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La región de los proyectos olvidados

Los cántabros somos capaces de proyectar empresas que generen riqueza y, en consecuencia, empleo y bienestar, pero casi con el mismo entusiasmo con que las anunciamos tendemos olvidarlas en el cajón de la mesa de despacho

manuel ángel castañeda

Lunes, 5 de diciembre 2016, 14:08

Allá por la década de los años veinte del siglo pasado, el más grande de los periodistas cántabros de la época, José del Río, Pick, escribía, en uno de sus 'Aire de la calle', la frase que hoy sirve para titular esta columna. Y casi un siglo más tarde el diagnóstico de Pick sigue vigente. Nuestra región, o para ser más preciso, los cántabros, somos capaces de proyectar empresas que generen riqueza y, en consecuencia, empleo y bienestar, pero casi con el mismo entusiasmo con que las anunciamos tendemos olvidarlas en el cajón de la mesa de despacho. O, en casos peores, las embarrancamos en los bajos de las polémicas inútiles y frustrantes.

Si necesitamos un antecedente de peso, ahí tenemos el ferrocarril Santander-Mediterráneo en el que a lo largo de un siglo se invirtieron miles de millones, las ilusiones de muchos españoles y una importante cantidad de vidas para terminar en el fracaso y el abandono. Ahora, aquella gigantesca obra se quiere aprovechar, parcialmente como senda peatonal y carril bici. Pasamos de buscar el desarrollo industrial y comercial a potenciar el turismo. Ese resulta ahora el sino de Cantabria.

Nuestra comunidad parece perdida en el laberinto de los proyectos que nunca se ejecutan, en una especie de camino circular que conduce al punto de partida, en lugar de llegar a la meta deseada. La lista de asuntos pendientes desde hace lustros, de promesas electorales que sirven para futuras legislaturas, porque se mantienen vigentes, es largo: En Torrelavega la perenne demanda del soterramiento de las vías de Feve, a su paso por el centro de la ciudad. Una infraestructura que, por si no fuera suficientemente compleja y costosa, ha tenido la complicación de ver como se dividían las fuerzas a favor del paso subterráneo del tren o de la construcción de un viaducto.

El tren AVE entre Santander-Torrelavega-Reinosa- Madrid es un mantra desgranado una y otra vez en cada campaña electoral. Finalmente, se logró el consenso para renunciar al AVE a cambio de un tren de altas prestaciones. La condición implícita era que la renuncia a la costosa, y cuasi inviable vía de alta velocidad entre la capital del Besaya y Aguilar de Campoo, sirviera para acelerar la construcción del tramo Palencia-Reinosa y también la mejora de la vía Renfe en Cantabria. Por el momento, se ha logrado un primer paso en está última demanda y ahora se mira, con devoción hacia Íñigo de la Serna como nuevo ministro de Fomento. Pero debemos ser conscientes de que, por más empeño que muestre el ministro cántabro, no podrá destinar muchos fondos si no existe una presión potente sobre el conjunto del Gobierno por parte de la ciudadanía.

A este respecto, conviene reflexionar sobre la rentabilidad que el País Vasco obtendrá de los cinco diputados del PNV y la nula que Cantabria tiene de sus también cinco diputados (Dos del PP, y tres repartidos de uno en uno para PSOE, Podemos y Ciudadanos). ¿Sería posible la unión de los cinco para poner en valor nuestra región, en este injusto y casi obsceno mercadeo? Como esa pregunta ni siquiera enunciada- tiene una clara respuesta negativa, habrá que seguir en la tierra de los proyectos olvidados.

Otra de las obras que duerme el sueño de los justos es la autovía Santander-Torrelavega que precisa, con urgencia, de un tercer carril y de una solución al nudo que, en Torrelavega, distribuye el tráfico hacia Asturias, Palencia o Bilbao.

En Santander se demolió el edificio de la antigua Diputación por la urgencia en levantar la macrosede del ejecutivo cántabro. Ahora, pasados unos años, en lugar del gran inmueble dibujado por Moneo existen tres solares, a modo de aparcamiento, que lucen, entre la ruina y la cochambre, en el mismo centro de la ciudad. Del gran edificio del arquitecto estrella nada queda y tampoco parece que se logre vender ese apetitoso solar para que la iniciativa privada lo aproveche. Otro proyecto frustrado.

El que se anunció como el 'Proyecto del Siglo', hace ahora nueve años, el Centro Internacional de Estudios Superiores del Español (CIESE) de la Fundación Comillas, languidece con un puñado de alumnos. Los miles de extranjeros que iban a llegar para revitalizar la villa de los arzobispos en invierno, se ha quedado en otro proyecto fallido, en una idea que ya en sus orígenes se presentaba poco viable y que no se quiso transformar en una realidad diferente, pero más sólida.

El repaso de las oportunidades perdidas o de las inversiones fallidas es largo y doloroso. Atrás queda la idea de unir por carretera Campoo con Liébana, la Autovía Dos Mares, la construcción de parques eólicosun extenso listado de fracasos. La crisis económica ha contribuido, además, a agravar esta parálisis, pero ahora que se despeja el horizonte, que España es el país de UE que más crece, llega el momento de revertir la situación y activar nuestra economía.

Cantabria crece, pero lo hace muy por debajo de la media nacional, la situación de liderazgo de hace treinta años se ha esfumado y ahora nuestra comunidad está en la media nacional con tendencia a la baja.

Si de Pick pasamos al cantante/ poeta Joaquín Sabina, podríamos decir, en una libre intertextualización, que Cantabria es el bulevar de los sueños rotos. De la eterna espera, de la decadencia a cámara lenta.

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