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ANA ROSA GARCÍA
Martes, 6 de septiembre 2016, 17:44
santander. «No se trata de trasladar un psiquiátrico a otro sitio, sino de trasladar a un colectivo de personas con trastorno mental, pero que no generan ningún tipo de peligro. Los pacientes con alta peligrosidad no ingresan en Parayas ni tampoco lo harán en Liencres ... ». La aclaración del jefe de servicio de Psiquiatría de Valdecilla, Jesús Artal, responde a las primeras manifestaciones reacias al traslado del Centro de Rehabilitación Psiquiátrica de Parayas.
La decisión de la Consejería de Sanidad «busca mejorar la calidad de la asistencia» y, de paso, jubilar un complejo en declive que ha quedado «obsoleto» y aprovechar parte de las instalaciones liberadas en Liencres tras el retorno a Valdecilla de Ortopedia, Medicina Interna y Geriatría. Pero este fin de semana el hospital de Piélagos amaneció con una pancarta a la puerta en contra del psiquiátrico y en favor de que se recupere el consultorio de Atención Primaria.
El equipo clínico que trabaja en Parayas interpreta que las críticas incipientes responden a «la falta de conocimiento» sobre el tipo de paciente que se trata en Parayas, y confían en que esta mudanza contribuya a que «desaparezca el estigma social del enfermo mental». Por eso, Artal recalca que «hace muchos años que Parayas dejó de ser un manicomio, donde ingresaban pacientes incurables, que vivían alejados de la sociedad y encerrados entre los muros del hospital». En este sentido, insiste en que «Parayas es un centro donde se derivan personas rehabilitables y que no representan un peligro para los demás», aunque admite que, «si alguna vez ha habido algún problema, ha sido con casos que no tenían que estar ahí y que han permanecido de forma transitoria por orden judicial hasta que se les ha llevado al sitio adecuado» -en alusión al preso fugado en 2014-. El convenio existente con el centro hospitalario Padre Menni (25 plazas), que dispone de instalaciones adaptadas para patología de alta complejidad, da cobertura a los enfermos mentales que puedan resultar conflictivos. «En ningún caso se envían estos pacientes a Parayas, ni se remitirán a Liencres», subraya el psiquiatra.
Los pacientes de Parayas
El perfil que llega a Parayas, remitido por el servicio de Psiquiatría de Valdecilla, es mayoritariamente joven y presenta cuadros psicóticos, trastorno bipolar o depresión, «diagnósticos con muchas posibilidades de reinserción si se tratan de forma intensiva». La edad media de los pacientes ha ido bajando a medida que los mayores que necesitan ingreso permanente se han ido derivando a residencias sociales o sociosanitarias, dependientes de Servicios Sociales (Icass). «En los 41 años de historia de Parayas, no ha habido episodios preocupantes», matiza Artal.
Sin embargo, añade el psicólogo clínico José Ramón Gómez, del equipo de Parayas, «nuestros pacientes ya han sufrido la primera agresión, que ha sido la carta al director enviada a este periódico, firmada por un señor que teme que le hagan daño; lo que no sabe es que el daño se lo ha hecho él a ellos, no solo emocionalmente, sino a nivel social, que es lo que tienen en contra para su rehabilitación. Con sus palabras les está poniendo muy difícil que puedan reinsertarse en la sociedad». Gómez sostiene que «hay gente que confunde los trastornos psicóticos con los psicópatas, que no tienen nada que ver. Nosotros tratamos a personas que se pueden incorporar a su vida, una vez que son tratados -la estancia es de entre 3 y 6 meses-, gente con la que convivimos en la calle».
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