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Gonzalo Sellers
Miércoles, 9 de marzo 2016, 19:50
Dicen los economistas que cuando EEUU estornuda, España coge la gripe. El mismo símil se puede utilizar en política. Cuando en Madrid sube la temperatura, llegan los sofocos al Parlamento cántabro. El pacto PSOE-Ciudadanos que ha alejado a Pedro Sánchez de Pablo Iglesias y ... de una coalición de izquierdas está teniendo réplicas en el hemiciclo del antiguo Hospital de San Rafael. La tensión entre socialistas y Podemos ya es evidente en los plenos parlamentarios, en las conversaciones de pasillo y hasta en declaraciones públicas como la que este miércoles ha hecho el secretario general de la formación morada, José Ramón Blanco. «Cada día lo tengo más claro, el PRC y Miguel Ángel Revilla tendrían que romper con el PSOE y gobernar en solitario. Los socialistas son un lastre ahora mismo muy gordo para Cantabria», ha señalado en las redes sociales y ha confirmado, después, a este periódico.
El partido que permitió con sus abstenciones investir presidente a Revilla y aprobar el Presupuesto de este año no ha oficializado esta propuesta de ruptura. Es decir, ningún representante de Podemos le ha trasladado este mensaje directamente al PRC. Ni lo hará. De hecho, en ninguno de los otros dos partidos se tomaron en serio este mensaje. Ambos han dejado claro que no hay grietas aunque sí desavenencias internas sobre cómo se han gestionado algunos asuntos en el pacto de Gobierno firmado el año pasado para desbancar al PP de Ignacio Diego.
Blanco, sin embargo, cree que los socialistas están perjudicando a los regionalistas en la labor ejecutiva. «Todos los problemas, como las basuras o la Sanidad, vienen de las competencias asumidas por el PSOE. Hay dos gobiernos que trabajan a dos velocidades», ha denunciado. En su opinión, el clima político en Madrid ha provocado un cambio de actitud en Cantabria. «De repente, nada tiene sentido. Van a fuego contra nosotros», lamentó.
Encontronazos
El mensaje de Podemos deja muy clara la peligrosa animadversión que existe entre PSOE y el partido que el Ejecutivo necesitará durante la legislatura para sacar adelante sus iniciativas. Una inquina espoleada esta misma semana por dos encontronazos en el Parlamento: la Ley de Segunda Oportunidad y las comparecencias de los vecinos de El Pilón. Dos ejemplos de las referencias cuando no reproches cada vez más frecuentes en el Parlamento a las posiciones que mantiene cada partido en Madrid.
«Podemos no ha tenido ningún problema en sumar sus votos al PP para rechazar propuestas del Gobierno y del PSOE. Y lo hacen aquí, en Cantabria, y no les ha faltado tiempo para hacerlo en el Congreso de los Diputados», ha dicho la portavoz socialista, Silvia Abascal. Un mensaje muy parecido al que le dedicó el pasado lunes a Blanco en el hemiciclo: «Yo me lo haría mirar. Al final, no sé por qué, últimamente ustedes están haciéndole el caldo gordo al PP, lo hacen en todos los sitios, lo hacen aquí y lo hacen en Madrid». Esa misma queja ha resonado, como un mantra, en el Congreso de los Diputados en las últimas semanas. Si Pablo Iglesias no refrenda el pacto PSOE-Ciudadanos sólo está dando alas a Mariano Rajoy. Una versión moderna, en estos tiempos de la nueva política, del ya famoso o estás conmigo o estás contra mí.
El PP, lejos de conformarse con ver los toros desde la barrera, también saltó al barro cuando saltaron chispas por la Ley de Segunda Oportunidad, una iniciativa para instar al Estado a acabar con los desahucios. «Yo tengo aquí el pacto que han hecho el Partido Socialista y Ciudadanos, a nivel nacional, y dice que hay que reformar la ley. Pero ninguno de los cuatro puntos recoge el que han presentado ustedes aquí», señalaron los populares, en referencia a permitir al juez realizar la ejecución hipotecaria en caso de insolvencia justificada, no dolosa. Y en caso de que sea posible, acordar la aplicación de la dación en pago, valorando la vivienda en el precio establecido para la concesión del préstamo.
Para Podemos esta propuesta «suavizaba» la aprobada el pasado mes de noviembre por el Parlamento. Y lo achacaron a «los nuevos pactos nacionales que el PSOE ha tenido con las elites financieras». Ellos abogan por incluir la condonación total de la deuda además de la dación en pago, entre otros puntos. Los socialistas, después de agradecer a Ciudadanos su apoyo, negaron esas acusaciones y replicaron a Blanco que su propuesta era la misma que la de noviembre y «por votar una cosa dos veces no es más fuerte».
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