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Julio Revuelta, a la izquierda, junto a los diputados Verónica Ordóñez y José Ramón Blanco.
Podemos Cantabria, ante la pugna del partido: "No queremos elegir entre papá y mamá"

Podemos Cantabria, ante la pugna del partido: "No queremos elegir entre papá y mamá"

Mientras Julio Revuelta apoya al número uno del partido, otros cargos públicos se alinean con la corriente de Errejón y algunos todavía no han escogido bando

consuelo de la peña

Jueves, 15 de diciembre 2016, 12:09

A dos meses de la celebración de su segundo congreso nacional, el llamado Vistalegre II, que se desarrollará los días 10, 11 y 12 de febrero, los barones territoriales de Podemos empiezan a tomar posiciones y a definirse de manera pública ante la pelea de gallos protagonizada por su secretario general, Pablo Iglesias, y el secretario político y portavoz de Unidos Podemos, Íñigo Errejón. En Cantabria, el máximo responsable de la formación morada, Julio Revuelta, ha secundado de manera explícita la candidatura pablista, hasta el punto de que tras el lanzamiento de la candidatura de Iglesias, bautizada como Podemos Para Todos, colgó en las redes sociales un vídeo en el que pide un Podemos que «integre distintas visiones», con un apoyo claro a Iglesias. «Estoy convencido de que hay espacio para la confluencia. Aquí no va a pasar como en el PSOE, que se cargó a su secretario general en directo», explica.

La definición pública del barón territorial de Cantabria se produce después de que la diputada nacional por Cantabria, Rosana Alonso; el diputado autonómico, José Ramón Blanco; el que fuera candidato al Senado por Cantabria, Kevin Botejara, y la secretaria general en Santander, Lydia Alegría, firmaran un manifiesto errejonista para Vistalegre II, un documento en el que una parte del partido morado liderado por Íñigo Errejón y sus afines se rebela para reclamar que el congreso nacional de febrero sea un debate ideas y no de personas. Después de meses de movimientos soterrados, ese documento abrió la disputa política a cara de perro y provocó la reacción de Iglesias lanzando de manera oficial su candidatura al congreso, una candidatura que el secretario general cántabro se ha apresurado a apoyar.

Blanco define la contienda en términos muy gráficos: «Esto es un duelo de egos (en referencia a Iglesias y Errejón) y nosotros no queremos que Vistalegre II se convierta en un plebiscito de personas, no queremos decidir entre papá y mamá. Defendemos que haya un debate sobre la estructura política y el modelo organizativo del partido en sí».

Más ambigua se muestra la diputada nacional Rosana Alonso que, a pesar de firmar el manifiesto errejonista, mantiene una equidistancia en sus pronunciamientos públicos. Alonso ha sabido nadar y guardar la ropa en todos los conflictos internos del partido, una habilidad que le ha servido para mantenerse siempre a flote y ser cabeza de lista en las listas al Congreso en las sucesivas consultas electorales. Niega que haya una lucha soterrada entre Iglesias y Errejón. «Hay planteamientos diferentes en algunas cuestiones y un debate abierto y plural que es positivo y enriquecedor», subraya, pero evita definirse en favor de uno y otro. «Lo que defiendo es decidir primero en base a los documentos y no a las caras».

Los diputados regionales Alberto Bolado y Verónica Ordóñez no quieren alinearse con ninguna corriente del partido, pese a que en las redes sociales, donde los podemitas son especialmente activos, son conocidas sus preferencias por Iglesias. «Mi posición es que no tengo posición», sentencia Bolado cuando se le pregunta si ha tomado partido por alguno de los proyectos nacionales. Los rifirrafes entre errejonistas y pablistas «son algo que nos pilla de lejos y no afecta a nuestro día a día, aquí en Cantabria es algo que no se comenta», sostiene alejándose de la polémica, para negar «categóricamente que exista esa lucha soterrada de la que se tanto se habla». Lejos de escoger bando, Bolado asegura que «las tesis de ambos son absolutamente complementarias» y critica «el interés que existe en este país en que parezca que en Podemos existe una guerra, qué más les gustaría a los que tenemos enfrente que hubiera una guerra de verdad», enfatiza. También Verónica Ordónez evita tomar partido. «Estoy a la expectativa. Cuando en Vistalegre se planteen las propuestas, las estudiaré para razonar seriamente cuál es la mejor». A su juicio, las diferencias entre Iglesias y Errejón son de «matices» y el partido «tiene la suficiente calidad democrática» como para que el pulso entre ambos «no ponga en riesgo el proyecto».

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