Borrar
En el centro de Santander no hay ni un cartel del PP, que apostó por una fiesta mitin para abrir la campaña.
Cantabria también entra en campaña

Cantabria también entra en campaña

Escasos carteles y vinculados solo a los líderes nacionales. Los partidos no quieren dar la lata en papel

Álvaro Machín

Sábado, 11 de junio 2016, 23:18

El cartel más visible por el centro de Santander en la primera mañana de campaña fue el de Caperucita y la loba Lola. El sábado, en los Salesianos. Literal, mayoría absoluta. Ni Pedro, ni Pablo, ni Alberto, ni Mariano. Tampoco hubo que dar rodeos para huir de los folletos. Entre Numancia y Puertochico, victoria de las causas sociales. Dos jóvenes de la Cruz Roja, otros dos de WWF, un par de ellos de Acnur y tres de la lucha contra la leucemia. De los partidos, solo la carpa que los populares montaron a eso de las once al lado del Ayuntamiento y un tipo sin uniformar repartiendo papeles por el Paseo de Pereda con la convocatoria del Café con Félix. Nueve a dos. La capital se desperezó sin el olor a cola de otras veces. Sin disfraz de elecciones. En esto parece por ahora que han cumplido. Paredes desnudas que no habrá que limpiar. Hay carteles, pero pocos. Y en todo el paseo, ninguno con el rostro de un candidato local. Ni siquiera en el esquinazo del edificio derribado en la calle Alta. Ese que empapelan a diario con anuncios de viajes en autobús a la Costa del Sol por una miseria y protestas de la clase obrera. «Se habrán cansado de que les pinten pitotas», comentaba un poeta del barrio.

En una farola de la Alameda, a cierta altura, hay uno. Carteluco casi. Pequeño y trincado con un alambre heroico. Ha tenido que resistir mucho. Más que nada porque la que sale es Gema Palazuelos. Candidata sí (de VOX), pero a la alcaldía de Santander hace ya más de un año. Supervivientes, como los que quedan en la entrada de los subterráneos de las autovías (en esos, si uno tiene suerte, se puede encontrar casi a Aznar o a Felipe). Para ver los recientes, ayer, a primera hora, había que fijarse. «Se les habrá olvidado que empezaba anoche». No debió ser una noche muy larga, de las que ponían a funcionar a toda la chavalería de las juventudes políticas con el cubo y el escobón. Chocolatadas, la foto, pegadas simbólicas ante cuatro gatos... Y a casa.

En el paseo urbano por el centro a eso de las diez de la mañana, así quedó el recuento: tres o cuatro carteles del PSOE con la cara de Pedro Sánchez y otros tantos de Unidos Podemos en los que casi no caben las caras (salen Iglesias, Garzón, Errejón, Colau... muy rollo cine, todos sonrientes). Ninguno del Partido Popular ni de Ciudadanos. Había uno de UPyD, otro de VOX y uno más el más llamativo de todos, al lado de la parada del bus de Correos del partido de los Escaños en Blanco, dispuestos a no ocupar el sillón (Ni blanco, ni nulo, ni abstención...). Lo curioso en un arranque de campaña es que, lejos de esa estampa horrible de las sábanas de papel pegadas unas encima de otras tapando el espacio del rival, la mayoría de los paneles metálicos que se colocan en los semáforos y en las farolas estaban vacíos. Limpios, libres. De críos, hace mil años, en el barrio cogimos uno y lo pusimos encima de un banco. Nos pasamos todo el verano jugando al ping pong.

«A mí lo único que me importa es que tenía pagado un viaje y me ha tocado mesa el día 26. Estoy hasta los huevos de las elecciones...». Comentario a pie de calle. El tipo cabreado no tendrá, por lo menos, que verles la cara al doblar la esquina. Ahí han estado finos. Ya hemos alargado esto bastante como para insistir. Y, puestos a mejorar, también han mejorado algo en las frases que ponen en los carteles.

La elección de la frase

El PP eligió en diciembre un España en serio que a más de uno le hizo pensar si lo anterior era cosa de broma. Más escozor provocó aún lo del PSOE. Apostaron entonces por un futuro para la mayoría. ¿Para la mayoría? ¿Para los que les voten? ¿Y para el resto? ¿No garantizaban el futuro a la minoría? Esta vez los unos han optado por a favor (para entenderlo bien hay que ver el vídeo de los gatos) y los otros por Vota sí, un sí por el cambio. Menos arriesgado. Ciudadanos y Unidos Podemos también han aprendido la lección. El vota con ilusión del partido de Rivera para las elecciones navideñas tenía la pinta de los modernos que bailan el happy, un tu primera colonia, Chispas.... Para el día 26 proponen tiempo de acuerdo, tiempo de cambio.

Y queda Unidos Podemos. En las redes y en los diseños, ellos mandan. Saben hacer. Se han anotado un tanto con lo del catálogo de Ikea. Una compañera de trabajo tiene una teoría: está segura de que sabían que todas las participantes en el debate femenino que echaron por la tele la otra noche iban a llevar pantalones (aunque lo más sorprendente fue la camisa recién cogida del cesto de la ropa sin planchar de Levy). Bescansa fue la única que se puso falda. Estrategia. La frase de campaña de la alianza Iglesias-Grazón también ha mejorado. Del Un país contigo, podemos (usado por la formación morada) que parecía diseñado por el maestro Yoda de la Guerra de las Galaxias a La sonrisa de un país y los rostros risueños en los carteles.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Cantabria también entra en campaña