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Rafa Torre Poo
Viernes, 2 de diciembre 2016, 18:05
Puede detectar un objetivo y lanzar un misil en solo tres segundos. Una auténtica máquina de guerra. De las de verdad, no de las que salen en las películas. Una vez dentro, se tiene la sensación de que en cualquier momento van a sonar las ... alarmas que anuncian zafarrancho de combate. Es la fragata Almirante Juan de Borbón, a la que acompaña el destructor británico HMS Duncan, que este viernes ha atracado en el puerto de Santander. Ambas pertenecen a la OTAN, concretamente a la Agrupación Número Uno -en total, existen cuatro-. Desde enero están haciendo maniobras militares en el norte de Europa y en el Mar Báltico.
La estampa ha llamado la atención a los madrugadores. Dos enormes moles de acero y color gris militar, cargadas de misiles, hacían su entrada por la bocana de la bahía. Esta es su penúltima parada, antes de llegar a Lisboa tras doce meses de operaciones. Estarán aquí este sábado y domingo, y podrán ser visitadas por el público (de 11.00 a 13.00 y de 15.00 a 17.00 horas) desde la avenida Sotileza.
La Juan de Borbón es la joya de la Corona española. Incluso lleva un helicóptero a bordo. "Un orgullo", afirma el contralmirante José Enrique Delgado, que además es el Comandante de la Agrupación. Porque está construida y ensamblada completamente en España, aunque cuenta con tecnología de todo el mundo. Es una de las máquinas más modernas por su sistema de combate, unido al radar multifunción 'SPY-1D', que le proporciona una gran capacidad en la guerra antiaérea. Aunque la misión que ha mantenido ocupada a la Agrupación ha sido en son de paz. Ambos buques han estados preparados por si acaso. Esa es realmente su función: estar siempre alerta. "Hemos hecho ejercicios de operaciones navales en las que simulamos distintos escenarios, pero ninguna de ellas ha sido real. Aunque hemos disparado los cañones y las fuerzas de infantería marina se han defendido de diferentes 'amenazas' terroristas que atacaban desde el mar en lanchas, relata el contralmirante Delgado.
Llegar a Santander "ha sido un premio continúa-. Hemos pasado de los dos grados bajo cero de Hamburgo (Alemania) a este excelente sol y temperatura con el que nos ha acogido Cantabria. Cuando un marino entra en esta bahía, queda impresionado por su belleza". Ahora dispondrán de dos libres para disfrutar de Santander. A bordo de la fragata española navegan 223 tripulantes y en la británica 230. El domingo partirán todos juntos rumbo a Portugal, donde darán por finalizada la misión. Su trabajo de "adiestramiento", como a ellos les gusta llamarlo, habrá finalizado. Aunque en 2017 se echarán de nuevo al mar, con la esperanza de que la guerra siga siendo solo un juego.
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