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Ana Rosa García
Lunes, 4 de julio 2016, 07:16
El vídeo del emotivo reencuentro entre Rodolfo Castillo y Lobo, su perro de asistencia, ha dado vuelta a las redes sociales. Incluso los informativos nacionales se han hecho eco de la noticia, adelantada por este periódico. Por primera vez, un paciente tetrapléjico recibía en el ... hospital Valdecilla la visita de su «media naranja», el perro que desde hace seis años se ha convertido en su sombra, en sus manos, en su acompañante más fiel. La prueba de esa lealtad y del cariño mutuo se demostró el pasado domingo, en una de las habitaciones de la quinta planta del edificio 2 de Noviembre, cuando volvieron a verse después de dos meses separados el tiempo que Rodolfo lleva ingresado. La escena fue conmovedora y al hospital le han llovido las alabanzas por el gesto, sin precedentes en ningún centro de España. Pero más allá de la emoción del momento y de su «increíble repercusión» «Ha sido una auténtica locura», admite su protagonista, el famoso vídeo, que acumuló más de 40.000 visualizaciones en menos de 48 horas, no ha estado exento de críticas desde el propio entorno sanitario.
En vista del debate en ciernes, el hospital matiza que la visita de Lobo «ha sido un hecho excepcional», un episodio «en el que se daban unas circunstancias especiales, por la situación del paciente y por su estrecha relación con su perro. Aunque nos gustaría, no podemos permitir que se repita, salvo en casos excepcionales y con previa autorización, por una cuestión de seguridad sanitaria». Una afirmación del gerente, JulioPascual, que desinfla la euforia del colectivo de personas con discapacidad que precisan de soporte canino. «En ningún hospital está autorizada la entrada de animales, y en Valdecilla tampoco ha habido cambios en este sentido», aclara.
Con su posición, trata de contener las solicitudes que de ahora en adelante pueden llegar a su despacho contagiados por la experiencia de Lobo. La normativa que prepara el Gobierno cántabro, y que podría aprobarse este verano, facilitará que los perros de servicio puedan acompañar a sus dueños en edificios públicos y privados y en medios de transporte. «Sabemos la importancia que para algunas personas tienen los animales, pero ante todo tenemos que priorizar el bienestar de los pacientes», sostiene el gerente, que no se aparta de buscar alternativas para favorecer el contacto con las mascotas, pero en «espacios adaptados, fuera del ámbito clínico».
Pascual destaca la sensibilidad del hospital con las personas con discapacidad, pero recuerda que «la entrada de cualquier animal tiene que pasar por un control sanitario previo y estar autorizado expresamente por la Dirección». Rodolfo recibió luz verde a su petición a través del Servicio de Atención al Paciente, con el apoyo del personal que se ocupa de sus cuidados en planta, toda vez que dispone del «carné tramitado por la Consejería de Presidencia y Justicia, con el número de registro del perro», explica él mismo.El paciente se muestra «muy sorprendido» por el aluvión de mensajes y llamadas que ha recibido desde que compartió las entrañables imágenes del momento en el que el pastor alemán le descubre postrado en la cama y se vuelve loco de alegría, buscando sus caricias y lamiéndole la cara. «Para mí fue tremendo, un subidón de adrenalina. Estoy muy agradecido al hospital. No lo hubiera pedido si no hubiera estado solo en la habitación y al principio del pasillo. Si alguien se ha podido molestar pido disculpas».
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