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La moneda social ya se usa en Cantabria

La moneda social ya se usa en Cantabria

El 'Roble' y el 'Saja', sistemas basados en la confianza entre los usuarios, conviven con el euro en las comarcas oriental y occidental de la región

Abel Verano

Sábado, 3 de diciembre 2016, 08:12

La intención de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, de implantar una moneda social en los barrios del eje del río Besòs, la zona más pobre del área metropolitana, es algo que en Cantabria ya está instaurado desde hace unos años, a menor escala, entre unos 150 vecinos de las comarcas oriental y occidental de la región que realizan sus ventas y compras a través de un programa informático mediante unas 'monedas virtuales' complementarias al euro.

En la comarca oriental, un centenar de vecinos utiliza el 'Roble', nombre que recibe la moneda que emplean para intercambiar todo tipo de productos y servicios. Para ello utilizan un sistema internacional creado en Sudáfrica que se denomina CES (Community Exchange System). Esta red de intercambio está basada en la «confianza» entre los usuarios y pretende «fortalecer la economía local», de ahí que el grupo de personas que la utiliza sea reducido.

Comercios que cobran en euros y moneda social

  • interesa saber

  • Alrededor de 15 comercios de la comarca oriental están integrados dentro de la red de intercambio del Roble salud y bienestar, alimentación, mueblería y artesanía, farmacia, comercio... Cada establecimiento cobra un porcentaje de sus productos en euros y el otro en robles. Begoña Benito, propietaria de la Mueblería Rangoli, cobra un 20% de sus productos en moneda social. «Esos ingresos luego los gasto, por ejemplo, en que me limpien los cristales de la tienda».

  • En el caso de la red de intercambio Saja solo un comercio, Pan y Más, que se instala los sábado en el mercado de Cabezón de la Sal, cobra sus productos en euros y sajas, en su caso percibe un 30% en moneda social.

Una vez que se entra a formar parte de la comunidad, cada persona recibe una cartilla física como la de un banco en la que se van recogiendo sus movimientos (compras y ventas). A partir de ahí, las operaciones se realizan a través de la red. Cada usuario pone a la venta lo que considere con un valor en 'Robles' (un 'Roble' equivale a un euro). Al tiempo puede adquirir cualquier producto o servicio. Para ello, dentro del programa informático hay un apartado con ofertas y otro con demandas.

Aquellos que ingresan por primera vez en esta red de intercambio tienen un margen de movimientos de +100 y -100 'Robles'. Es decir, pueden gastarse como máximo 100 robles y no pueden acumular más de esa cantidad. El objetivo es que el dinero se mueva y que nadie tenga muchos robles.

Elson Sánchez es uno de los integrantes de esta comunidad, que se creó hace más de tres años de la mano de una grupo de vecinos de Laredo que tenían inquietudes al respecto.

Tras explorar otro tipo de monedas ya instauradas desde hace años -en España hay más de 200 redes de intercambio-, se pusieron en contacto con Julio Gisbert, experto en banca comercial y en alternativas a la economía del empleo. Una vez que conocieron el funcionamiento de la moneda social, fue el momento de ponerle un nombre. «Nos decantamos por el roble porque es algo típico de la zona, es un árbol fuerte y las ramas simbolizan la unión de las personas».

Sistema transparente

Elson reconoce que llevó un tiempo entender cómo funcionaba esta herramienta. «El programa informático que usamos es como un banco virtual y la ventaja es que todo el mundo puede ver el saldo que tiene cada miembro. Lo que no se sabe es en qué se gasta sus robles cada uno porque es algo personal. Se trata de que sea un sistema muy transparente».

Las ventaja de esta herramienta es que «se evita que se falsifique la moneda». «La verdad es que no nos interesa que la red esté por todo Cantabria y que haya 5.000 usuarios porque la base del sistema es la confianza y para tenerla necesitas conocer a los usuarios, verlos, tocarlos... Y eso requiere vivir cerca», comenta Elson, que asegura que entre el centenar de miembros de la comunidad hay vecinos de Santander, «donde estaría muy bien que se crease otra red de intercambio».

Para entrar a forma parte de esta comunidad, lo primero que hay que hacer es participar en una de las reuniones quincenales que celebra el grupo en la Mueblería Rangoli de Laredo o personarse en unos de los tres mercadillos de intercambio que tiene lugar cada año en diferentes municipios de la comarca oriental.

«Lo primero es conocernos y dar toda la información sin ningún compromiso. Hay que dejar claro que el fin no es estar vendiendo y comprando, para eso está el euro. Esto es una herramienta que hace una economía más humana. Si no tienes euros parece que eres un desgraciado y que no vales nada, y a lo mejor tienes una serie de valores y cualidades que te pueden servir para intercambiar por comida u otros productos que te permitan vivir».

Sobre la iniciativa que se ha puesto en marcha en Barcelona, Elson cree que no es tan negativa como se está trasladando a los ciudadanos «ni va a destruir la economía ni a mover dinero sumergido como se dice». «Es un sistema muy humano para que gente que lo está pasando mal, lo pase mejor».

Crítica al sistema actual

Al otro lado de Cantabria, en la comarca occidental, en el área de influencia de Cabezón de la Sal, un grupo de cincuenta personas también utiliza desde hace un par de años su propia moneda social, el 'Saja', que nació con la idea de «criticar y rechazar el sistema económico actual».

El sistema que utilizan las integrantes de esta red de intercambio solidario es muy similar a la del 'Roble' y la moneda tiene el mismo valor. Para entrar a formar parte de esta comunidad simplemente hay que cumpir dos requisitos: aceptar las condiciones que se establecen para utilizar esta moneda social y abrir una cuenta para poder realizar las operaciones de compra-venta.

Tomás González es uno de los integrantes de esta comunidad, que decidió poner a esta moneda el nombre de 'Saja' por ser un río que atraviesa gran parte de la comarca en la que residen los miembros de este colectivo. «Lo importante es afianzar el modelo. Se trata de comprar y vender entre un grupo de personas reducido. Cuanto más acotado esté, más se asienta el modelo».

Como en la comarca oriental, los integrantes de la red de intercambio Saja organizan un par de mercadillos anuales, que reciben el nombre de 'MercaSaja'. «Al final se trata de mover los 'sajas'. No tiene sentido acumular. Es una herramienta al servicio de las personas», señala Tomás, quien califica de «interesante» la idea de Barcelona, «aunque no será como la nuestra porque irá más enfocada a las empresas».

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