco a su supuesto hombre de confianza, Joseba Iñaki B.B., o al portero Sorín S., también procesados en esta causa. De los siete acusados inicialmente, y para los que la Fiscalía pedía penas que sumaban cerca de 165 años de cárcel, declararon este lunes cuatro. Además del ya condenado hay uno que está en rebeldía y otro que será juzgado en solitario, al presentarse al juicio sin abogado. Todos los que comparecieron en la Audiencia negaron los hechos.
"Entrábamos y salíamos cuando queríamos"
Quien sí ha declarado este martes ha sido una de las mujeres 'captadas'. Cuando los hechos salieron a la luz, en septiembre de 2005, ejercía como camarera de uno de los clubes implicados: el 'Holliday' y el 'Centaurus' en Polanco, y el 'Rocco' en Torrelavega. En su declaración ha negado que su compatriota trabajara allí, y ha indicado que las chicas "entraban y salían "cuando querían" de los locales.
A preguntas del fiscal, la mujer que ha comparecido ante el tribunal ha manifestado que "es mentira" la versión de que fueron engañadas, pues "todas" sabían a lo que venían. "Nosotras queríamos", ha afirmado, antes de indicar que ella ejercía la prostitución en uno de los clubes "libremente".
En su caso, nadie les ofreció venir a España a ejercer la prostitución, sino que ellas hablaron con A.M, el contacto en Rumanía de la red que operaba en Cantabria, quien fue quien las trajo en autobús.
Asimismo, ha negado conocer al presunto cabecilla de la organización, Ángel U.F., y que éste les propusiera prostituirse o quedarse con parte del dinero que recaudaban. En su relato, ha asegurado que otro de los acusados, Víctor M.M. era "quien llevaba la voz cantante", es decir, "el jefe", algo que también habría manifestado la testigo protegida, según ha precisado a la prensa el abogado del supuesto líder de la trama.
La mujer rumana que ha comparecido en la Audiencia ha señalado que "vivían y dormían" en el club, pero ha negado que tuvieran contraída ninguna deuda con los dueños del local o negocio, ni que tuvieran que pagar por los servicios que prestaban, sino que se quedaban con todo el dinero que ganaban.
Y aunque ha asegurado que ella se pagó el viaje desde su país hasta España -200 euros- el contacto de la organización y que venía con las mujeres en el autobús ha negado este extremo: "Yo pagué el viaje de todos".
Versión de la Fiscalía
La Fiscalía ha explicado en su intervención que los procesados se constituyeron en organización para delinquir, con una "clara" distribución de tareas y jerarquías y con el objetivo de obtener un "beneficio económico ilícito" procedente de la explotación de mujeres extranjeras en la prostitución.
Al margen del líder y su hombre de confianza, y los encargados de los clubes, la red se completaba con el contacto de la organización en Rumanía y el que se encargaba de "recopilar y seleccionar chicas" en este país, traerlas a España y cobrar los encargos del jefe de la organización.
Según el Ministerio Público, a primeros de septiembre de 2005, por encargo del líder de la banda, el contacto en Rumanía seleccionó a seis mujeres, y les ofreció traerlas a España para un "trabajo digno" a cambio de un sueldo de mil euros al mes.
Iniciaron su viaje en microbús y entraron como turistas en España, llegando a uno de los clubes, donde el encargado les hizo firmar un papel en español según el cual tenían contraída una deuda de 1.000 euros cada una, que debían pagar tomando copas y manteniendo relaciones sexuales con los clientes del club.
El negocio se quedaba con la mitad del dinero que se conseguía por las consumiciones de los clientes y con 24 euros por cada servicio de las chicas en concepto de alquiler de la habitación, limpieza de sábanas y uso de preservativos. Sin embargo, de la cantidad restante de cada servicio (que podía ser de 50, 57 u 81 euros) las chicas tampoco se quedaban nada, puesto que iba para la empresa para descontar la deuda.
En esas condiciones, la primera noche tres se negaron a prostituirse, pero el encargado les amenazó advirtiéndoles de que si no saldaban las deudas o iban a la Policía "les volarían la cabeza" y matarían también a sus familiares de Rumanía.
A la vista de estas amenazas, dos de ellas se prostituyeron en las dos noches siguientes. La tercera no lo hizo y volvió a ser advertida. Un par de días después, en una salida controlada a Torrelavega para comprar ropa (estaban restringidas por el encargado), seis mujeres trataron de huir, pero fueron interceptadas por el portero y volvieron a ser amenazadas.
Todas regresaron al club, pero finalmente, dos días después, aprovecharon un descuido y que la puerta estaba abierta, para escaparse en autobús a Santander, donde fueron a la Policía y consiguieron la condición de testigos protegidas. Testificaron y reconocieron como autores a los ahora procesados.
En abril de 2006, funcionarios de la Policía Judicial de la Guardia Civil realizaron un control de extranjería en otro de los clubes, donde fueron detenidos el encargado y cuatro mujeres brasileñas mayores de edad que dijeron prostituirse voluntariamente.
Dos de las mujeres no han sido localizadas
En la sesión de este martes también estaban citadas a declarar las tres rumanas testigos protegidas, por videoconferencia desde su país, aunque finalmente sólo lo ha hecho una de ellas y a puerta cerrada, ya que las otras dos no han sido localizadas.
Como testigos también han comparecido varios agentes de la Policía y de la Guardia Civil que intervinieron y participaron en la operación.
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