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Guillermo Balbona
Domingo, 10 de julio 2016, 07:47
Se declara un «combatiente de la democracia». Ha cumplido 64 años durante su viaje por Europa esta semana. Álvaro Uribe expresidente de Colombia (2002-2010), destacado por encabezar la mayor ofensiva militar contra las FARC, visitó Santander el pasado martes durante su itinerario por el norte de España. Ese día estaba destinado a recibir la Medalla de Honor de la UIMP, aunque la Universidad Internacional decidió suspender el acto académico. Uribe vuelve a criticar la falta de autonomía de la UIMP frente a las «presiones políticas y críticas» que había suscitado la distinción. Uribe, en su habitación del Hotel Real, escribía con pasión un artículo comprometido, pendiente de las redes sociales. Uribe cuestionó con dureza la participación del enviado especial de Estados Unidos en los diálogos con la guerrilla, Bernard Aronson, y sugirió que este tiene «intereses comerciales» para apoyar la paz. Férreo opositor a las negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, impulsadas por el Gobierno de Juan Manuel Santos, Uribe critica de nuevo con dureza, en esta entrevista con El Diario, al actual presidente. Y confiesa que si tuviera 30 años menos «actuaría con la misma fuerza y decisión, con el mismo vigor y más claridad y reflexión».
¿Estos días por España mantendrá encuentros institucionales?
Estamos en el receso del Senado de Colombia. Inicié el viaje en Francia donde asistí a un acto en la Universidad de Fontainebleau y después tres días de actos académicos en Londres. Ya en España, en Galicia, estuve en la Universidad de Santiago y conocí La Toja, visité La Coruña, parajes muy bellos... y en todos los lugares he mantenido encuentros con personalidades del mundo político y económico, incluyendo esta visita a Santander que me ha permitido descubrir un lugar muy hermoso. Después viajaré a Madrid.
¿Qué radiografía hace de España ahora que se halla inmersa en un escenario insólito tras dos elecciones y muchas incógnitas de gobierno?
España es un país muy importante, desarrollado, muy bello y diverso. Pero tengo que ser muy respetuoso, bastante dificultad afronto enfrentándome a los problemas de Colombia y combatiendo la tiranía de Venezuela, así que no debo involucrarme en ninguna otra parte. Desde fuera creo que en España ustedes han hecho un enorme esfuerzo para superar la crisis económica y todas las noticias van indicando que empiezan a salir de ella, así que les deseo lo mejor.
Desde su amplia experiencia política y compromiso, ¿qué necesita el liderazgo político?
En unos escritos de la Universidad de Harvard sobre Confianza y credibilidad se dice que en política es más importante tener credibilidad que apoyo. Que muchos le pueden odiar a uno pero que le puedan creer. Hay referencia a cuatro características para soportar esa credibilidad y que yo resumo en consistencia, congruencia, competencia permanente o estudio, y reacciones humanas sinceras. Me parece que todo esto es fundamental en la vida política moderna.
¿Cómo era la Colombia que dejó el presidente Uribe?
Yo no dejé el país convertido en un paraíso. Pero iba mejorando sustancialmente en seguridad, en inversión y en política social. Póngale mis errores, defectos y limitaciones pero el progreso del país era clarísimo. Por eso fácilmente eligió al presidente actual en 2010 como candidato a nuestro gobierno. Nosotros practicamos la seguridad con total respeto a las libertades protegiendo por igual a los amigos del gobierno que a la oposición. Por primera vez la izquierda ganó la alcaldía de Bogotá y fueron rodeados de todo el respeto por parte de nuestro gobierno. El país bajó el número de asesinatos de algo más de 28.000 a más de 14.000 por año, todavía muy alto, pero la tendencia de reducción era muy importante. Bajaron los secuestros de más de tres mil casos a 120. En los últimos tres años se asesinó a tres periodistas y en años anteriores a quince. El último año de mandato asesinaron a catorce líderes sindicales cuando antes en un año asesinaban a más de 300. La inversión extranjera pasó de dos mil a trece mil millones de dólares en diez años y la inversión doméstica de veinte a setenta y cinco mil. El ingreso per cápita de 1.800/2.000 a 5.000. Salimos adelante en la crisis económica de 2008 a 2010 y bajamos la pobreza del cincuenta por ciento al 37. Trabajamos también con todo nuestro empeño y entusiasmo en la cohesión social, en educación y salud. Prácticamente dejamos asegurado el sistema de salud en un ciento por ciento. Colombia se convirtió en un país líder en la formación vocacional en América Latina. Fue la herencia que recibió Santos.
¿Y en el presente?
Ahora la situación económica del país empieza a ser bastante preocupante porque ha crecido el endeudamiento, el déficit, se ha reducido sustancialmente la inversión, han aumentado los impuestos, están estancadas las coberturas sociales, se ha incrementado el narcotráfico y nuevamente la delincuencia...A mi gobierno le hicieron paros pero buscábamos soluciones. Vivíamos en permanente diálogo. Ahora la verdad es que el gobierno ha sido muy injusto con muchos sectores.
En esencia, ¿por qué se opone al acuerdo de paz?
Ustedes nunca aceptaron condiciones de ETA. Veo que los integrantes de la banda terrorista han sido llevados a la cárcel. El gobierno de Colombia acepta ahora que las FARC, responsables de todo tipo de delitos atroces, masacres, asesinatos sistemáticos, reclutamiento, secuestro y violación de niñas, no vayan ni un día a la cárcel y les baste con aceptar el delito y no se les exige arrepentimiento, mientras que los de la FARC dicen que no tienen de qué arrepentirse. Y además les dan con todo esto legalidad política. Las FARC es el cártel de cocaína más grande del mundo. Le diré que yo firmé casi 1.200 órdenes de extradición. En este acuerdo con ese grupo ligado a la droga se acepta que no se les extradite, que no vayan a la cárcel y se les otorgue en definitiva legibilidad política. Las FARC es uno de los grupos terroristas más ricos del mundo. Y no se les exige ni un solo centavo para reparar a las víctimas y con ese dineral podrán reemplazar cualquier arsenal de armas que entreguen. Este gobierno lo que hace es igualar las fuerzas armadas con el terrorismo. Y el caso colombiano no es el de algunas dictaduras latinoamericanas que han sido confrontadas por insurgencias armadas. La nuestra ha sido una democracia respetable, confrontada a desafiar continuamente los grupos narcoterroristas.
¿Y la sombra del chavismo a la que alude siempre?
Las FARC empezaron en el marxismo leninismo y terminan ahora en el chavismo. Pero en ella ha predominado un mercenarismo narcoterrorista y este gobierno pone la democracia colombiana como si hubiese sdo una de esas dictaduras de América Latina y la pone de igual a igual con el terrorismo. Someten a las fuerzas armadas a un tribunal de justicia transicional. Las FARC participará con el gobierno definiendo los requisitos y las organizaciones que proveerán esos jueces. Y eso va a llevar a que muchos militares y civiles para no ir a la cárcel tengan que aceptar un delito no cometido, lo cual hará un gran daño al futuro de Colombia, a la historia del país y a la confianza en las instituciones. El Gobierno convierte a las FARC en interlocutor frente a la política de narcotráfico y frente al tema agropecuario. Esto es lo que, poco a poco, nos va llevando al caso de Venezuela. Cuando la embajada de Colombia ni respeta la autonomía universitaria ni sabe reaccionar ante una universidad en contra de un colombiano de posición como yo; o en Madrid se queja para presionar a una prestigiosa universidad (en alusión a la UIMP) supone que vamos recorriendo un camino muy parecido a la tiranía chavista venezolana.
Santos dijo que «la paz se logrará con o sin Uribe, prefiero mil veces que sea con él». ¿Qué opina de esa declaración?
Sin palabras. Porque si me preguntara por lo que decía Santos en 2010-11 le recordaría cómo me alababa tanto aunque por fortuna no le creí. Si comparo esas alabanzas con lo que dice ahora lo mejor es reírme en mi silencio.
Le acusa entonces de impostura, de farsa...
Recurro a aquel poeta que decía que «detrás de la vanidosa ambición hay la posibilidad de un gran payaso».
¿Diría que Colombia está atrapada en la agenda de las FARC?
Sin duda alguna. Escribía esta misma mañana (el texto citado sobre Aronson) ese nivel de indulgencia total con el terrorismo que no aceptan los españoles, ni los belgas, ni los franceses, ni los norteamericanos, pero entonces qué le pasa a Colombia que lo tiene que aceptar. Por qué aquí en Europa se considera que eso supondría una destrucción de la democracia y allá no. Mientras otros países no se han dejado atrapar en la agenda del terrorismo, Colombia sí.
En todo esto ¿la mirada desde España está cargada de eufemismos, de tópicos, de lugares comunes?
Solo quiero dejar una reflexión: Lo que ustedes no le dieron a ETA no deseen que Colombia se lo dé a las FARC.
¿Considera que falla la ecuación entre la consecución de la paz y la justicia?
La impunidad total rompe el equilibrio entre paz y justicia y revela la falta de ella. Eso de que los asesinos de niños, que el mayor cártel de cocaína del mundo, los secuestradores, los asesinos, los responsables de coches bomba, que ni siquiera los cabecillas vayan a la cárcel...genera un estado de cosas bastante vulnerable en derecho internacional. Esa impunidad total es la madre de nuevas violencias.
¿Su postura demuestra o responde la existencia de una sociedad colombiana dividida?
Toda la sociedad colombiana quiere paz pero muchos se oponen a que los cabecillas del terrorismo vayan a la cárcel. Santos decía en su momento que nunca esos cabecillas tendrían cobertura política. Pero hoy en el artículo 36 del acuerdo de justicia se les concede toda la legibilidad política.
Ha dicho con dureza en alguna ocasión que los colombianos soportan un «remedo de dictadura»...
Esa senda la van construyendo poco a poco. Ante el plebiscito en busca de la ratificación popular de los acuerdos muchas personas quieren votar por la paz pero no por la impunidad. El gobierno dice que de no pasar el plebiscito se volverá a la guerra y se acusa a los amigos de la abstención o de estar en contra del plebiscito de querer la guerra. Pero es al revés. Si, por contra, el gobierno lo pierde sería la gran oportunidad de orientar la paz en Colombia. El Gobierno negó recursos oficiales para la publicidad en favor del no o la abstención y, sin embargo, todo el aparato del Estado con su burocracia y recursos está volcado en conseguir el voto por el sí. Este es un plebiscito propio de dictocracia, entrando por el camino chavista. Chávez se oponía a las acusaciones de dictador argumentando que hacía votaciones. Pero para hacerlas aplicó la fórmula castrista: sólo se pueden hacer votaciones cuando el gobierno las controle.
Se aprecia una salida de los populismos en América Latina. ¿Ahí reside su esperanza política?
Lo malo es que Colombia empieza a entrar. Ojalá el gobierno de Macri (presidente de Argentina) tenga éxito. Ha sido un gobierno en estos meses comprometido con la seguridad y ha creado condiciones de respeto a la institucionalidad, al pluralismo de opinión, trabaja con todos los argentinos...Ojalá consiga buenos resultados porque sería muy buen punto de referencia para América Latina.
¿Los pasos de Santos se han dado en muchos casos amparados por la complicidad de Venezuela?
Por supuesto, pasó de ser el más duro crítico del chavismo a ser el gran amigo de Chávez. Y ahora de la dictadura de Maduro.
¿Lo sucedido con el Brexit refleja una cierta descomposición de la idea de Europa?
Cuando hicimos el acuerdo con la UE siendo presidente dije en Madrid: la UE es la garantía para que la alternancia de matices no afectara a la democracia. Me sorprende que se pueda retirar un país tan importante de la UE aunque sorpresas tiene el mundo. A mi generación la quisieron formar con la idea de que el mundo debería escoger entre el modelo soviético, o el chino, o el castrista y de pronto acabó el comunismo con la caída del muro de Berlín. Mientras el autor norteamericano de origen asiático hablaba de El fin de la historia (Francis Fukuyama) llegó Chávez y escondió su orientación castrista. Las FARC no esconden su adhesión al socialismo siglo XXI al que yo no combato por capricho sino por su fracaso
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