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Dos huéspedes descansan en el jardín de una casa rural de Cantabria.
En tu casa o  en la mía...  a un módico precio

En tu casa o en la mía... a un módico precio

Los cántabros ofrecen a través de la plataforma Airbnb más de 1.500 plazas de alquileres, ya sea vivienda completa o habitación a compartir otras estancias como baño o jardín

María de las Cuevas

Lunes, 6 de junio 2016, 07:33

Es la nueva forma de hospedarse al viajar, sobre todo elegida por los jóvenes, y ha revolucionado el concepto del alquiler turístico. La idea surgió en 2008 por dos estudiantes que crearon el portal Airbnb, una web que da visibilidad a arrendatarios particulares y hace de intermediario con los viajeros. Entre las ventajas de quienes lo eligen está el precio «más barato» y una forma «más amigable» de conocer la ciudad, ya que los anfitriones locales te dan claves para integrarte, no como un turista, sino «como un habitante más», que es lo que dice su eslogan.

En Cantabria crece la demanda y la oferta de este tipo de hospedaje. Según datos facilitados por la empresa Airbnb, el número de arrendatarios ha aumentado un 60% en el último ejercicio, con 1.500 plazas de alquiler en la región ofertadas a través de este portal, bien sean viviendas completas, apartamentos, habitaciones o cama, a compartir otras estancias como baño o jardín.

También se ha disparado el número de usuarios, que ha crecido un 120% desde mayo de 2015 al mismo mes de 2016.

El promedio en Cantabria es de 79 euros la noche, pero varía desde 12 euros cama/noche a 1.000 euros la noche en una vivienda familiar en El Sardinero con capacidad para 12 camas. El precio aumenta en función del mes, de forma que el mismo apartamento cuesta 92 euros la noche en junio, pasa a 101 euros en julio y 103 en agosto.

Por 38 euros puedes dormir en la habitación de una casita estilo rural con encanto, totalmente reformada, en piedra y madera en el centro del pueblo de Novales, cerca de playas donde practicar surf o hacer senderismo y bici. «Me encanta preparar el desayuno a mi huéspedes con especialidades locales y contarles los mejores sitios para visitar», publica una anfitriona cántabra en su perfil 'online'.

Estos alquileres se basan en la confianza, por eso es obligatorio que el anfitrión se cree un perfil con sus datos personales, además de los datos sobre la vivienda, y donde se registrarán las valoraciones de otros usuarios anteriores de la estancia, para saber qué pueden esperar unos de otros.

«Las valoraciones que hacen de mi apartamento siempre han sido las mejores, 'Súper hot'», indica Guillermo González, un santanderino que lleva un año como arrendatario de dos apartamentos en Santander. Guillermo ejerce también de huésped: «Acabo de estar en Puerto Rico y busqué alojamiento a través de este canal. Es cómodo porque todas las gestiones se hacen en la web, sin tener que llevar el dinero en mano, y te olvidas», añade.

Los anfitriones se anuncian de forma gratuita y los huéspedes pagan la reserva. La organización cobra un porcentaje de todas las reservas confirmadas y en concepto de uso de la plataforma. En concreto, un 3% al anfitrión y entre 6 y 12% a los viajeros. Después, transfiere el dinero a los anfitriones 24 horas tras el check-in.

En invierno, Santander es temporada baja y solo se alquila algunos fines de semana sueltos. En verano es temporada alta y este santanderino tiene alquilados los dos apartamentos, uno de ellos todo agosto. «Mi valoración de la experiencia es positiva y los ingresos los incluiré en la Declaración de la Renta».

Desde el huésped low cost al alquiler de un chalé con jardín

  • El número de plazas para hospedarse en Cantabria a través de la plataforma online Airbnb se sitúa en 1.500 localizaciones, que no es exactamente el mismo número que de arrendatarios explica la empresa, ya que existe un gran número de anfitriones que alquilan su vivienda de varias formas como apartamento completo en verano y fines de semana, y el resto del año, solo habitación compartiendo el resto de las estancias (cocina, baño, jardín...).

  • Este nuevo concepto de alquiler privado permite todo tipo de posibilidades, incluso alquilar una cama o sofá-cama. El usuario sabe que encontrará la oferta más low cost de alojamiento, desde 12 euros por una cama o litera en habitación compartida enfocada al turismo surfero en la zona del litoral de Cantabria, cerca de las playas.

  • El abanico es tan sugerente como esta otra oferta, que anima a hospedarse en una habitación de una chalé en la Costa Quebrada, con entrada privada. La noche cuesta 45 euros y el precio incluye clase de equitación con los caballos de la finca y desayuno con quesada recién hecha y mermeladas caseras.

  • Viajeros de todo el mundo consultan el portal, situándose como uno de los mejores escaparates turísticos donde aparecer, lo que ha dado pie a que quieran anunciarse de forma gratuita tanto la oferta particular como la profesional.

  • En la web se anuncian casas particulares junto a posadas de la red oficial, casonas rurales con categoría regional o albergues. «En el portal se mezcla la oferta privadas y la oferta reglada y esto ha pervertido el mercado», denuncia el presidente de la Asociación de Turismo Rural de Cantabria, Jesús Blanco.

Perfil del viajero

El viajero es casi siempre «gente extranjera, simpática y abierta. A menudo, con ganas de entablar conversación. Jamás he tenido ningún problema ni he encontrado desperfectos en el mobiliario, no obstante, la organización ofrece garantías y tiene un seguro de hasta 800.000 euros para daños y responsabilidad civil», continúa Guillermo.

Por otro lado, una veraneante madrileña, Carolina Merry del Val, acompañada de su marido y sus dos hijos, repetirá por segundo año alquilando un apartamento completo en el casco urbano de Santander durante una semana, mientras su arrendatario pasa las vacaciones en otro lugar.

«Es más barato que un hotel y como madre de dos mellizos, es fundamental tener alojamiento con cocina y salón porque te ahorras muchos gastos. De todas formas, ha sido un suerte encontrar sitio porque a estas alturas solo queda un 17% disponible de la oferta de Santander pra agosto», avisa Carolina.

A menudo estos sitios admiten mascotas, otra razón por la que el huésped puede estar interesado en viajar de esta manera.

Alojamientos 'alegales'

El 'boom' de la economía colaborativa ha llegado al mercado inmobiliario y turístico de la región, y el sector hostelero oficial no ve con buenos ojos este intrusismo profesional: «No se puede poner puertas al campo, es correcto que prosperen negocios a través de las nuevas tecnologías, pero la administración regional y nacional tienen que regular estos alquileres para evitar competencia desleal», indica el presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria, Ángel Cuevas.

«Las estancias privadas ofrecen mejores precios porque no tienen la misma carga fiscal que los profesionales, ni están sujetos a las mimas exigencias de seguridad y niveles de calidad que hoteles, hostales, posadas y casas rurales», continúa.

El Ministerio de Hacienda ha comprobado que estos alquileres forman parte de la economía sumergida y cifra en 16,3 millones el importe de las rentas fraudulentas. Por eso ha comenzado una intensa campaña a través de notificaciones a los arrendatarios de este tipo de plataformas 'online' sobre la obligación de declarar estos ingresos.

La Asociación Cántabra de Turismo Rural ha realizado un seguimiento «exhaustivo» de estos particulares, denunciando a 400 alojamientos «alegales» que incumplen la normativa, pero «hay cientos y cientos más, basta con mirar cualquier página web», asegura Jesús Blanco, su presidente.

«En el sector hemos sufrido el perjuicio de la oferta de particulares, que daña la imagen del turismo, baja los niveles de calidad y reduce la seguridad ciudadana, ya que ninguno de estos viajeros queda registrado, al contrario que en hoteles y hostales, donde se envía a diario a la Guardia Civil el listado con los datos de cada viajero que se encuentra en Cantabria; también incumplen medidas de seguridad como tener extintores», denuncia Blanco.

La Asociación de Turismo Rural registró a partir de 2014 un 28% de incremento de pernoctaciones, algo que relaciona directamente con un mayor control sobre el alquiler de estancias privadas, estableciéndose multas de 600 a 3.000 euros.

Desde la asociación se lucha para que «se exijan las mismas obligaciones tributarias, de seguridad y de consumo» que a los sectores tradicionales. «Cuando esto ocurra, veremos como el precio de la habitación por noche será parecido a la oferta reglada y dejará de ser competencia desleal», asegura Blanco.

Portales regionales

En cuanto al número de anuncios actuales, Airbnb tiene aproximadamente 120.000 anunciantes en España. El propietario del canal regional Cantabriarural.com, Javier San José, denuncia que «la administración exige que sus clientes estén dados de alta en el registro de turismo, pero no hace los mismo con portales nacionales e internacionales, como Booking». Sus clientes se van de su portal para anunciarse en estos otros. «¿Qué pasa, es que tengo que llevar mi sede fuera de Cantabria para ser rentable?», lamenta.

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