Los pequeños partidos no tiran la toalla en Cantabria

«Nuestro trabajo diario, nuestra transparencia y nuestra lealtad a nuestros principios son nuestra mejor carta de presentación. Los resultados electorales son el mejor indicativo de que la ciudadanía reclama cambios legales para los animales y nosotros somos el único partido que apuesta por mejoras reales para ellos», explicó ayer su candidata al Congreso por Cantabria, Lucila Fernández.

Los objetivos de Pacma siguen siendo los mismos desde su fundación en 2003: el sacrificio cero; el fin de la tauromaquia y los festejos populares donde se utilicen animales; acabar con la caza; asegurar el sistema público de empleo, la sanidad y la educación; y frenar el cambio climático. Con este programa ha conseguido, entre otras cosas, superar a UPyD, partido que ha sufrido un desplome vertiginoso en Cantabria en tan sólo una legislatura, al pasar de 12.600 votos a tan solo 2.800, además de un exilio importante de militantes a las filas de Ciudadanos.

Una de las opciones más rupturistas que tendrán para elegir los cántabros será el Partido Libertario, con una profunda tradición en EEUU, donde es la tercera fuerza con más afiliados tras los demócratas y republicanos, pero que en España sólo se instauró hace siete años y ésta será la primera vez que concurra en la comunidad autónoma.

Su programa propone un cambio radical en la arquitectura social y económica de España, acercándola al modelo norteamericano en algunos aspectos, como la privatización de las pensiones, la educación y la sanidad, además de las empresas públicas. Pero añade otras medidas igual de polémicas que las anteriores, como la legalización de todas las drogas en un plazo de tres legislaturas, empezando por el cannabis; la nacionalidad automática por residencia, un referendum para decidir si el Rey debe ocupar la Jefatura de Estado y forzar la salida de España de la OTAN.

Voto en blanco útil

El otro partido que se estrenará dentro de dos semanas en las urnas cántabras será Escaños en Blanco. Lejos de otros programas más sesudos o con formato de Ikea, el suyo sólo tiene un punto. Apenas cuatro líneas de ideología política: dejar vacíos los escaños que consigan renunciando a cualquier tipo de sueldo o subvención.

Su objetivo es que el voto en blanco sirva realmente para algo y no sólo para mostrar rechazo al resto de siglas. Por eso, su manifiesto recoge la propia disolución del partido cuando las papeletas en blanco se traduzcan en sillones sin ocupar en el Congreso de los Diputados y en el Senado.

El pintor castellanomanchego Antonio López, distinguido con el Premio Príncipe de Asturias, es una de las cabezas visibles de Recortes Cero. Los Verdes, un partido cuya principal misión es «redistribuir la riqueza». «Tenéis mi apoyo activo. Me parecéis unas personas con muy buena voluntad, muy generosos y merecéis el respeto de la gente mejor», les animó el artista a través de un vídeo a los militantes y dirigentes de la formación, que en Cantabria amasó 522 votos (0,15%) en las elecciones de diciembre.

Antiabortistas de izquierdas

El 50% de las cabezas de lista de Recortes Cero. Los Verdes son mujeres y, de hecho, su candidata a la Presidencia del Gobierno es Nuria Suárez. Esta coalición cuenta con el apoyo de los partidos verdes españoles y se autopostulan como «la única candidatura ecologista que se presenta a las elecciones generales en las 52 circunscripciones integrando en su programa un Decálogo Verde». Una de las medidas que proponen, al margen de las medioambientales, es que ningún salario baje de los 1.000 euros mensuales y que ninguno supere el límite de los 10.000.

«Aplicando ese salario máximo a las 106.951 personas que ganan más, se podrían liberar 13.500 millones de euros, suficientes para elevar a 1.000 euros el salario de 6 millones de trabajadores», recogen en su programa.

Uno de las papeletas que aparece siempre en las mesas de los colegios electorales de la región es la de Solidaridad y Autogestión Internacionalista (SAIn). Su meta de acabar con el hambre que «padece más del 80% de la humanidad» y con la esclavitud que «condena a más de 400 millones de niños» no acaba de calar en la comunidad autónoma. 269 votantes les apoyaron en 2011 y sólo 171 en las Generales de diciembre.

Lo que más llama la atención es su ideología antiabortista al mismo tiempo que se autodefinen como un partido de izquierdas, dos conceptos que, al menos en España, suelen estar enfrentados. «Porque somos de izquierdas y porque somos socialistas nos oponemos al aborto y a su legalización. Por la misma razón que nos oponemos a todo atentado a la vida: pena de muerte, torturas, hambre, armamentismo, guerras, destrucción del entorno natural El aborto es un odioso acto de violencia realizado contra los no nacidos y contra las madres», se puede leer en su página web.

La lista de opciones se completa con VOX, una escisión del Partido Popular adscrito a la derecha política; y el Partido Comunista, al otro extremo del espectro. La Falange se quedó sin papeletas esta vez al no conseguir el aval mínimo de firmas para presentarse.