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nacho gonzález ucelay
Jueves, 6 de octubre 2016, 07:14
El cierre precautorio de la pesquería del bonito decretado ayer por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente para hacer recuento y conocer si la flota española ha agotado ya la cuota del Total Anual de Capturas (TAC) que se le asignó ... este año alrededor de las 15.000 toneladas será definitivo si el escrutinio confirma, como piensan los pescadores, que ese cupo no solo se ha consumido sino que se ha sobrepasado entre un 7 y un 10%.
«Yo creo que el cierre es definitivo, pero esa es solo mi impresión», puntualiza el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria, Miguel Fernández, que prefiere esperar a mañana para hacer balance de un año excepcional en todo caso.
Así lo interpretan también los patrones de los boniteros cántabros Marcelina Lecue de San Vicente y Bustillo Donosti de Colindres, José Domingo Lecue y Baltasar Bustillo, respectivamente, que consideran que la pesquería del bonito «no volverá a abrirse más este año» porque «se dice por ahí que ya hemos rebasado el cupo establecido». Según Lecue «en un 10%» y según Bustillo «en un 7%».
Convencidos de que no van a volver a hacerse a la mar a por bonito, y que el decretado ayer es el cierre «definitivo» a una gran temporada, tanto Lecue como Bustillo, patrones de dos boniteros de cebo vivo, miran con resignación al Cantábrico, donde la flota pesquera francesa, en cambio, continúa faenando. Y eso, a ellos, les tiene profundamente irritados.
Frustración
Esta del bonito, recalcan, «es una pesquería que no se suele agotar. Muy al contrario, acaba sobrando», dicen los pescadores, que sospechan que España ha utilizado una parte de su cupo de bonito de este año como moneda de cambio para la pesca de otras especies.
Esto, creen, explicaría la presencia de varios arrastreros franceses a los que este año les ha sido asignada una cuota de 4.500 toneladas «a menos de 15 millas de Santoña», donde la flota gala estaría recogiendo el bonito cedido por España mientras las española permanece amarrada a puerto.
«Los franceses están pescando en nuestras propias narices y seguramente bonito de nuestra cuota», dice el barquereño, a quien esto le parece «un despropósito» del que culpa a las autoridades españolas. «Es que... es para que dimitan todos», afirma muy enfadado Lecue. El patrón barquereño, que reconoce que, a pesar de todo, esta ha sido «una buena campaña de bonito», lamenta que «para un año que nos tocaba bailar con la más guapa no nos hayan dejado hacerlo».
Igualmente crítico con el Ministerio, Bustillo piensa que España «ha cedido un millón y pico de kilos de su cuota de bonito a otro país» y que eso «ha precipitado el cierre» de una pesquería que a él también le ha parecido «muy buena».
Al malestar por una orden que deja el campo abierto a los competidores franceses, Lecue y Bustillo suman además la indignación que les produce el hecho de que los pescadores del país vecino estén faenando con arrastreros pelágicos en las aguas territoriales españolas, donde el uso de este de arte de pesca está prohibido por ley.
«A los políticos se les llena la boca cuando hablan de la pesca sostenible y luego resulta que le dan una parte de nuestra cuota de bonito a un país cuyos pesqueros llevan redes que son ilegales en el nuestro y que no practica una pesca sostenible y mucho menos responsable», se queja Lecue. Y Bustillo añade: «Arrasan con todo, con el chicharrillo, con el bocartillo, con toda la carnada del bonito». Y «ya que a nosotros nos tienen prohibido su uso, si tienen que venir a coger bonito, al menos que no vengan con esos arrastres», sugieren.
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