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Ana Rosa García
Martes, 17 de mayo 2016, 11:13
Disponer de diez minutos por paciente era una demanda histórica de los médicos de Atención Primaria (hasta ahora tenían ocho), pero la propuesta de la Consejería de Sanidad de implantar ese ritmo en las agendas de las consultas no ha cuajado por igual entre ... todos los profesionales. Mientras unos han respondido con diligencia a las indicaciones de la Gerencia y han remitido antes del 15 de mayo sus matrices, otros no han querido contribuir porque «el modelo tal y como se plantea es inviable». La opinión de los segundos casa con la del Sindicato Médico, que defiende que «el sistema es irreal e inaplicable en las circunstancias actuales».
La semana pasada, la Gerencia de Atención Primaria solicitó a los coordinadores de los centros de salud que enviaran sus modelos de agenda, acorde a las nuevas directrices, que incluye cinco horas de consulta presencial, cinco huecos para consultas no demorables en el día y seis más de cinco minutos para procesos administrativos y consultas telefónicas. Santiago Raba, vicepresidente del sindicato, destaca «el plante de los médicos a mandar sus propuestas». Como consecuencia de esta reacción, «se ha congelado la implantación de estas agendas y se ha dejado como una opción voluntaria, algo que ya teníamos antes».
La directora de Ordenación Sanitaria de la Consejería de Sanidad, María Antonia Mora, niega que haya un retraso y sostiene que «para nada se ha cancelado el proceso. Al contrario, ya está disponible el sistema informático que permite adaptar las agendas a estos tiempos», aunque sí que reconoce que «no es obligatorio» que los médicos se adhieran a este modelo «si alguno prefiere seguir trabajando como hasta ahora, puede hacerlo», matiza. Entonces, ¿dónde está la novedad? «La Gerencia lo que ha hecho es brindar esta posibilidad que antes no existía y que ha sido una reivindicación clásica de Atención Primaria, adaptando el programa para poder aplicar estos cambios», señala Mora. «Lo que sí debe ser común y obligatorio para todos es la estructura de la agenda, que ha de preservar cinco huecos para consultas no demorables en el día y otros seis, de cinco minutos, para procesos administrativos». A partir de ahí, queda a decisión de cada médico organizar su lista de citaciones, así que «la puesta en marcha será progresiva».
Quienes critican el modelo argumentan que una cosa es la teoría y otra, muy diferente, la práctica. Y que, aunque se ajusten los tiempos, atender las urgencias en horario de consulta o acudir a más de un domicilio, en función de las distancias, puede exceder su jornada laboral. Para el Sindicato Médico, esta fórmula «no tiene en cuenta el volumen de pacientes que acude sin cita a los centros por motivos indemorables o urgentes». Y no solo eso, añade, sino que «tampoco recoge de forma realista los tiempos para atención domiciliaria, la asistencia a crónicos, las urgencias en la vía pública a requerimiento del servicio de emergencias 061 ni la atención en las residencias de ancianos».
La huelga, de fondo
Por ello, Santiago Raba mantiene que, aunque la idea sea buena, «las agendas de diez minutos, si no van acompañadas de recursos económicos ni humanos para poder ponerse en marcha, no son más que un acto propagandístico por parte de la Consejería». El sindicalista recuerda que «esta propuesta fue presentada y aprobada en la mesa sectorial, por lo que queda claramente evidenciado que los médicos no estamos representados por los sindicatos representados en ella». Una queja que subyace en el origen de la huelga médica convocada para julio.
«Meteduras de pata como ésta por parte de la Consejería solo se pueden evitar manteniendo una interlocución directa con los representantes de los médicos para que las cosas se puedan consensuar con los profesionales y desde luego para evitar la creación de falsas expectativas a la ciudadanía, anunciando medidas que son irrealizables en el marco presupuestario actual». El Sindicato Médico insiste en que «desde el 15 de abril la consejera ha cortado cualquier tipo de negociación con los representantes de los médicos, en un ejercicio de gravísima irresponsabilidad por su parte que puede acabar provocando una huelga».
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